En qué momento se había jodido el Perú?, se pregunta Santiago Zavala el protagonista de Conversación en La Catedral, la reconocida novela de Mario Vargas Llosa. El libro, es un retrato de la corrupción moral y la represión política de la dictadura peruana de Manuel Odría (1948-1950), gobierno que, refrendado en las urnas, se prolongó hasta 1956. No estamos en Perú y tampoco en una dictadura, pero bien puede uno preguntarse en qué momento se jodió Uruguay.
Esto días y luego de la sucesión de asesinatos y del atentado contra la fiscal Mónica Ferrero, me hice la misma pregunta y traté de encontrar un momento o un tiempo en que se produjo ese quiebre en nuestro país. Debo decir que no hallé un momento solo; más bien una sucesión de hechos del pasado que abonaron este presente que tanto nos angustia.
En la década de 1960, un grupo de iluminados desoyendo las recomendaciones de su referente Ernesto Guevara, el “Che”, de descartar la vía armada y la revolución en Uruguay, desplegó acciones terroristas y fueron la razón fundamental (no la única) para que cayeran las instituciones y se instaurara una dictadura militar.
En ese mismo período, los sindicatos de la educación habían sido copados por el Partido Comunista y la enseñanza se transformó en una herramienta clave en la lucha por el poder.
La democracia cayó en 1973 y la mayoría de los dirigentes políticos de todos los partidos, nunca creyó que eso fuera a suceder. Hubo que esperar hasta 1985 para que la República se restaurara y la Constitución y la ley volvieran a regir plenamente. Afloraron entonces los problemas previos al quiebre institucional, muchos de ellos agravados durante el autoritarismo.
En el segundo gobierno de Julio María Sanguinetti (1995-2000), se llevó adelante la reforma educativa ideada por Germán Rama. Fue un verdadero cambio de paradigma, que atacaba al corazón de la pobreza al universalizar la educación preescolar, mejorar la enseñanza media y dignificar la formación y función docente. La oposición de los sindicatos fue cerril. En 2006, el Frente Amplio dejó sin efecto la reforma Rama.
En 2002, Uruguay estalló en mil pedazos. La peor crisis de su historia, hundió en la pobreza a decenas de miles de compatriotas.
Surgió y se expandió a la velocidad del viento el fenómeno de la pasta base. Se comenzó a hablar de “zonas rojas o liberadas” en Montevideo, donde el control lo tenían los narcotraficantes. Una visión compasiva de la delincuencia primó entre 2005 y 2020. El gobierno de José Mujica, legalizó la venta de la Marihuana. Según se sostenía para” arrebatarle clientes al narcotráfico”.
“Educación, educación y más educación”, dijo Mujica al jurar en la Asamblea General. Años más tarde cuando se le recordó su premisa, respondió (en referencia a los sindicatos): “no me la llevaron”. En el gobierno de la Coalición Republicana, se puso en marcha una tímida “Transformación educativa” que evitó el enfrentamiento con los gremios.
Es sabido que la falta de educación y la pobreza forman un círculo perverso. Y que la única arma para romper dicho círculo es la educación. Por eso me animo a decir que Uruguay se jodió cuando arruinaron a la enseñanza. ¿O hay otra explicación?