Lanegociación colectivay los Consejo de Salarios de Uruguay como herramientas valiosas, que habría que actualizar, sobre todo por las nuevas formas de trabajo debido a las tecnologías aplicadas en el mercado laboral, y la propuesta de medir la productividad, con la coincidencia de que se debería hacer “por empresa”, y no por rama de actividad, fueron parte de los mensajes anoche en el evento “Repensando la negociación colectiva para el siglo XXI”, organizado por la Universidad de la Empresa (UDE) en el hotel Radisson. Del mismo participaron expositores del gobierno, las empresas y los sindicatos.
El ministro de Economía y Finanzas, Gabriel Oddone, comenzó su discurso con la anécdota de un viaje al exterior que realizó a inicios del año 2000, en el que le hicieron duros comentarios sobre las relaciones laborales en Uruguay, tildándolas de “lentas” y “rugosas”. Oddone defendió el modelo uruguayo, al ser “sólido” y “producto de muchos años de construcción”.
“Nuestro modelo de relaciona laborales es complejo y tiene espacios de mejora, pero está en el corazón de la matriz de convivencia del país, por sus criterios de equidad y eficiencia”, afirmó.
Oddone señaló que “el mercado de trabajo no es cualquier mercado”, porque allí se negocian las competencias de las personas. “Por eso el Estado tiene que estar allí presente y con sus regulaciones”, añadió.
Minutos antes, el presidente de la Cámara de Comercio y Servicios, Julio César Lestido, había propuesto “impulsar las negociaciones bipartitas y que el Estado intervenga solo en los casos o situaciones que se requiera para resolver conflicto”.
También había dicho que los comportamientos abusivos no deberían tener lugar. “No a los paros irracionales o piquetes”, instó Lestido.
Otras de sus propuestas fueron: descentralizar la negociación colectiva, simplificar los mecanismos de descuelgue, redefinir las categorías laborales (en base a competencias y no tareas), repensar el tiempo de trabajo (no solo en relación a la reducción de la jornada laboral, sino las horas extras, etcétera), medir la productividad por empresa, promover el empleo en los jóvenes y sectores más vulnerables; puntos compartidos con los demás expositores.
Justamente Oddone coincidió en la necesidad de medir la productividad por empresa, para lo que se necesita que estas —dijo— compartan información. “En el mundo, hay organizaciones que ordenan y sistematizan información para que se tomen decisiones en base a evidencia”, pero, “en Uruguay hay exceso de presencia de abogados en las negociaciones colectivas, y lo que se necesita es más información y evidencia”, afirmó el ministro.
El ministro destacó también que “la rentabilidad y el poder adquisitivo no vienen dados, sino que se negocian, y se puede hacer en forma diferente”.
Para la ronda actual de Consejo de Salarios, el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) y el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) presentaron lineamientos, que sirven de base, como ser: la inflación subyacente (excluye elementos volátiles), incorporación de elementos de corrección inflacionaria, el mandato de priorizar a las personas de bajos salarios, entre otros.
“Hoy, en las rondas de salarios se habla de rentas nominales”, ejemplificó Oddone. “Los lineamientos son una nueva mirada sobre Uruguay y la negociación salarial” y “hay una confianza que antes no había antes y sobre eso hay que innovar”, remarcó.
Otras actualizaciones
Pablo Mieres, exministro de Trabajo y director del Instituto del Trabajo y Relaciones Laborales de la UDE, consideró que la negociación colectiva tiene un modelo “muy propio” en Uruguay, porque abarca a gran número de personas (debido a que la formalidad es alta) y por su condición de tripartita. “No es común algo así en el mundo”, apuntó.
Por su lado, Milton Castellano, director del Instituto Cuesta Duarte del Pit-Cnt, recordó que, en determinado período de la historia, se estableció que la participación en los Consejos de Salarios fuera “libre y voluntaria” en Uruguay, lo que terminó desarmando los sindicatos y resultó en la caída del salario real en el país. Advirtió no volver a caer en ese tipo de situaciones.
Hoy —señaló—, hay 160 mesas negociando en el país. “¿Son muchas, son pocas? Se puede discutir todo eso”, pero lo importante es que haya discusión con reglas, dijo. “Se necesitan reglas para que, cuando el país crezca, haya un derrame equitativo de la riqueza y que ningún sector quede excluido”, lanzó.
Castellanos hizo referencia al conflicto en el Puerto de Montevideo de estos días. “Ocurrió por la introducción de tecnología”, recordó, haciendo notar que, en términos generales, “a la tecnología hay que incorporarla y desarrollarla”.
Asimismo, invitó a pensar en los conflictos como inherentes a las democracias y las libertades. “En el puerto hay conflicto, porque se está desarrollando. No es grave tener conflictos, es porque hay democracia”, insistió.
Richard Read, exdirigente sindical (fundador del Pit-Cnt) se adhirió a las palabras de Castellanos y advirtió el riesgo de que “los Consejos de Salarios decaigan, “si pierden emoción”. Por eso “hay que actualizar y mantener la negociación colectivas viva”, porque es lo que “construye sociedad”, marcó.
Planteó que la medición de la productividad requiere profesionalización, porque “miles de familias dependen de esos resultados”, concluyó.
“Que el mediador no haga solo una ‘tirada de orejas’”
Otro de los expositores fue Matías Pérez del Castillo, especialista en Derecho Laboral, quien realizó varias propuestas para modernizar la negociación colectiva, entre ellas cambios que planteó para cumplir con las normas de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Por ejemplo, modificar la competencia que tienen los Consejos de Salarios.
“Que vuelvan a las competencias que tenían antes del año 2009, cuando se les agregó fijar la tasa de ajuste y regular las condiciones de trabajo. Habría que suprimirlos”, afirmó el abogado.
Asimismo, planteó profesionalizar a los funcionarios de la Dirección Nacional del Trabajo (Dinatra) del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, dado que, según afirmó, muy pocos han realizado cursos de mediación e intermediación, además de requerirse más protocolos disponibles en la materia.
“La Dinatra tiene un ambiente inhóspito. El lugar donde se negocia debería ser más amigable”, cuestionó, agregando que ese punto parece un tema menor, pero no lo es.
Pérez del Castillo propuso además que se busque el cumplimiento de las normas. “Que el mediador no haga solo una ‘tirada de orejas’; hay que sancionar a los incumplidores. Así como se sanciona a las empresas, hay que sancionar también a todos los que incumplen lo negociado”, agregó.
En tal sentido, su posición es que las competencias de la Dinatra deberían ser ampliadas para incorporar esa función.
Otro punto de atención que mencionó el abogado fue la situación de los trabajadores autónomos, que según disposiciones de la OIT, tienen derecho a hacer uso de la negociación colectiva.
“(Eso) está bien, pero ¿cómo va a funcionar eso? ¿Cómo se va a respetar la libertad sindical de los trabajadores autónomos? ¿Cómo van a ser beneficiarios?”, se preguntó. En esa línea, planteó que en Uruguay habría que regular esos asuntos.
Matriz de producción y “Ausentismo que espanta”
Richard Read observó que “para hablar de las relaciones laborales, hay que identificar mejor la matriz productiva de Uruguay”. “¿Es la agroindustria, la logística, habría que ir más por el lado de la investigación, del software?”, se preguntó. “En base al Uruguay del futuro se define el camino de las relaciones laborales”, apuntó.
A su entender, la cultura del trabajo (que a su juicio, está en caída), también debería estar en las tripartitas. Finalmente, advirtió que hay en el país un ausentismo “que espanta”, según sus palabras.