La Nación/GDA
En el sistema financiero tradicional, todo gira en torno a la confianza. Confiamos en que el banco realmente tiene los fondos que dice tener. Confiamos en que el Estado emite solo el dinero que anuncia. También confiamos en que los intermediarios registran bien cada operación. Pero la experiencia demuestra que esa confianza no siempre se sostiene. Hay instituciones financieras que esconden pérdidas, gobiernos que disimulan cuánto dineroestán imprimiendo.
También hay entidades que retrasan o niegan información justo cuando los usuarios más la necesitan.
Por eso, en el mundo cripto se popularizó la frase “no confíes, verificá”, que condensa una de las grandes ventajas de la tecnología blockchain.
Al tratarse de un registro público, abierto y transparente, ya no es necesario aceptar lo que alguien declara, porque cualquiera puede comprobarlo de manera directa.
La información sobre activos y transacciones deja de ser un privilegio reservado para unos pocos y se convierte en un recurso accesible para todos, en cualquier momento y lugar.
En este Finanzas de Bolsillo vamos a profundizar en este cambio de lógica y en cómo el proceso que comenzó a tomar forma en Estados Unidos, al incorporar la blockchain como pieza central del sistema, puede traducirse en beneficios concretos para todos.
Desde los pequeños ahorristas hasta los grandes inversores, todos ganarían en seguridad y transparencia, mientras que los únicos que quedarían fuera de juego serían los intermediarios que cobran comisiones sin aportar valor y los burócratas que se benefician de la opacidad y el desorden.
Bancos y exchanges
Pensemos por un momento en un banco donde todos sus activos y pasivos estén cargados en una blockchain pública. No se trata de balances extensos, llenos de tecnicismos que pocos entienden. Hablamos de un registro claro, accesible, que se actualiza en tiempo real.
Cualquier persona, a través de la blockchain, podría ver cuántos fondos tiene, en qué los invierte y cuál es su nivel de liquidez al instante.
Este cambio tendría un impacto enorme: no haría falta confiar en comunicados oficiales, porque cada usuario podría comprobar por sí mismo la información en tiempo real.
Situaciones traumáticas como la del “corralito” argentino en 2001, cuando millones de personas quedaron de un día para el otro sin acceso a sus ahorros, simplemente no podrían repetirse en un sistema construido sobre la transparencia absoluta.
Además, esa visibilidad obligaría a los bancos a cuidar mejor el dinero de sus clientes. La presión no vendría de un regulador, sino del propio público.
Cualquier persona podría elegir a quién confiarle sus fondos con información real sobre la solidez de cada entidad.
Lo mismo pasaría con los exchanges de criptomonedas. Muchos dicen tener reservas, pero pocos lo demuestran con datos en cadena. Solo quienes publican pruebas on-chain logran generar verdadera confianza.
Transferencias
En el sistema bancario actual, cuando una transferencia se demora, el usuario queda atrapado en un recorrido frustrante. Llamadas, derivaciones, explicaciones confusas.
Se repiten frases como “está en proceso”, “hay que esperar el próximo corte” o “ya figura, pero todavía no impacta”. Ninguna de esas respuestas aclara qué está pasando en realidad. Y muchas veces, ni el propio operador tiene acceso completo a la información. El dinero queda en el medio, sin llegar ni volver, y el cliente no tiene forma de saber qué pasó.
La blockchain cambia eso de raíz. Basta con tener el ID de la transacción para poder seguir todo el recorrido del dinero. Se puede ver en qué bloque se registró, cuánto falta para que se confirme o si hay algún problema que la esté frenando.
Plataformas como Etherscan (y muchas otras) permiten que cualquier usuario revise estos datos por su cuenta. Ya no se depende de un centro de atención que repite respuestas automáticas: se accede directo a la fuente.
La mejora es todavía más notoria cuando se trata de transferencias internacionales. Hoy, enviar dinero a otro país puede tardar hasta 72 horas y se tienen que pagar comisiones, a veces más de una vez, si se usan bancos chicos o intermediarios.
En cambio, con blockchain, ese mismo envío se puede hacer en minutos y con un costo mínimo, muchas veces de solo unos centavos.
La diferencia es clara. Se deja atrás un sistema lento, caro y difícil de entender, y se pasa a otro rápido, accesible y transparente.
Cooperativas de crédito
Las cooperativas de crédito y mutuales son clave en la vida financiera de muchas personas. Pero en muchos casos, operan con poca transparencia, y eso termina afectando a sus propios socios.
Los balances internos, cuando aparecen, están llenos de tecnicismos difíciles de entender. Muchas veces se elige dónde invertir, cuánto pedir prestado o qué tasa esperar con datos viejos o poco claros.
En un sistema basado en blockchain, eso cambia por completo. Cada socio podría revisar en pocos segundos cómo está realmente la cooperativa: cuánto dinero prestó, cuánta liquidez queda, cuál es la tasa de morosidad. Todo accesible en tiempo real, sin esperar una asamblea ni depender de un informe que más que informar, busca calmar.
Y la transparencia no solo ayuda a ver cómo está la cooperativa. También permite que el sistema funcione mejor.
Por ejemplo, los préstamos podrían tener tasas variables que se ajusten automáticamente según parámetros objetivos, como la disponibilidad de fondos o el nivel de pagos atrasados. Y no hablamos de futurología: esto ya existe.
Es la lógica que usan muchos protocolos de finanzas descentralizadas (DeFi), donde las condiciones se actualizan solas según la oferta y la demanda.
¿Qué es la tecnología blockchain?
La blockchain (en español, cadena de bloques) es una nueva tecnología que puede describirse como una red inmutable, descentralizada y resistente a la censura.
En un primer momento, con la aparición del bitcoin, se creía que el gran valor agregado de la blockchain era su capacidad para custodiar y transferir activos digitales de manera totalmente descentralizada, sin la intervención de bancos, gobiernos ni otros entes centralizados.
Con la inclusión de los smarts contracts (contratos inteligentes) a través de ethereum se abrió un nuevo abanico de posibilidades que exceden por mucho el universo de las finanzas.
Los contratos inteligentes permiten colocar dentro de la blockchain una serie de instrucciones programadas de antemano que serán cumplidas indefectiblemente a posteriori, sin poder ser modificadas por nadie ni nada una vez que se activan. La sinergia de Internet, blockchain y smart contracts resultó muy poderosa y al día de hoy concentra un mercado de casi 2 trillones de dólares. Lo notable es que continúa en franco crecimiento.
Si bien el nuevo paradigma se refleja en una revolución en el campo de las finanzas internacionales con el surgimiento de las DeFi o finanzas descentralizadas, lo cierto es que también sobrevuela a otras industrias y promete transformarlas en el mediano plazo.
El cambio apunta a una mayor eficiencia, menores costos, más transparencia y acciones simples, veloces y precisas. La blockchain también cuenta con varios nichos de industrias que son rentables desde hace años.