La pobreza aumenta en Argentina y alcanza al 42% en 2020 tras el efecto del COVID-19

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Pobreza en Argentina. Foto: Wkimedia Commons.

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Es uno de los peores efectos de la severa recesión que vive el país y que se ha agravado por la pandemia del COVID-19.

La tasa de pobreza en Argentina se ubicó el segundo semestre de 2020 en el 42%, con un aumento de 6,5 puntos porcentuales en un año, uno de los peores efectos de la severa recesión que vive el país suramericano y que se ha agravado por la pandemia del COVID-19.

De acuerdo a un informe difundido ayer por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), la tasa de pobreza urbana registrada entre julio y diciembre pasado estuvo 1,1 puntos por encima de la del primer semestre de 2020 y 6,5 puntos por arriba de la de la segunda mitad de 2019, cuando el índice había sido del 35,5%.

En tanto, la tasa de indigencia se ubicó en el 10,5%, sin cambios con respecto al semestre anterior, pero con un avance de 2,5 puntos en la comparación interanual.

La tasa de pobreza alcanzada en la segunda mitad del pasado año no se registraba desde 2004, momento en el que Argentina aún trataba de recomponerse de la severa crisis económica de 2001-2002, cuando el nivel de pobreza llegó a un máximo del 57,5%.

La medición cuyos resultados se difundieron ayer tiene en cuenta el nivel de vida en los 31 centros urbanos más poblados del país, lo que abarca a 28,5 millones de personas, sobre una población total en Argentina de unas 45 millones de personas.

La estadística oficial señala que a finales de diciembre pasado se encontraban por debajo de la línea de pobreza 12 millones de personas, cerca de 2,1 millones más que a fin de 2019.

En tanto, 3 millones eran indigentes, unas 770.400 personas más que hace un año.

La pobreza ha crecido en Argentina en un contexto de recesión económica iniciado hace tres años y agravado por la pandemia del COVID-19.

La economía argentina se desplomó 9,9% en 2020, uno de los peores desempeños en la historia del país, con pérdida de empleos formales y aumento del trabajo informal y por cuenta propia y, por tanto, deterioro de los ingresos.

Los salarios de trabajadores formales y no registrados crecieron en promedio el año pasado el 33%, por debajo de la inflación, que fue del 36,1%, por lo que hubo pérdida neta del poder de compra de los hogares.

De acuerdo al informe del Indec, los ingresos de los hogares indigentes se encontraron en el segundo semestre de 2020 un 40,4% promedio por debajo del costo de la canasta alimentaria, mientras que los ingresos de los hogares pobres estuvieron en promedio un 41,9% por debajo de la canasta básica total.

Frente a la emergencia, el gobierno de Alberto Fernández aumentó el año pasado las ayudas económicas a los sectores más vulnerables y reforzó la asistencia estatal a los comedores comunitarios, donde creció la afluencia de personas en busca de alimentos.

El ministro de Desarrollo Social argentino, Daniel Arroyo, reconoció días atrás, en declaraciones a medios locales, que “la situación social es crítica”, señaló que el principal problema es el coste de los alimentos y el alto endeudamiento de las familias y dijo que el Gobierno no descarta adoptar nuevas medidas sociales si la pandemia vuelve a recrudecer en Argentina. (En base a EFE)

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