El asunto Cabildo Abierto

Cabildo Abierto (CA) pasó entre octubre de 2019 y octubre de 2024 de 268.736 a 60.549 votos. Y en este año ha perdido además varias agrupaciones y dirigentes relevantes. ¿Cómo sigue el asunto?

Por un lado, están quienes dicen que CA está liquidado. En un escenario polarizado entre Frente Amplio (FA) y Coalición Republicana (CR) -blancos, colorados, Partido Independiente y partido de Lust-, no hay forma de sobrevivir desde la reivindicación de una tercera opción. Más aún, un electorado más bien conservador, como se presume que fue el que sobre todo votó a CA en 2024, de ninguna manera puede aprobar el camino de acuerdos parlamentarios que adoptaron sus dos Diputados y que dan mayorías operativas al FA. Y la prueba del nueve es que hay varias agrupaciones importantes que se han retirado de CA, así como dirigentes nacionales y departamentales en distintos puntos del país.

Por otro lado, están quienes dicen que más allá de circunstancias políticas, CA representa realmente a un sector de la opinión que no es desdeñable. Es difícil catalogarlo inequívocamente, pero puede decirse que es conservador, tradicional, patriota, para nada anti-Estado y socialmente bastante barrial, de clases medias pauperizadas hechas de asalariados medios, emprendedores pequeños, cuentapropistas y profesionales que empatan a fin de mes, y por supuesto, una amplia familia militar de límites difusos y nunca totalmente alineada solamente con ese partido. Es difícil saber cuántos son en verdad: es obvio que están los 60.000 de CA del año pasado, pero seguramente también haya al menos otro tanto cuyos votos se desperdigaron en distintas opciones partidistas. Y no porque CA se disgregue o pierda protagonismo, ese amplio electorado dejará de existir.

A los efectos de la agenda propia de CA, seguramente su lugar clave en Diputados le permita en estos años lograr algunos de sus objetivo encontrando acuerdos con el FA. Perrone es viejo conocido del presidente Orsi - la conexión canaria es relevante-; y hay zonas de convergencias entre ambos partidos: desde una perspectiva americanista de patria grande en lo internacional, hasta condiciones más benignas para jubilarse que las del plan de la reforma previsional del gobierno pasado (ratificada por el pueblo), pasando por temas de forestación o usura, por ejemplo. No es extraño ni grave: forma parte de la democracia acordar entre gente que piensa distinto.

Pero a los efectos de la CR, importa mucho sintonizar con los dolidos de CA. Hay una tontería muy extendida hace años, en la que cayó Lust por ejemplo y antes Mieres, que es la de dedicarse a formar y sostener partidos propios. Lo inteligente es integrarse a blancos o colorados y formar allí una corriente propia: lo es para sacar ventaja de las reglas electorales que premian en su representación proporcional a partidos más grandes, y lo es porque hay allí posibles alianzas sectoriales que terminan agrandando el espacio ideológico por el que se quiere bregar.

Aguerrondo o Pacheco son malas palabras para la cultura izquierdista. Pero no lo son para blancos y colorados, ni para los sectores que representan a grupos de opinión hasta hace poco pro-cabildantes. Ojalá haya inteligencia en los partidos tradicionales para abrir sus puertas a estos sectores.

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