Nuevos datos, viejos problemas

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agustín iturralde
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Uruguay no tendrá ninguna tarea tan importante en los próximos años como crear empleo de calidad para su gente. Olvidémonos del efecto pandemia y su recuperación por un rato, venimos de un período largo de deterioro del empleo, tanto en cantidad como en calidad del mismo.

Tener un trabajo formal y estable es el mayor predictor de integración social. Quien lo tiene, manda a su hijo a la escuela, se atiende regularmente en el sistema de salud y participa de forma saludable en la vida comunitaria. La estabilidad que implica el empleo formal es insustituible y es la única forma de generar inclusión social verdadera y sostenible.

Pero no podemos desconocer que hay tensiones. Muchas veces los cambios tecnológicos implican la desaparición de empleos tal como los conocimos, y la estrategia razonable no puede ser negar la realidad. No creo que nadie seriamente crea que hubiera sido bueno para Uruguay abrazarse sin más miramientos a la industria sustitutiva de importaciones que fue un gran empleador de personas en el Uruguay de mitad del siglo XX. Sostener sectores poco competitivos con protecciones absurdas solo nos empobrece más a todos.

La solución no pasa por abrazar sectores en decadencia. La única solución de fondo es preparar a nuestros trabajadores adecuadamente para el mundo que ya está acá. La realidad es cruel e implacable para quien intenta evitar lo inevitable. Un mercado laboral moderno y eficiente es un factor necesario para una economía dinámica y competitiva. Hay mucho para hacer en este tema, más allá de que la recuperación económica nos seguirá dan-do una mano en 2022, los problemas estructurales están allí.

El martes presentamos desde el CED un monitor laboral junto a Buscojobs y Equipos Consultores. Por primera vez se analizaron centenas de miles de vacantes y postulantes de Buscojobs para así caracterizar la oferta y la demanda del mismo.

¿Qué encontró? Algunas cosas más obvias y otras no tanto. En particular creo que debemos poner mucha atención en un grupo de ocupaciones donde sistemáticamente existe una demanda insatisfecha, empleos a los que se postulan muy pocos trabajadores y que, en promedio, no cumplen los estándares requeridos. Es allí donde este trabajo aporta insumos muy claros para la política pública.

Obviamente hablamos de la industria TIC, se necesitan más y mejores profesionales y técnicos de las tecnologías de la información, eso no es novedad.

Pero, por ejemplo, también hay un déficit grande de técnicos y profesionales de la salud. Menos conocido aún, aparecen claras oportunidades en algunos empleos de operarios de la metalurgia, construcción y mecánica. Aquí las vacantes no encuentran ni buenos ni suficientes candidatos. Estos oficios requieren una formación específica no profesional y que permitiría una inserción rápida y bien remunerada.

La política pública tiene mucho para aprovechar estos insumos. Generar empleos de calidad es imprescindible, y eso solo se puede hacer con buena información. Los recursos son siempre escasos así que hay que apuntar bien dónde se colocan. Pocas cosas son tan importantes para Uruguay.

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