Uruguay, Chile y Costa Rica son citados por centros respetables, como los países con sistemas democráticos más consolidados institucionalmente, y con mejor realidad laboral y social, en la América central y del sur.
Estados Unidos de América, en el norte -pese a problemas notorios- sigue siendo, la primera potencia mundial en todos los órdenes, incluido el militar. En el campo laboral y social su realidad es de inspiración distinta a la de los países del sur del Río Bravo. En el norte la colonización puritana entendía que el trabajo y la responsabilidad individual son relevantes en la vida. Y se creía por los “padres fundadores” ingleses, que las personas que tenían éxito y generaban riqueza, era porque tenían la bendición de Dios. El sistema laboral estadounidense tiene dos leyes federales. Una breve establece lo básico sobre jornada, descansos, y vacaciones anuales. La otra regula severamente la organización de los sindicatos, la negociación colectiva y la huelga. Esta última debe ser por empresa y prácticamente no han habido huelgas en la era moderna del país. No hay allí indemnización por despido. En la realidad los niveles de desocupación están en zona de pleno empleo y se entiende que ello hace se encuentren alternativas de trabajo rápidamente en caso de despido.
Recientemente ha habido un intercambio de opiniones extendido entre nosotros porque la emisora radial M24 cambia de propietarios y de programación. La situación ha implicado una súbita e inesperada decisión de despido de la totalidad del personal actual (40 personas). Se trata de una empresa privada administrada por los tupamaros y en el adiós las autoridades “progresistas” de la radio agradecieron a oyentes y atribulados empleados. Entre los trabajadores los hay con contrato de trabajo y otros con arrendamientos individuales de servicios, sin derechos al despido y seguro de paro.
El fundamento de la decisión empresarial de la izquierda populista ha sido terminante: “no hay plata”. Y, en verdad… cuando no hay no hay.
El hecho ha dado oportunidad al soviet comunista instalado en el Ministerio de Trabajo, para demostrar que a diferencia de los tupamaros, ellos son el proletariado verdadero. Han traído al escenario a un convenio internacional del trabajo de la OIT. El Nº 158, proponiendo transformarlo en ley nacional. Recuérdese que nuestro país está entre los que mayor número de convenios de OIT tiene ratificados. Sumando regulaciones y costos laborales enemigos del empleo. El tema es solo para la actividad privada. Los empleados públicos mayoritariamente tienen estabilidad laboral asegurada.
El convenio citado, establece que:
1.- un trabajador no puede ser despedido sin una causa justificada vinculada a su capacidad, conducta o a las necesidades de la empresa;
2.- y que debe darse derecho de defensa al trabajador, así como la obligación de preaviso en los despidos.
La imposibilidad del empleador a regular su plantilla de personal y la intromisión obligatoria de abogados y sindicalistas ante cada despido, más vale no imaginar a los zafarranchos que llevaría.
En Uruguay rige un amplio régimen de despido sin expresión de causa con indemnización tarifada, que prevé casos especiales más gravosos (embarazo, enfermedad, actividad sindical, despido abusivo). Sin preaviso, ni causa justificada.