El despegue”. Así se titula el libro que hace algunos meses publicó el ministro de Economía, Gabriel Oddone. En él resume sus ideas para que Uruguay finalmente pueda despegar en materia de desarrollo y allí plantea de manera clara que en nuestro país existe un pacto social implícito que nos lleva sistemáticamente a postergar las reformas estructurales que tenemos que enfrentar. Dicho de otra manera, los uruguayos le escapamos a enfrentar los problemas que conocemos de memoria porque en este país de cercanías, de la penillanura levemente ondulada, estamos en ese círculo vicioso en el que por costo político o porque no es muy uruguayo ser confrontativo, no llevamos adelante las reformas que nos hagan pegar el salto, que nos permitan crecer a niveles lo suficientemente altos como para sostener el nivel de bienestar que nos ha caracterizado históricamente a los uruguayos.
El resultado es que el modelo se ha ido erosionando, ha ido quedando obsoleto. Y no es responsabilidad de un solo partido político porque todos han alternado en el poder y la situación no cambia, seguimos volando bajito. Lo que faltan son acciones audaces para un mundo que está cambiando más rápido que nosotros. Porque si bien el pacto social todavía funciona relativamente bien, es cada vez más acotado en su alcance y muchos uruguayos han ido quedando desplazados hacia los márgenes de este modelo histórico de país.
Cuanto más demoremos, la situación será mucho peor. Las cartas de navegación que nos trajeron hasta acá ya no son capaces de guiarnos por los cielos que nos disponemos a cruzar y la urgencia es cada vez mayor. Uruguay necesita crecer más y que ese crecimiento se transforme en desarrollo.
Es muy difícil no estar de acuerdo con estas ideas de Oddone. El tema es cómo llevarlo adelante.
Es muy tentador hablar de Keynes, de Smith, de batllismo o de tantos otros modelos económicos como recetas únicas para sugerir soluciones. Pero hoy más que nunca en un mundo con las tensiones que estamos viviendo como el jaque al multilateralismo, guerras, la consolidación de China como potencia mundial, el rol de Estados Unidos en la era Trump, el resurgimiento de los nacionalismos y de los proteccionismos, entre otros, las recetas antiguas no aplican.
Y esto queda muy claro en el libro de Oddone. Pero, como lo hizo desde su lugar de analista, cuando todavía no había dado el salto a la política, de lo que no habla es del desafío de la implementación. Porque si a eso le sumamos las corrientes internas de un cielo revuelto dentro del propio gobierno, al capitán de la nave se le suman muchas más variables en juego. Hay otra capa más de desafíos para lograr el despegue que es la interna de un gobierno liderado ideológicamente por una familia ensamblada donde no queda claro qué rumbo es el que prima. Por lo que se ha visto en la campaña y en los meses de transición, la tarea no será fácil.
Oddone empieza su mandato con un mapa cartográfico claro en terreno sinuoso. El diagnóstico está claro, Uruguay tiene que dejar de volar bajito. Pero el cielo parece tormentoso.
Esperemos que el gobierno logre las reformas necesarias para alcanzar el anhelado despegue.