INFLACIÓN

Desde mayo del año pasado, la inflaciónse ha acelerado de forma constante en Uruguay, principalmente por un aumento en los precios de los alimentos. Si bien en mayo y junio de este año, la inflación se había mantenido estable por dos meses consecutivos, en julio se volvió a acelerar y registró el valor más alto (para los últimos 12 meses) desde octubre de 2020.

Según los datos publicados ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE), la inflación acumulada en los últimos 12 meses fue de 9,56%, mientras que el mes anterior había sido 9,3%. De acuerdo a las cifras del INE, la última vez que Uruguay registró una inflación mayor fue en los 12 meses cerrados a octubre de 2020, cuando el indicador fue de 9,74%.

En julio, el Índice de Precios del Consumo (IPC) aumentó 0,77%. Esto significó que el indicador se ubicó por encima de las expectativas de los agentes económicos, consultados por el Banco Central (BCU), quienes habían estimado en mediana que el alza iba a ser 0,65% en el mes. En tanto, de enero a julio, el IPC se incrementa 6,86%, fuera de la meta del gobierno que a partir de septiembre es de entre 3% y 6% para todo un año.

El equipo económico del gobierno estimó en el proyecto de ley de Rendición de Cuentas -a estudio del Parlamento- que la inflación en 2022 será de 8,5%, lo que significó un alza en relación a la estimación del 5,8% presentada en la anterior Rendición de Cuentas.

En lo que va del año, la suba de precios en Montevideo es de 6,76% y en los 12 meses cerrados a julio de 9,47%. En tanto, en el interior esos guarismos son de 6,99% y 9,69% respectivamente.

En julio, los alimentos y las bebidas no alcohólicas subieron 0,94%, la vivienda 0,54%, la salud 1,27%, el transporte 0,78% y restaurantes y hoteles 1,28%.

Sin embargo, el IPC en julio estuvo atenuado por la baja del 2,07% que sufrieron los precios de las frutas y verduras, lo que explica, según el economista Aldo Lema que la reaceleración de la inflación tuvo que ver con un aumento del núcleo, el indicador que excluye del análisis los rubros cuyos precios son muy volátiles y otros cuyos precios son administrados por el Estado.

En este sentido, según Lema el núcleo inflacionario fue de 0,8% mensual y de 9% interanual, es decir, en los 12 meses cerrados a julio.

Al respecto, el economista del Centro de Estudios para el Desarrollo (CED), Ignacio Umpiérrez manifestó que en julio hubo “un incremento fuerte” tanto del componente transable (que se comercia con el exterior) como del no transable (que solo se comercia en Uruguay), y explicó que el núcleo -en 9,4% interanual, según el CED- “reafirma que las presiones inflacionarias más genuinas de la economía no ceden”.

En el caso de los bienes y servicios transables (aquellos que se exportan e importan), Umpiérrez señaló que en julio se constataron aumentos en los precios de los alimentos, la carne y bebidas.

En tanto, los bienes y servicios no transables (los que no se exportan ni importan) “ingresaron en un escenario de meses de ajustes y correctivos salariales así como de efectos de segunda ronda de la suba en alimentos y combustibles”.

Por su parte, el economista de CPA Ferrere, Giuliano Cantisani, explicó que si bien los precios internacionales de los materias primas “tendieron a moderarse” en julio, “esto se traslada con cierto rezago al mercado interno, por lo que los precios continuaron aumentando”.

Los economistas consultados por El Paíscoincidieron en que la suba del dólar del mes de julio (tuvo un incremento de 2,69% luego de acumular seis meses seguidos de caída), presionó al alza los precios de determinados productos, principalmente alimentos y bienes durables, por lo que incidió en el aumento de la inflación mensual.

“Julio fue un mes de suba de dólar y en el que todavía seguimos viendo presiones importantes en varios alimentos que están siendo claves en los altos niveles de inflación”, indicó la economista y socia de Exante, Florencia Carriquiry.

En línea con esto, Cantisani manifestó que la depreciación del peso uruguayo frente al dólar “presionó al alza los precios de algunos bienes manufacturados durables, como los autos y electrodomésticos”.

De acuerdo con el economista de PwC, Ramón Pampín, “la mayor tracción” del aumento de los precios, “viene del lado de los alimentos”. En ese sentido, indicó que “hoy una tercera parte de la inflación la explican los alimentos y bebidas no alcohólicas, mientras que en abril del año pasado explicaban una quinta parte”.

Desde PwC entienden que la variación del dólar tendrá un “rol importante en la evolución de los precios en el segundo semestre”, dado que las caídas del dólar “venían colaborando” en combatir la inflación.

Por su parte, Carriquiry estimó que la inflación “va a permanecer en el entorno del 9,5% por algunos meses más”. Sin embargo, “en la medida en que no se repetirán incrementos de precios de alimentos y de combustibles tan marcados como en el final de 2021 y el inicio de este año, la medición interanual comenzará a moderarse a partir del último trimestre del año y bajaría de modo más importante en el inicio de 2023, hacia niveles en el eje del 7%”.

Desde CPA Ferrere esperan que la inflación se mantenga en niveles similares a los actuales en los próximos meses, para luego comenzar a descender en el último trimestre y cerraría el año por debajo del 9%.

Según señaló el economista del CED, “la paulatina reversión del escenario externo hacia un mundo con menor crecimiento, cierta rigidez a la baja de la inflación y condiciones financieras más restrictivas es consistente con un dólar algo más fortalecido y precios de las materias primas que podrían comenzar a descender. Ese escenario daría cierto aire para aflojar las presiones sobre los precios que vienen desde el resto del mundo”.