[En base a La Nación/GDA]
Según un estudio realizado por la CAF-banco de desarrollo de América Latina y el Caribe y el Banco Central (BCU) a comienzos de este año, el 63% de los uruguayos dice no llegar a fin de mes con sussalarios o ingresos. Además, 79% de los uruguayos encuestados reflejó preocupación por pagar sus gastos habituales y un 77% considera si puede comprar algo antes de pagarlo.
Entre otros datos, el estudio de CAF y el BCU arrojó que un 77% de los uruguayos trata de ajustar su presupuesto recortando gastos, sumando a que un 47% intenta hacer lo mismo trabajando horas extra. De hecho, tan solo un 15% de los uruguayos afirmó tener un bienestar económico adecuado. Por si fuera poco, Paraguay (70%) y Uruguay (63%) son los países de la región en los que con mayor frecuencia las personas o familias se encuentran en situación de insuficiencia de ingresos a fin de mes.
A pesar de estos datos, la educación financiera de Uruguay -en niveles medios- es la más alta de la región con un 57%, según el relevamiento de la CAF y el BCU.
Este panorama deja a muchos a solo un “accidente financiero” de caer en la pobreza. ¿Por qué sucede esto? Por una falta de educación económica que impide que la gente incorpore los tres pilares del dinero: el conocimiento, la motivación y los hábitos. Por ello, en este Finanzas de Bolsillo profundizaremos en estos tres aspectos fundamentales, ofreciendo herramientas para que quienes deseen mejorar su calidad de vida en términos financieros puedan hacerlo, aumentando el ratio de ingresos respecto al tiempo invertido.
Conocimiento
Cuando hablamos de conocimiento financiero, no nos referimos a obtener un título en economía, sino a incorporar ideas clave que pueden marcar la diferencia en nuestra vida diaria. Debemos aprender a diferenciar entre distintos tipos de ingresos y ahorros para poder tomar decisiones económicas más inteligentes. A continuación, desglosaremos algunos tipos de ingresos y ahorros que todo individuo debería conocer:
Ingresos ordinarios: son aquellos que recibimos por cada hora trabajada. Esto incluye tanto a quienes están en relación de dependencia como a los autónomos o cuentapropistas. Es el tipo de ingreso más común, pero también el que más tiempo hay que invertir para generarlo.
Ingresos pasivos fortuitos: estos ingresos provienen de eventos inesperados o esporádicos, como herencias, premios de lotería, o un juicio ganado. Son ingresos que no se pueden planificar o predecir con certeza.
Vehículos automatizados de ingresos financieros: son ingresos pasivos generados por inversiones en instrumentos financieros, como bonos, plazos fijos, fondos comunes de inversión o cauciones bursátiles. Requieren una inversión inicial de dinero, pero no demandan tu tiempo constantemente.
Vehículos automatizados de ingresos monitoreados: son ingresos obtenidos por la creación de un negocio que funciona de manera semiautomática. Si bien se requiere supervisión o monitoreo ocasional, el negocio opera sin que estés presente constantemente. Internet es una gran herramienta para este tipo de ingresos.
Lo mismo sucede con el ahorro, en donde podemos diferenciar estos tipos de ahorros:
Ahorro para emergencias: este tipo de ahorro equivale a seis meses de ingresos y debe estar disponible en caso de imprevistos. Se sugiere colocarlo en instrumentos de bajo riesgo y fácil acceso, como cuentas en dólares o inversiones de baja volatilidad. Este tipo de ahorro es tu primera línea de defensa ante situaciones inesperadas.
Ahorro para seguridad: se trata de un ahorro que cubre más de un año y medio de ingresos. Este nivel de ahorro te da la posibilidad de tomar decisiones más estratégicas y de largo plazo, como cambiar de trabajo o aprovechar oportunidades de inversión que surgen en épocas de crisis.
Ahorro para consumo: es el ahorro destinado a mejorar tu calidad de vida, ya sea comprando ropa, tecnología, o planificando viajes. Este tipo de ahorro tiene un ciclo finito: una vez que se alcanza el objetivo, el dinero se gasta, por lo que se debe reiniciar el ciclo de ahorro para futuras compras.
Ahorro para inversión o emprendimiento: este tipo de ahorro no tiene como fin el consumo inmediato, sino la generación de ingresos futuros. Se destina a comprar activos o montar un negocio, lo cual permite generar ingresos pasivos que liberan tiempo para dedicar a otras actividades o inversiones.
