Redacción El País
Desde el retorno de la democracia en Uruguay (1985) hasta el período de gobierno pasado hay una situación que se repite: el déficit fiscal se deteriora en el último año de la administración debido a un aumento del gasto público en pleno período electoral.

“En general, los gobiernos ajustan cuando asumen y desajustan antes de irse en el marco de lo que se ha denominado como ‘carnavales electorales’. ¿Cómo vienen las cosas, en este sentido, en el actual período de gobierno?”, se preguntó el Observatorio de la Coyuntura Económica de la Universidad Católica (UCU), que dirige el economista Javier de Haedo, en su Monitor de Coyuntura divulgado ayer.

Allí analizó el resultado fiscal para cada uno de los cinco años del “gobierno promedio” entre 1985 y 2019.

“Se observa que el mejor año en materia fiscal es el tercero y que el peor es el quinto. Entre esos años, el deterioro fiscal promedio es de 1,3% del Producto Interno Bruto (PIB)”, indicó el informe.

“Sin embargo, si se excluye al gobierno de Jorge Batlle, que fue el único en el que esa norma no se cumplió (el resultado fiscal mejoró en 2,1% del PIB entre los años tres y cinco, tras la crisis de 2002), el deterioro promedio de los otros seis gobiernos es de 1,9% del PIB”, añadió.

En esos seis gobiernos (excluido el de Batlle), hubo dos del Partido Colorado, uno del Partido Nacional y tres del Frente Amplio.

El monitor de la UCU analizó lo sucedido en el actual período de gobierno. “Pero, para ello, se excluye el “efecto fiscal covid” por tratarse de un factor extraordinario y de haber sido cuantificado con precisión”, explicó.

“Resulta claro que en este período se vuelve a dar la secuencia habitual. El mejor año es ‘casi’ el tercero, más precisamente a setiembre de 2022 (el primer mes de la segunda mitad del quinquenio)” con un déficit fiscal de 1,9% del PIB, señaló el monitor.

“A poco de terminar el cuarto año, sólo 12 meses después de ese mejor dato, ya se tiene un déficit de 4,2% del PIB, es decir 2,3 puntos peor que el de 12 meses antes”, agregó.

“¿A qué se debió semejante deterioro en las finanzas públicas en apenas 12 meses? En términos generales se puede sostener que el ajuste fiscal inicial fue por su naturaleza transitorio (entre otras razones, por la caída real de los salarios y las pasividades y por la desaceleración de las inversiones). No se trató de un ajuste estructural, permanente del gasto, fue apenas una represión transitoria. Todo lo contrario ocurrió en los 12 meses a septiembre, cuando subieron considerablemente todos los componentes del gasto primario”, sentenció el informe.