“Los blancos somos así”

No creo muy exagerado afirmar que el de hoy, sábado 28 de junio en que se reúne la Convención del Partido Nacional, es una especie de Día D; lo es para la suerte y futuro del Partido Nacional, incluso la de su líder hoy indiscutido Luis Lacalle Pou, pero también para una eventual y cada vez más difusa Coalición Republicana. Los colorados han de estar atentos a lo que se decida y quién sería el conductor blanco. Lo mismo e incluso más, no lo duden, lo han de estar en el Frente Amplio. Estos saben que influirá en la suerte que habrán de tener dentro cinco años.

Supongo que cada convencional habrá leído y releído el análisis -de la derrota- del sociólogo Óscar D. Licandro. Con ello bastaría. Es claro que Álvaro Delgado, con una elección de antemano casi ganada, pasó a ser para Yamandú Orsi lo que fue Daniel Martínez para Lacalle Pou en el ’19. Y por si faltara algo, la remató con la elección de su compañera de fórmula. Pero peor aún, el experto demuestra que perdieron sabiendo que iban por el mal camino, esto es, murieron con los ojos abiertos. Toda una campaña en la que -dice Licandro- “Faltó templanza, prudencia y sentido común”, y le faltó decir, de elegante presumo, que sobró arrogancia, soberbia e ignorancia, más capricho y ambición personal. Y eso es lo que explicaría, en consecuencia, que Delgado persista en su “aspiración” o en su capricho.

Según periodistas bien informados Delgado es el candidato preferido de la Torre Ejecutiva: “es dialoguista” dicen los que mienten y que por lo bajo hablan de “blando” “tibio” y con buen “manejo” de “ los cargos”.

Todo esto llevaría a pensar que Delgado no tiene chance. Sin embargo fuentes blancas con experiencia no descartan que pueda ganar. Arriba y abajo todos creen que para revitalizar el partido y como una forma de autocrítica sincera el presidente debería ser el senador Javier García, pero parece que con ello no basta.

“Compromisos anteriores”, ingeniería electoral, lemas y sublemas, voto cantado, debate prohibido, y entreveros que marean y manipulan al elector, cosas “prebendarias”, dicho así con suavidad, y mescolanzas raras - (¡Cosas veredes, Sancho!)- todo ello podría llevar a Delgado a la Presidencia del Honorable.

Y Lacalle Pou ¿qué piensa? Se mantiene al margen; no quiere meterse: “paciencia prudencia y equilibrio”, así el exmandatario resume su posición de la que no se ha apartado. Sin perjuicio de ello, las especulaciones son muchas. Están los que afirman que estas luchas internas favorecen el liderazgo de Lacalle y son obstáculo a que surja alguna “competencia”. En esa línea se ubicaría la “candidatura a medias” del intendente Enciso que tendría el propósito de dispersar votos por un lado pero a la vez en erigirse el representante genuino del Interior.

¡Que no aparezcan nuevos líderes! Puede ser, pero, pensándolo bien, Lacalle necesitaría un Directorio compacto y fuerte que lo respalde en estos largos 5 años. Va a ser muy atacado, que no lo dude.

Al escribir estas líneas seguían firmes los cuatro Candidatos: García, Heber, Delgado, y Enciso, pero, como me dijo un “veterano” “aún se están acomodando algunos porotos y quizás se logre una lista única y Álvaro se dé cuenta y se baje”.

Por lo dicho, no me hago cargo: “los blancos son así”, como ellos lo afirman.

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