Redacción El País
El excanciller y excandidato presidencial Ernesto Talvi volvió a escribir sobre el gobierno argentino de Javier Milei, en la ocasión junto a la gerente de Consultoría Económica de Grant Thornton Uruguay, Sofía Harguindeguy.
Talvi, actualmente investigador senior asociado del Real Instituto Elcano (Madrid, donde vive), había escrito con Harguindeguy un análisis titulado “Descifrando el laberinto económico de Argentina: subir los precios para bajar la inflación”.
Ahora, vuelven sobre las políticas de Milei con el análisis “Del déficit cero hacia un plan de estabilización para erradicar la inflación en Argentina: ¿por qué ahora?”.
Recuerdan que en el primer trimestre, Argentina logró un superávit fiscal del sector público no financiero -que había cerrado 2023 en 4,4 del Producto Interno Bruto (PIB)-, algo que no tenía desde 2008.
“En el primer trimestre, Milei también cumplió su promesa de emisión cero para financiar al sector público. A raíz del superávit, no sólo no fue necesario emitir para financiar, sino que éste retiró pesos (argentinos) de circulación”, añaden.
Según Talvi y Harguindeguy “resulta evidente” que, “sin el enorme salto en el nivel de precios (de casi 100% entre diciembre de 2023 y marzo de 2024), las caídas observadas en el gasto real primario hubieran sido inviables de aplicarse por vía presupuestal”.
“Milei cumplió. Y a pesar de los ajustes draconianos en salarios, jubilaciones, otras prestaciones sociales y en las transferencias a las provincias, por el momento retiene su capital político. La inflación viene en franco y rápido descenso y mes a mes ha estado por debajo de las expectativas del mercado”, sostienen.
“Sin embargo, los mercados parecen no creer del todo en el mandamiento déficit cero-emisión cero (un mandamiento de corte casi bíblico para el presidente Milei) y, consecuentemente, en la erradicación de la inflación”, agregan.
Es que el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), de abril, mostró que si bien los mercados esperan una reducción sustancial de la inflación en 2025 en relación a 2024 (del 161% al 50%) “está lejos del objetivo de erradicación, es decir, de una tasa de inflación de un dígito alineada con la inflación internacional”, indican ambos economistas.
Así, “el nudo gordiano de la cuestión radica en hacer lo necesario para alinear las expectativas del mercado con las pautas del gobierno. Y para que esto ocurra se necesita un plan de estabilización integral que ancle las expectativas del mercado”, afirman Talvi y Harguindeguy.
Para ambos, “la parte más difícil ya se hizo: un gigantesco ajuste fiscal”.
“Sería un pecado no capitalizar el enorme sacrificio que se le pidió a la ciudadanía. Pero el ajuste fiscal que es la base del mantra déficit fiscal cero-emisión cero es una condición necesaria, no suficiente para anclar y alinear las expectativas del mercado con las pautas del gobierno”, explican.
“Para lograrlo se requiere complementar el compromiso de déficit cero-emisión cero para financiar al sector público, con varios elementos adicionales”, señalan los autores.
Así mencionan cinco puntos que debería tener un plan de estabilización para erradicar la inflación en Argentina.
Los dos primeros son: “definir con claridad el régimen monetario al que piensa converger el gobierno (¿bimonetarismo, dolarización?)” y “establecer un ancla monetaria-cambiaria (la que regirá en la transición hacia la estabilidad de precios y la del destino final) que sea consistente con el régimen monetario definido en el punto anterior (¿pauta cambiaria, metas monetarias, metas de inflación?) y que siga una trayectoria consistente con la nueva realidad fiscal y cuasi fiscal post licuación y ajuste”.
A eso, suman que hay que “remover los controles de cambio (aunque más gradualmente los movimientos de capital de corto plazo)” y “desindexar la economía, ajustando los aumentos de salarios públicos, jubilaciones y tarifas de los servicios públicos en base a la inflación proyectada en el plan de estabilización”.
El último punto que plantean Talvi y Harguindeguy para el gobierno de Milei es “levantar las medidas administrativas que distorsionen el funcionamiento eficiente del sistema de precios para destrabar la inversión en sectores clave de la economía”.
Según los dos economistas, “un programa que contenga todos estos elementos, sumados al enorme ajuste fiscal ya realizado y otros esfuerzos en paralelo al de la estabilización para llevar adelante reformas estructurales, sería una propuesta que el Fondo Monetario Internacional (FMI) no puede (ni debe) rechazar”.
“Un nuevo acuerdo con el FMI serviría de marco al programa, aportaría los fondos frescos necesarios para fortalecer la posición de reservas internacionales del Banco Central de la República Argentina, y le daría un espaldarazo imprescindible y definitivo para apuntalar la credibilidad y asegurar el éxito de plan de estabilización”, añaden.
Para Talvi y Harguindeguy “la mesa está servida para lanzar un programa de estabilización integral que permita alinear las expectativas del mercado con los objetivos del gobierno. La parte más difícil ya se hizo: un enorme y doloroso ajuste fiscal”.
“Más allá de lo que se piense sobre la calidad del ajuste hecho hasta el momento, lo cierto es que ya se hizo. Y a un costo enorme en términos de nivel de actividad, ingresos de las familias, y aumento de la pobreza”, añaden.
“Sería un pecado no capitalizar el gigantesco esfuerzo que se le pidió a la ciudadanía para darle un golpe de knock-out a la inflación en Argentina. De lograrlo, sería un cambio histórico. Y cambiaría la historia”, concluyen.