Publicidad

Mujica, Mercosur y pescado podrido

Compartir esta noticia

SEGUIR

Introduzca el texto aquí

Hay una expresión muy usada en periodismo, que se refiere a “vender pescado podrido”. Significa que alguien difundió una información falsa por error o, principalmente, por mala fe. Pues el olor a pescado podrido ha impregnado Uruguay estos días de una manera pestilente.

La referencia obvia tiene que ver con el escandalete en torno a la donación de pescado de un jeque árabe al gobierno, y que ha excitado las glándulas salivales de políticos opositores, operadores y medios afines a la oposición. ¡Perdón! Al parecer hay una nueva teoría en comunicación por la cual no se puede sugerir que hay medios afiliados a determinadas visiones políticas, ya que sería una violación a la libertad de prensa. Aunque no los identifiques. Y aunque usen plata del contribuyente para operar de manera impúdica.

Pero volviendo al tema del “pescado árabe”, es un tema que se presta para tomarlo para la chacota. Sobre todo porque la sugerencia nada velada de varios políticos y periodistas de alto perfil, es que allí podría haber venido droga. Nadie arma este escándalo para determinar si hubo control bromatológico a un regalo que terminó en comedores solidarios, ¿o sí?

Lo jocoso de esto es sugerir que alguien enviaría droga desde el Golfo Pérsico, a un país latinoamericano. Algo tan exótico, como cruzarse en el desierto de Arizona con un grupo de rubios de Vermont que están migrando ilegalmente a México. ¿No saben que el lugar del mundo donde las drogas valen más, es justamente el Golfo Pérsico? Salvo que fuera heroína, pero en América Latina eso casi no se consume, y para llegar a Europa hay rutas mil veces más eficientes. ¿Nadie pensó en eso? ¿En un país donde, de repente, se ha llenado de expertos en narcotráfico?

Que me perdonen estos nuevos teóricos de la comunicación, pero la sagacidad “sherlockholmesina” de algunos colegas en ciertos temas, parece volverse un infantilismo digno de Peppa Pig en otros.

Hablando de sagacidad y pescado podrido, el que volvió a los micrófonos fue el ex presidente Mujica. Será que pasó el frío, pero Mujica se ha paseado por varios países de la región, y ha reflotado su tono filosófico, ponderando sobre los temas del quehacer global.

Es así que esta semana, con la misma profundidad con la que dictaba cátedra sobre los “Kung Sang”, nos regaló un par de frases para la posteridad. Dijo que “es preciso organizar “colectivamente a la sociedad” y “energizar a los pueblos”, a la vez que se pronunció a favor de un “gobierno planetario” para hacer frente a los problemas que afectarán al mundo, como la superpoblación.

Hay que avisarle a Antel que la conexión a internet en la zona oeste de la capital no es buena, porque el gran tema por estas fechas es lo contrario; la caída en la población mundial que se anticipa en próximas décadas, potenciado por los datos de freno en el crecimiento demográfico chino.

Pero las palabras de Mujica, detrás de cierta frivolidad conceptual siempre esconden una intención. Y el tema del “gobierno planetario” y la “sobrepoblación” son obsesiones históricas de socialistas y planificadores, desde los tiempos de Thomas Malthus a los de Greta Thunberg. Pero... ¿es eso realmente deseable?

Si vemos lo que ocurre en la ONU, claramente no. El principal organismo de poder global, el prototipo de un “gobierno planetario” como el que anhela Mujica, ha resultado un desastre. Donde hay un Consejo de Seguridad con asientos preferentes y derecho de veto que impide cualquier decisión. Donde hay un Comité de Derechos Humanos integrado, entre otros, por países como Albania, Uganda, Guyana o Túnez. Donde hay una OMS dirigida por un señor etíope que ni siquiera es médico, y cuyo mayor logro fue cortejar el apoyo de China. ¡Así nos fue en la pandemia!

Pero vayamos a algo más cercano, el Mercosur. Nuestro entrañable bloque regional, con los países con los que tenemos más cosas en común, es la prueba definitiva de la importancia de los estados independientes. Hoy estos países están gobernados (¡democráticamente!) por un demente de derecha que será reemplazado en breve por el tipo que montó el esquema de corrupción más grande del continente. Del otro lado, un señor que hace una cadena nacional para criticar al poder judicial del país que su partido gobierna hace décadas, que tiene 100% de inflación, y asegura que el tiempo le dio la razón por haber impuesto la cuarentena forzosa más larga del mundo, a la vez que hacía fiestas en su casa. Y Paraguay.

Si ver la última cumbre del Mercosur no le generó la convicción de que la independencia del Uruguay es lo mejor que nos pasó en la vida, nos permitimos recomendarle un sicólogo. Y si después de escuchar un par de discursos en la Asamblea General de la ONU, usted llega a sugerir que puede ser bueno un “gobierno planetario”, la única explicación es que el olor a pescado podrido, le ha afectado el funcionamiento neuronal. Disculpas, pero no hay otra.

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

Martín Aguirre

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad