El cinismo y el morbo

Si hay un defecto que se desarrolla con los años en la redacción de un diario, es el cinismo. Tal vez sea una defensa, algo que ayuda a trabajar todos los días con la dura realidad, un poco como los médicos de CTI. Pero, pocas veces ese cinismo tuvo tanto “aire” como en las horas previas al cierre electoral de ayer.

Entre que en la zona metropolitana, donde viven y tienen su foco el 99% de los periodistas, había poca expectativa, y que los puntos con más morbo de esta elección estaban en lugares como Artigas, Soriano o Lavalleja, ese tiempo muerto se llenó de los temas más insólitos que usted se pueda imaginar. Hasta que empezaron a caer los resultados.

Los primeros fueron los obvios: Montevideo y Canelones, donde el Frente Amplio cumplió en ganar, con dos caras completamente antagónicas. Los canarios eligieron a Francisco Legnani, mano derecha en las gestiones del presidente Orsi, alguien que conoce el departamento a fondo, y que no se cansó de repetir que su sueño era ser intendente. Los montevideanos eligieron a Mario Bergara, un dirigente de dilatada carrera, que ha intentado ser presidente sin éxito, que logra el cargo gracias al apoyo del MPP, y sin que nunca se le haya escuchado una preocupación por el cordón cuneta, como definió con su habitual insidia el senador Da Silva.

Cuando uno escucha a dirigentes del FA, y al propio Bergara, festejar 40 años de gestión, de esta gestión, y decir que podrán seguir cambiando Montevideo, es fácil ver que el cinismo no es exclusivo de los periodistas.

Después siguieron llegando resultados esperables. El Frente Amplio recuperó Río Negro, y la Coalición Republicana hizo lo mismo en Salto, tal vez el cuarto departamento más importante del país. Los próximos días seguramente haya pase de facturas en la CR por haberse negado a repetir la fórmula salteña en Río Negro, donde apetitos pequeños parecen haber llevado a una derrota de la Coalición. Algo parecido se podría decir de Lavalleja, aunque allí el pecado de cinismo (o más bien de chatura de miras) parece haber sido todo de los blancos.

Un punto interesante del mapa electoral era sin dudas Artigas. Allí, la candidata en la sombras, Valentina dos Santos, logró imponer a Soravilla, luego de que asumió haber pagado horas extra de forma irregular, y eso llevara al directorio blanco a no dejarla presentarse. Un arranque de principismo, a poco de las nacionales.

Pocas cosas excitan más el morbo del analista capitalino que todo lo que viene de Artigas. Y en especial la figura de Valentina, que es vista casi como una Evita norteña. Regalando heladeras y cocinas en vez de máquinas de coser, y con ritmo de escola do samba en vez de tango. Lo curioso es que la sensibilidad que muchos analistas le exigen a los artiguenses para censurar el clientelismo al norte, no la aplican al sur, donde al menos en Montevideo, en estos 40 años de gestión frentista ha pasado de todo, sin que ello dañe la votación de ese partido. Ni los casinos, ni la basura, ni las contrataciones faraónicas, ni usar la plata de todos para financiar un comité de base televisivo.

La cosa se pone más seria cuando analizamos el caso de Soriano, donde el ex intendente Besozzi le hacía “pelo y barba” a su rival del Frente Amplio. Pese a estar “formalizado”, y no poder votar porque su circuito estaba casualmente en una oficina municipal, a donde sus medidas judiciales le habrían impedido ingresar. La sociedad de Soriano parece responder así a cierta tocada de posadera de la Fiscalía, que se descargó con una batería de delitos bastante llamativa, luego de meses y meses de escuchas, y a días de la elección.

Más grave todavía: si se confirma que la nueva Fiscal amenazó con sanciones procesales a Besozzi si entraba a votar, habría cometido un delito electoral sin atenuantes, como bien lo explicó Oscar Botinelli. Ya que habría coartado el ejercicio del derecho al sufragio, sin ningún sustento legal que la ampare.

El morbo periodístico quedó un poco apagado en departamentos donde se esperaba una competencia que no fue tal. Florida, San José, Rocha... Este último es interesante, ya que se trata de un departamento que ha cambiado de manos varias veces, donde el Frente Amplio tiene una potencia indiscutible, y donde Alejo Umpiérrez logró armar una coalición propia, votando dentro del Partido Nacional, que pinta a un líder con proyección más allá de los límites de su propio departamento.

Después vendrá el análisis más fino. En particular, ver si la votación de la CR en Montevideo, más allá del resultado final, significó una mejoría o no. Y si eso permite a alguien como Martín Lema seguir construyendo una alternativa en Montevideo. Algo que, sin dudas, ayudaría a aumentar el morbo. Y reducir el cinismo en la próxima cobertura departamental, en este mundillo mediático donde fuera de los ejidos de la capital, pareciera que es otro país.

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