Después vemos

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Quienes intentamos analizar la realidad política sin la manija del partidarismo, confiamos hasta ayer en que la indefinición de la hoy candidata a vice Carolina Cosse, respecto al plebiscito impulsado por el Pit-Cnt, buscaba solamente patear la pelota para adelante. Estábamos convencidos de que el unánime rechazo técnico a ese proyecto (que incluyó a prominentes economistas del FA) provocaría una marcha atrás de su adhesión inicial. Incluso Pablo Ferreri, asesor de la exintendenta, admitió la inconveniencia de la propuesta. Que yo sepa, entre los expertos del Frente Amplio solo la defienden todavía Daniel Olesker y Jorge Notaro, habiendo admitido este último que su financiamiento se haría aumentando impuestos al “gran capital”, pero también bajando el mínimo no imponible del IRPF. Dicho en criollo: váyanse, inversores, y pagá vos, clase media.

La oposición, fortalecida por una alta votación en las internas, tiene la expectativa de recuperar el gobierno. Y para lograrlo, su propio candidato Yamandú Orsi prometió el domingo aumentar los salarios mínimos y las jubilaciones. A esto se suman otras promesas de las Bases Programáticas del FA, como erradicar la pobreza a través de un incremento de las transferencias y la creación de un mercado de viviendas paralelo, financiado por el Estado. Y todavía podemos agregar los 30.000 nuevos empleos públicos permanentes y el enganche al PBI de la inversión en obras públicas, anunciadas por Cosse.

Frente a planes tan onerosos, ¿con qué criterio no se pronuncian unánimemente en contra del plebiscito del Pit-Cnt, si saben que de ser aprobado, el gasto previsional arrasaría con todo? Por eso, en lo personal creía que la indefinición de Cosse y la tibia crítica de Orsi eran solo estrategias pre-internas. Que pasados los comicios (y confirmadas las firmas, lo que estaría ocurriendo hoy mismo), recularían rápidamente y convocarían a votar por No contra tamaño desastre. Más aún teniendo en cuenta que a los dos partidos impulsores de la iniciativa dentro del FA, el Socialista y el Comunista, el domingo les fue peor de lo esperado.

Pero no.

Ayer, en el programa Desayunos informales de canal 12, el presidente del FA Fernando Pereira aclaró textualmente que “consideramos que la mejor forma de administrar el disenso es dar libertad de acción”. Admitió abiertamente que Orsi votará una opción y Cosse otra distinta porque “si hay libertad es para usarla”. Se quejó de la coalición oficialista diciendo que “son partidos de hombres libres, pero no hay ni un matiz” y que “la obsesión del gobierno es el plebiscito”. Claramente no son comentarios anticipados que en unos días pueda contradecir. Este tema ya lo deben haber discutido internamente, llegando a la conclusión de mantener una libertad de acción que, en verdad, es libertad para elegir el caos.

Es comprensible que dentro de un mismo partido existan posiciones divergentes sobre políticas públicas. Pero que una colectividad que es opción de poder dé libertad de acción en algo que dinamitaría la economía del país, pone en serio entredicho su credibilidad. Al final es como dice mi amigo Francisco Faig: tienen a economistas que tranquilizan a las personas bien informadas y, al mismo tiempo, a demagogos que trafican con la irracionalidad y la ignorancia. Dos al precio de uno: ganamos y después vemos.

Estimados dirigentes políticos, periodistas y colegas opinólogos: este es el tema más preocupante del país. ¡Y no, por favor, cómo se integró la fórmula del Partido Nacional!

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