Publicidad

Astesiano y la censura

Compartir esta noticia

SEGUIR

Introduzca el texto aquí

Cerco mediático”. Así describen algunos un supuesto pacto de los “medios hegemónicos” para amparar al actual gobierno en sus errores.

En particular, en el caso del custodio Alejandro Astesiano, hoy preso por integrar una banda que adulteraba documentos.

El hecho de que en tiempos de internet, redes, youtubers, RT y “ainda mais”, alguien hable de “medios hegemónicos”, ya muestra un nivel de ignorancia importante. Pero, sobre todo, que quien dice eso no ha visto los diarios, portales, informativos de TV, donde hace semanas que no se habla de otra cosa. O los ha visto, y se trata simplemente de mala fe.

Todo esto no significa que no haya operaciones para marcar la agenda informativa de acuerdo a ciertas intenciones políticas. E incluso procesos de disciplinamiento público a periodistas para que se cuiden bien de salirse de los ejes trazados por algunos. Le vamos a contar un caso particular.

Dos domingos atrás, en pleno furor del caso del custodio descarriado, El País tituló su edición de mayor circulación con la noticia de que “Abuelo vivo destapó la maniobra y llegaron a pagar hasta US$ 50.000 por documentos”. Allí se contaban detalles exclusivos sobre cómo había “saltado” el escándalo, montos involucrados, y mucho más. La nota fue éxito de crítica y público, tomada por radios, informativos, portales, y el submundo de las redes sociales la compartió con fruición.

Una semana después, también un domingo, El País presentó una nueva investigación, pero esta vez titulada “Vázquez autorizó pasaportes a alemanes que fraguaron identidad y eran requeridos por abusos a niños”. Allí se contaba cómo durante el gobierno anterior el mismo mecanismo de gestión acelerado de pasaportes había sido aprovechado por otros delincuentes peligrosos. La reacción no pudo ser más diferente.

Dirigentes y operadores de la oposición denunciaron todo tipo de pecados en la información presentada. Que era una “cortina de humo” para tapar lo de Astesiano, que se atacaba a alguien que no podía defenderse, que Vázquez no podía saber, que los responsables estaban presos. Todo adobado con los condimentos clásicos: “diario de la dictadura”, “pasquín facho”, o “El País siempre apoyando a un gobierno herrerista”. Cero en historia para estos últimos. Pero, sobre todo, mucho ataque a los periodistas que firmaban la nota.

A ver... la cuestión de fondo es si la noticia era relevante o no. Estos temas son discutibles, pero a poco que se analiza, sí lo era.

El “caso Astesiano” es grave para el gobierno por tres aspectos. Primero, alguien del círculo más próximo del presidente está acusado de delitos. Segundo, el presidente eligió para un cargo clave a alguien con antecedentes, lo cual mostraría impericia o complicidad. Ahora sabemos que lo mismo ocurrió en los tres períodos del FA con los custodios, e incluso alguno de ellos con antecedentes ahora trabaja con Cosse.

Tercero, se dijo que esto echaba sombra sobre los documentos uruguayos, y afectaba la imagen del país. Nada menos que Yamandú Orsi, probable candidato del FA, dijo que “Un pasaporte uruguayo antes era oro, y ahora...”.

La nota de El País mostraba que la cualidad áurea de nuestros documentos se había devaluado mucho antes del cambio de gobierno. O sea, periodísticamente es irrefutable su relevancia como para titular un diario. Y eso lo compartieron los lectores, ya que además de las miles de personas que la leyeron en la edición papel, al menos 50 mil más la vieron en la edición digital.

Pero, llamativamente, casi ninguna radio, informativo o portal “levantó” la información. Raro, ¿no? ¿No precisarán la audiencia?

Un silencio que ni siquiera ocurrió con otra nota polémica, la historia de aquella funcionaria municipal con enanismo, que denunciaba persecución laboral en la intendencia de Montevideo. Varios “intelectuales” del periodismo (muchos que ya no trabajan en esto) la criticaron, pero la difundieron. Incluso se le consultó a Cosse, quien tras tirarnos una patadita inicial, nos hizo el mayor cumplido posible, ya que llamó a leer la nota porque los detalles estaban todos bien.

Cada cual tendrá su mirada respecto a este silencio frente a la noticia de los pasaportes en el gobierno de Vázquez. Pero este autor se anima a aventurar una teoría. Hablamos de un tipo de presión diferente que genera autocensura. Un acoso virtual que no será recogido por Reporteros Sin Fronteras, no lo mencionará la DW, ni será denunciado por APU o a la SIP. Pero en momentos donde hay tanto miedo a sobresalir, a no seguir el balar de la majada, suele ser mucho más efectivo para condicionar la agenda noticiosa que ningún “twit” de Bianchi, que ninguna llamada de Torre Ejecutiva.

A quienes trabajamos en El País hace años esas cosas nos resbalan, no precisamos validaciones ajenas, y tenemos potencia de sobra para llegar a las audiencias por nosotros mismos. No ocurre lo mismo en todos lados.

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

premiumMartín Aguirre

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad