El mensaje lo dio el vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Luis de Guindos.
Los mercados reaccionan con alzas porque anticipan que el banco aprobará más estímulos.
Tal como lo había anunciado dos años atrás, el Banco Central Europeo resolvió dejar de imprimir el billete de 500 euros a partir del 27 de enero debido a que su gran valor facilita el desarrollo de actividades delictivas. Siguen circulando, pero no se imprimirán más.
Hoy día, resulta complicado rebatir que el asombroso aumento de la liquidez mundial que orquestaron los bancos centrales desde 2009, vivió en 2017 su última marea alta.
Los cuatro bancos centrales más grandes reducen la liquidez.
El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, y el de la Reserva Federal (Fed), Jerome Powell, cerraron ayer el foro anual del BCE con mensajes de confianza en la normalización monetaria.
No hay forma de saber lo que pasa por la cabeza de Mario Draghi, jefe del Banco Central Europeo y figura capital en la gestión de la crisis en Europa.
Desde la crisis de las subprime en 2008, los países del G-20 vigilan el crecimiento del riesgos que asumen los intermediarios financieros no regulados (conocidos como la banca en la sombra) para evitar que contaminen a los bancos tradicionales.
El optimismo de los inversores se sigue alimentando de la percepción de un crecimiento económico aceptable a escala mundial —si bien algo inestable en EE.UU.— y de una inmensa confianza en la sabiduría de los bancos centrales, asegura Didier Saint-Georges, miembro del Comité de Inversiones y Director de Carmignac, gestor de fondos de inversión francés.
El viaje para ello sigue siendo largo y poco claro.