Este año se pasó volando”, dirán algunos. “Este año pareció un siglo”, dirán otros. Pero la cuestión es que, más allá de la relatividad en la percepción del tiempo, ya transcurrió el primer año de gobierno de Luis Lacalle Pou y la coalición que lidera.
El miedo, emoción que acompaña al hombre desde sus orígenes, tiene que ver con el peligro y su percepción. Como definía Freud, es real cuando se corresponde con la dimensión de la amenaza, y es neurótico cuando la intensidad del miedo no tiene ninguna relación con el peligro.
Si de algo pecamos, es de exceso de republicanismo. Somos culpables como gobierno de tomar siempre el camino que más se apega a la ley, que más garantías ofrece y que más nos otorga legitimidad. Si, tenemos una obsesión con la legitimidad.
Nuestra civilización asume como obvias algunas concepciones políticas, especialmente dos, que más allá del vínculo intrínseco entre ambas, son pilares de la justicia social: libertad e igualdad.
En la vida podemos elegir qué camino tomar, la mayoría de las veces, y así sentir que honramos con honestidad intelectual nuestros postulados de vida.
Un viento muy fuerte sopló hace unos días, el último domingo de setiembre, en ocasión de las elecciones departamentales.
Batallas hay muchas, y nadie quiere perder ninguna, pero la que intenta ganar el relato es sin dudas de las más codiciadas.
A lo largo de la historia hombres y mujeres han dado sus vidas a las más variadas causas, haciendo de ellas postulados, honrándolas y sacrificando mucho en su defensa.
Es difícil acertar un disparo a un blanco que se mueve demasiado. Conlleva un grado de dificultad enorme, especialmente si los movimientos son imprevisibles o no tienen un patrón predeterminado.
La impronta de una ley debe reflejar su visión y su identidad, por eso el Proyecto de Ley de Urgente Consideración que plantea el gobierno cumple con esa característica de coherencia política.