Aislados

Etimológicamente aislado significa alguien que está en una isla (el prefijo “ad” quiere decir hacia e Isla es una porción de tierra rodeada de agua por todos lados).

En una isla, aislados, parece que estuvieron varios estos últimos días.

Comenzando por el Senador Interpelante al Ministro del Interior la semana pasada. Afirmó que durante los gobiernos del Frente Amplio nuestro país era una “isla de paz”. Cuesta creer la osadía de lanzar una afirmación de ese tipo. Solo comparable con aquella que repetían los de su partido cuando comenzó a gestarse la calamidad en seguridad pública que hoy sufrimos: “no existe inseguridad en el país, sino una sensación térmica”.

Mientras afirmaban esto el termómetro marcaba que pasábamos de 200 homicidios promedio por año a 400, que las rapiñas aumentaban de 9.000 a 30.000 y la pasta base y el narcotráfico comenzaban a hacer estragos en el Uruguay,

Pero éramos una isla de Paz, según el Senador del Frente Amplio.

El segundo aislado fue el ex Director Nacional de Energía durante el gobierno del Frente Amplio. Insiste, ¡de nuevo!, en qué sería una buena idea instalar una Regasificadora para venderle gas a Argentina.

Este sí que vive en una isla.

¿No le llegó la información de los millones de dólares que hubo que pagar por el disparate que intentaron hacer en Sayago? Insiste en una Regasificadora que depende de que Argentina nos compre gas y genera dependencia hacia un gobierno que no se ha destacado por el cumplimiento de sus obligaciones. Más aún, que se negó a realizar contratos en firme de compra de gas.

¿No se enteró de los clavos que siguen apareciendo como el despido de la que fuera la Gerente General del proyecto? ¿De los millones de dólares que cuesta sacar los pilotes que como un testimonio mudo pero ruidoso salen del Río de la Plata? ¿Del dinero malgastado que no se recuperará?

Aislado también quedó el gobierno de Montevideo cuando sin más rechazó el proyecto de construir una isla en la costa del departamento. Afecta la centralidad de la Ciudad dijeron y recomendaron que esa inversión se hiciera en la Ciudad Vieja o el Mercado Modelo.

Enseguida salieron varios proponiendo que la inversión se fuera a otro departamento. Parecían dos pelados peleando por un peine. Uno diciendo que tenían que llevarla a otro barrio y otros a otro departamento.

¿No se les ocurrió preguntarle a los inversores? ¿Será redituable para ellos hacerlo en esos otros lugares?

Desde estas propias páginas se deslizó que se trataba de una isla “de la fantasía” sin la mínima profundización de un proyecto en el que según se informaron trabajaron en silencio durante más de un año con el Poder Ejecutivo y la propia Intendencia.

La ley vigente exige además, antes de aceptar una Iniciativa Privada, una serie de estudios ambientales, financieros, urbanísticos que se deben haber cumplido. De lo contrario el Poder Ejecutivo no habría podido aceptar la Iniciativa como lo hizo.

Hasta un Ministro, aparentemente aislado también, se quejó de no haber intervenido. No se dio cuenta que la ley de Iniciativa Privada establece su participación en una etapa posterior.

Las islas artificiales no son una cosa nueva en el mundo. Las hay grandes e imponentes como la Isla Palm en Emiratos Árabes Unidos, una maravilla del diseño y cuidado ambiental. Otras son refugio de artistas y cantantes como las Islas Venetian de Miami. También la Isla Balboa que ganó tierra a la marisma y se convirtió en puerto y residencia en California. Hablando de puertos está la Port Island en Kobe, Japón. Posee hasta aeropuerto, torres, residencias y muchos servicios más.

Si de infraestructura se trata ¿cómo no mencionar la bellísima isla de Peberholm que une Dinamarca con Suecia? Con una superficie de 130 hectáreas es completamente artificial y se construyó para permitir el puente que une a los dos países.

En nuestra comarca lo más grave fue la reacción de muchos. En lugar de pedir información, profundizar y ver cómo se podía hacer el proyecto se optó por el camino fácil, el del no. Como dicen en Durazno “el que no trabaja, no rompe” o en los puertos “barco que no navega no encalla”.

Haría bien la Intendencia de Montevideo en rever su postura. En lugar de decir que no, establecer las pautas de cómo se podría hacer. La quimera de pensar que la gente va a vivir o invertir en donde el gobernante de turno decida no es el camino. Alcanza con ver qué sucedió cuando Montevideo no permitió los barrios o los cementerios privados. Se fueron todos a Canelones. De la misma forma que la gente se iba a comprar carne al otro lado del arroyo cuando se prohibía adquirirla en la capital. O los emprendimientos industriales y comerciales se iban a San José.

Fue inteligente la Intendencia cuando flexibilizó las normativas de barrios y hoy hay inversión en algo parecido a countries en San Nicolás, Los Olivos, Jardines y otros. También cuando logró que en el eje de los accesos a la Ruta 1 hoy haya un polo logístico.

Si no hace lo mismo le va a pasar lo que al personaje protagonizado por Tom Hanks en la película Náufrago. Este es un empleado de Fedex que viaja en un avión que tiene un accidente y cae en el Océano Pacifico. Logra sobrevivir y llega a una isla donde pasa mucho tiempo alimentándose de frutas y peces.

Terminó solo conversando con un amigo imaginario: una pelota.