Motivación
Sin la motivación adecuada, es muy difícil sostener el esfuerzo necesario para alcanzar nuestras metas financieras. Uno de los errores más comunes es basar la motivación en objetivos que, aunque atractivos, no contribuyen a mejorar nuestra situación financiera.
Tomemos como ejemplo el ahorro para las vacaciones. La imagen de un descanso en la playa o un viaje soñado puede ser muy efectiva para motivarnos a juntar dinero, pero este tipo de ahorro no construye ni ingresos ni patrimonio. De hecho, muchas personas terminan endeudándose para financiar sus vacaciones, lo que genera el efecto contrario al deseado: pérdida de estabilidad financiera.
En lugar de centrar nuestra motivación en consumos inmediatos, deberíamos ordenar nuestras prioridades y apuntar a construir un fondo de emergencias. Este tipo de ahorro no solo nos brinda tranquilidad, sino que nos protege frente a situaciones imprevistas que podrían desestabilizar nuestras finanzas.
Una vez que hemos asegurado un colchón de emergencia, la motivación debe dirigirse hacia el ahorro para inversión. Como vimos antes, el objetivo de generar ingresos pasivos a través de vehículos automatizados de ingresos es una de las formas más eficientes de mejorar nuestra salud financiera a largo plazo.
Aquí es donde entra lo que llamo el ciclo natural de las finanzas personales. De la misma manera que en la naturaleza las sustancias pasan por ciclos de transformación, el dinero en nuestras finanzas debe seguir un ciclo similar: el ingreso que recibimos se divide en gasto y ahorro. Ese ahorro, en lugar de quedarse inmóvil, debe transformarse en inversión. La inversión genera nuevos ingresos, que se suman al ingreso tradicional.
Hábitos
Un hábito es una conducta que repetimos casi automáticamente, y en el ámbito de las finanzas personales, resulta fundamental para alcanzar el bienestar económico. Desarrollar hábitos financieros saludables, como mantener un Panel de Control Financiero Personal para seguir de cerca todos los ingresos y egresos en una base diaria, semanal, mensual y anual, revisar siempre los resúmenes de las tarjetas y los tickets, y preferir el pago con débito o en efectivo, es esencial para evitar el endeudamiento innecesario y asegurar un futuro estable. Además, establecer un fondo de emergencia, planificar y ajustar el presupuesto regularmente, y ahorrar e invertir de manera sistemática contribuyen a una salud financiera robusta. Cuando contamos con el conocimiento y la motivación adecuados, estos buenos hábitos tienden a formarse de manera natural. La educación financiera y una actitud proactiva no solo promueven la tranquilidad económica, sino que también facilitan la creación de un ciclo virtuoso de crecimiento y estabilidad. La disciplina y la constancia siguen siendo importantes, pero con la base correcta, mantener este equilibrio y alcanzar la libertad financiera se convierte en un proceso casi automático.
El apoyo en la tecnología
La tecnología también presenta opciones si quiero mejorar mi capital. Una forma efectiva de lograrlo es crear una planilla de Excel con el detalle de nuestros ingresos y gastos. Ahí también se pueden agregar (si se desea) los estados de cuenta del banco de manera mensual, por lo que uno puede calcular los gastos que realizó cada mes para así intentar disminuirlos para el próximo y así ahorrar un poco más. Otra manera de no caer en malas conductas financieras y perder dinero es utilizar apps para la organización de finanzas. Permiten visualizar tendencias, facilitan la carga de datos y brindan información sobre el comportamiento financiero personal para así poder mejorarlo.
Por otro lado (y aunque tal vez pueda sonar poco convencional), optar por llevar únicamente dinero en efectivo puede resultar en un menor gasto. Investigaciones han revelado que las personas tienden a gastar más cuando utilizan tarjetas de crédito.
En esta línea, un estudio denominado “Efectos del mecanismo de pago en el comportamiento de gasto: El papel del ensayo y la inmediatez de los pagos’” llegó a la conclusión de que el gasto pasado influye en cómo se gasta en el futuro, pero también el método de pago desempeña un rol importante.
En este caso, las tarjetas de crédito no son percibidas como dinero real, y como el pago no es inmediato, las personas suelen subestimar el impacto de sus compras. Otra estrategia para economizar consiste en no almacenar los datos de pago en el navegador. Aunque esto puede resultar menos conveniente, puede tener el beneficio de hacerlo reflexionar antes de realizar una compra.