El gobierno demócrata y también la prensa norteamericana mostraron una pasmosa falta de reacción.
Frente a las cámaras del programa Just The News, Donald Trump pidió a Vladimir Putin que revele información que él supone perjudicial para Joe Biden. Según el magnate neoyorquino, el jefe del Kremlin tiene información de inteligencia sobre negocios turbios entre el hijo del presidente y oligarcas rusos. También insinuó que el líder ruso posee información sobre las actividades de Hunter Biden en Ucrania.
Tanto la administración demócrata como la prensa liberal cuestionaron la actitud de Trump, pero sólo juzgándola como “inoportuna” por darse en medio de la invasión a Ucrania y la catástrofe humanitaria que está causando.
En realidad, lo que hizo Trump es algo mucho más grave que una actitud inoportuna. El empresario ultraconservador que lidera al Partido Republicano le dio al presidente ruso munición de grueso calibre para que la dispare contra Biden. Y en estas circunstancias, semejante acto se acerca a la categoría de alta traición a su país.
Si el actual enfrentamiento indirecto de Estados Unidos con el régimen ruso fuese una guerra declarada y directa, el acto de Trump encuadraría de lleno en el delito de traición. Que no haya guerra directa y declarada, no cambia el espíritu del acto, sino su imputabilidad.
El actual presidente norteamericano está jugando un rol protagónico en el conflicto que se desarrolla en Europa. Fue quien impulsó el frente euro-norteamericano para ayudar económica y militarmente a Ucrania. También fue el principal impulsor de responder a la invasión con una guerra económica contra Rusia. Es Estados Unidos la potencia que, junto a sus aliados europeos, lucha contra Putin abasteciendo con armamento a Ucrania y aplicando sanciones económicas a Rusia. Y esta guerra no se está librando solamente en los terrenos militar y económico. Las potencias de Occidente y Ucrania están combatiendo al jefe del régimen ruso también en la dimensión de la opinión pública mundial.
Allí, Putin está siendo derrotado. La imagen del presidente ucraniano brilla en el firmamento internacional. También está bien posicionada la del presidente norteamericano en una pulseada que no tiene que ver con el ego de los líderes, sino que es un arma más en la contienda.
Aunque haya actuado por rencor a Biden, lo que hizo Trump fue jugar a favor de quien, en este momento, es enemigo de Estados Unidos.
Que haya actuado por negligencia o ignorancia, no atenúa la gravedad de lo que hizo. Le avisó a Putin que sus servicios de inteligencia o sus allegados oligarcas pueden darle información para atacar públicamente a Biden. El jefe del Kremlin proviene de los aparatos de inteligencia y sabe que, si no consiguen la información que necesitan para atacar al ocasional enemigo, la inventan o construyen.
Probablemente, en el Kremlin ya empezaron a pergeñar historias sobre Hunter Biden para construir pruebas de que, a través del hijo del entonces vicepresidente, Estados Unidos buscaba impulsar en Ucrania la producción de armas químicas y biológicas.
Cuando en la antesala de las elecciones, Trump presionó por teléfono a Zelensky diciéndole que lo llamaría Rudolph Giuliani para recabar información sobre Hunter Biden que permitiera dañar la campaña electoral de su padre, que era el candidato demócrata, el entonces presidente cometió una indecencia política y un estropicio diplomático. Como había una ayuda económica a Ucrania que la Casa Blanca estaba demorando, el “pedido” a Zelensky puede considerarse un chantaje.
Sin elementos extorsivos, Trump hizo lo mismo con el presidente ruso. Pero en este caso, no le estaba pidiendo los datos que mencionaba, le estaba avisando a Putin que los tiene a mano, o que puede inventarlos, y que los debe utilizar contra el principal líder del frente euro-norteamericano que ayuda a Ucrania y ataca la economía de Rusia: Joe Biden.
Para Trump, el enemigo de su enemigo es su amigo. Pero este amigo del líder republicano es un enemigo de Estados Unidos. Por ende, ayudarlo en su lucha contra Biden en el escenario de una guerra merodea la traición al país del cual fue presidente. Aunque ni el gobierno demócrata ni la prensa sepan explicar la gravedad del caso y denunciarlo.