No se dejen confundir

Qué fue un despilfarro descarado, no hay quien lo dude. Qué no solo se desatendieron aún más los servicios básicos, sino que se actuó con un único fin: llegar a la Presidencia de la República. Sí, me estoy refiriendo, una vez más, a la administración de la ingeniera Carolina Cosse en la Intendencia de Montevideo.

No es novedad, pero lo que indigna todavía más es que el Frente Amplio cierre filas en torno a la hoy vicepresidente para defender una gestión indefendible. Cosse, otra vez, salió a echarle las culpas de su dilapidación de los recursos municipales al gobierno de Luis Lacalle Pou.

En las últimas horas se celebró una reunión especial de la Mesa Ejecutiva del FA, para analizar la herencia recibida por el economista Mario Bergara. Y al parecer para cerrar filas en torno a la pasada gestión municipal de Cosse, que tiene atado de pies y manos al nuevo Intendente. Bergara, economista al fin, intenta no solo poner en orden las finanzas, sino echar a andar a su administración ahogada por la falta de recursos. El error del nuevo Intendente, sigue siendo no decir de frente y mano lo que los números gritan y, con espíritu compañero, hacerle el juego a Cosse. Ya sabemos que la impulsora del Antel Arena, no se caracteriza por su humildad.

(…) “Tuvimos una situación de pandemia, de crisis de agua, de un Estado que se retirara (sic), pero la Intendencia no se retiró…”. Al parecer, según Cosse, la pandemia solo afectó a Montevideo y la sequía más larga de la historia del país, también.

Algunos datos, publicados por el semanario Búsqueda, confirman lo que desde hace mucho tiempo se sabe: la farra fue grande, muy grande.

En 2024, el Casino Parque Hotel tuvo ingresos por $183 millones y egresos de $266 millones, arrojando un déficit de $83 millones. Lejos quedó la proyectaba recaudación de $327 millones. También se supo que Kibón, el año pasado, generó un déficit de $5 millones.

Y lo más sorprendente, resulta que el Departamento de Desarrollo Económico gastó en viajes al exterior (34% del total de la intendencia) casi $4 millones en pasajes. Sería bueno saber a qué y adónde fueron los empleados municipales que viajaron al extranjero el año pasado, y a los que los montevideanos les abonamos pasajes por un total de $11.800.000; en números redondos US$300 mil.

La Intendencia recauda diariamente (de lunes a lunes) US$2 millones más US$95 mil diarios por multas de tránsito. Lo que totaliza al año US$ 765 millones.

¿Adónde va a parar esta enorme cantidad de dinero? A obras ya sabemos que no. ¿La burocracia de 18 y Ejido se traga toda esa plata? ¿Cómo se puede evaporar una suma tan inmensa?

Desde ya, olvidémonos de ver algún día una ciudad en condiciones. Mientras las nuevas autoridades no digan cuál es la herencia maldita y actúen en consecuencia, quienes pueden seguirán yéndose a vivir a Maldonado, Canelones o Colonia, como lo demostró el último censo. El resto continuaremos padeciendo a esta maltratada y espoliada ciudad.

Por eso señores, como dijo la ingeniera Cosse al dar por cerrada la rueda de prensa a la salida de la sede del Frente Amplio, “no se dejen confundir”.

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