Chile de Boric a Kast

Este domingo culminó el ciclo electoral chileno con un contundente triunfo del candidato del Partido Republicano José Antonio Kast frente a la candidata del Partido Comunista Jeannette Jara por 58% a 42%. Kast se impuso en todas las regiones del país y se convirtió en el presidente más votado de la historia de Chile por inaugurar el nuevo sistema de voto obligatorio. Con un amplio respaldo popular Kast asume el gobierno de un país que luego de dos frustrados intentos de reforma constitucional se encamina a un nuevo episodio de un péndulo ideológico que cobra mayor velocidad.

La elección chilena, en buena medida reproduce lo que hemos visto en buena parte del mundo en los últimos años; un candidato ubicado en la derecha del espectro político contra otro claramente colocado del lado izquierdo. Es lo que ocurrió, verbigracia, en Estado Unidos entre Trump y Harris, en Brasil entre Bolsonaro y Lula o en Argentina entre Milei y Massa.

Un capitulo aparte sobre este asunto merecería los calificativos sobre los candidatos de la mayor parte de la prensa, que suele calificar como “ultra” a cualquier candidato de derecha, lo que nunca aparece en la izquierda aunque se trata de su dictador criminal como Nicolás Maduro. Que en la elección chilena se tratara de “ultraderechista” a Kast mientras no se utilizara ningún epíteto similar para una candidata del Partido Comunista ya es directamente ridículo y sólo desprestigia a los propios medios.

Como expresó recientemente en el mismo país trasandino la gran Cayetana Álvarez de Toledo: “Decirse comunista hoy es, como mínimo, una frivolidad atroz. Ni siquiera lo hace Maduro. El comunismo es una ideología que causó más de 80 millones de muertos y representa una amenaza real a la libertad, la propiedad privada, el progreso y la democracia. Las democracias comunistas no existen. Nunca han existido. Y nunca existirán.” No deja de ser un alivio que en la elección del domingo la candidata oficialista tuviera la peor votación de la izquierda chilena desde que existe la segunda vuelta. En todo caso Kast deberá encargarse de un país que viene golpeado en sus expectativas, por algo en las últimas seis elecciones viene alternando entre izquierda y derecha y rechazó los proyectos de reforma constitucional propuestos por ambos bloques.

Kast se presentó con propuestas claras en términos económicos, generalmente bien orientadas como reducción del gasto público, mejora de los resultados fiscales, mayor competencia dentro de distintos sectores y mayor apertura. Habrá que ver ahora cuál es su equipo para llevar adelante este programa y en qué medida logra el apoyo de un Congreso muy dividido en que no tiene mayorías automáticas.

El primer discurso del presidente electo fue conciliador y pragmático, como corresponde, pidiendo respeto por los adversarios frente a los abucheos y llamando a la unidad nacional. Desde la transición entre el primer gobierno de Bachelet al primer gobierno de Piñera el péndulo ideológico se ha venido ampliando hasta llegar a la transición actual entre Boric y Kast. Más que giro a la derecha, lo que parece verse en Chile es consecuencia de las expectativas frustradas con el gobierno saliente, lo que en un contexto de escasa paciencia del electorado pautará la necesidad de medidas concretas y acertadas en los primeros meses del nuevo gobierno.

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