EFE
Los 31 aliados de la OTAN anunciaron ayer martes que suspenderán la aplicación del Tratado de Fuerzas Armadas Convencionales en Europa (FACE) a causa de la salida definitiva de Rusia del mismo.
“Aun reconociendo el papel del Tratado FACE como piedra angular de la arquitectura de seguridad euroatlántica, sería insostenible una situación en la que los Estados parte aliados acataran el Tratado y Rusia no lo hiciera”, indicó el Consejo del Atlántico Norte, el máximo órgano de toma de decisiones de la OTAN, en un comunicado.
Los aliados condenaron tanto la decisión de Rusia de retirarse del tratado como su invasión a Ucrania, “contraria a los objetivos” del FACE.
“La retirada de Rusia es la última de una serie de acciones que socavan sistemáticamente la seguridad euroatlántica”, enfatizaron.
Moscú “sigue demostrando su desprecio por el control de armamento”, incluidos los principios clave de reciprocidad, transparencia, cumplimiento, verificación y consentimiento del país anfitrión, y “socava el orden internacional basado en normas”.
Los aliados, a los que se unió Suecia como país invitado a ser parte de la OTAN, reiteraron su “compromiso permanente” de reducir los riesgos militares y “prevenir las percepciones erróneas y los conflictos”.
“Los aliados se esfuerzan por fomentar la confianza (...), contribuyendo así a la paz y la seguridad”, aseguraron.
El pasado 29 de mayo, el presidente ruso, Vladímir Putin, firmó la ley de denuncia del Tratado de Fuerzas Armadas Convencionales en Europa, que establece límites jurídicamente vinculantes y verificables para las principales categorías de equipos militares convencionales.
En 2007 Rusia ya había suspendido la aplicación del tratado, que nació con el objetivo de prevenir que cualquiera de las alianzas presentes en Europa durante la Guerra Fría -la OTAN y el Pacto de Varsovia- acumulase fuerzas para lanzar una ofensiva rápida.
El documento, calificado tras su creación en 1990 como la piedra angular de la seguridad europea, eliminó en aquel momento la ventaja cuantitativa de la Unión Soviética en armas convencionales en Europa.
El tratado estableció límites iguales en la cantidad de tanques, vehículos blindados de combate, artillería pesada, aviones de combate y helicópteros de ataque que la OTAN y el Pacto de Varsovia podrían desplegar entre el océano Atlántico y los Urales.