BRASIL

En Brasil, el presidente Jair Bolsonaro está en una guerra abierta contra el voto electrónico, y esto llevó a que el Tribunal Superior Electoral (TSE) le abriera una investigación.

La máxima corte electoral acordó además pedir al Supremo Tribunal Federal (STF) que Bolsonaro sea investigado por difundir noticias falsas sobre las elecciones durante una retransmisión en vivo por Facebook el pasado jueves: durante más de dos horas el presidente habló sobre su convicción de que hubo fraude en las dos últimas elecciones, afirmando que él debía haber ganado en la primera ronda en 2018.

Tres de los once jueces del STF integran también el TSE.

La investigación en el TSE determinará si Bolsonaro cometió los crímenes de “abuso de poder económico y político, uso indebido de medios de comunicación, corrupción, fraude, conductas vetadas a agentes públicos y propaganda extemporánea en sus ataques contra el sistema de voto electrónico y la legitimidad de las Elecciones Generales de 2022”.

Si el STF acepta incluir a Bolsonaro en la investigación sobre “fake news”, el mandatario podría responder a un proceso penal que pondría en juego su permanencia en el cargo.

Por otro lado, el proceso administrativo abierto por el TSE puede llevar a que su eventual candidatura sea vetada por ese organismo o impugnada por la oposición, con sus “amenazas” al proceso electoral como principal argumento.

Bolsonaro, quien busca la reelección, lleva años cuestionando la fiabilidad de las urnas electrónicas.

El mandatario no pide que se vuelva a las papeletas de votación, sino que se imprima un recibo después de cada voto en la urna electrónica, con el fin de que puedan ser recontados físicamente.

Un discurso que cala en parte de su electorado. Este domingo, miles de personas se manifestaron en varias ciudades de Brasil, entre ellas San Pablo, Río de Janeiro y Brasilia, a favor del voto impreso.

Bolsonaro ya tiene una investigación en su contra por tentativa de corrupción en la compra de la vacuna india anticovid Covaxin.

Hace tres semanas, Bolsonaro desató la polémica al sembrar dudas sobre la realización de las elecciones de 2022. “O hacemos elecciones adecuadas en Brasil, o no habrá elecciones”, dijo.

Además, calificó de “imbécil” al presidente del TSE, Luis Roberto Barroso, quien estima que la impresión de los recibos en papel podría exponer el voto “a los riesgos de manipulación del pasado”.

Analistas brasileñlos aseguran que, con sus cuestionamientas al sistema electoral, Bolsonaro está preparando el terreno para impugnar el resultado en caso de derrota, como lo hizo el expresidente estadounidense Donald Trump.

Con la investigación en el TSE ya encaminada y a la espera de la decisión del TSF sobre su inclusión en el caso de las noticias falsas, Bolsonaro reaccionó ayer martes y avisó al Poder Judicial que no aceptará “intimidaciones”.

Afirmó que el juez Barroso “le presta un flaco servicio a la nación” y “pretende imponer su voluntad” frente al “clamor del pueblo”, al que incluso convocó a manifestarse en las calles.

“Si el pueblo quiere, y le debo lealtad al pueblo, haremos una gran concentración” en San Pablo “para darle un último recado a los que osan azotar la democracia” y rechazan el voto impreso, declaró frente a un pequeño grupo de seguidores.

“Repito, será el último recado”, agregó Bolsonaro, quien en otras ocasiones ha sugerido que el “pueblo” y hasta las Fuerzas Armadas podrían “sublevarse” frente a quienes se oponen al voto “auditable”, que en su opinión solamente encarnan las papeletas.

En medio de este cruce entre la Justicia y Bolsonaro, el Congreso brasileño tiene otro tema espinoso para los próximos meses: la reforma tributaria.

El proyecto presentado por el Ejecutivo tiene como uno de sus principales ejes la reforma del impuesto a la renta.

“El Gobierno ha propuesto pequeñas reformas sobre la reforma tributaria. Una reforma de verdad es cuando mueves la estructura, ahora solo se está pintando la pared”, explicó a EFE Gabriel Quintanilha, especialista tributario y profesor adscrito de la Fundación Getulio Vargas (FGV).

Uno de los puntos más polémicos de la propuesta presentada por el Gobierno es la tributación sobre los dividendos, que estaban exentos en el país desde 1995.

De acuerdo con la organización Tax Foundation, Brasil es uno de las pocas naciones del mundo que actualmente no grava las ganancias sobre el capital, lo que podría cambiar en caso de que el Congreso apruebe la “segunda fase” del proyecto presentado por el Gobierno.

La tributación sobre ganancias de dividendos ha sido ampliamente defendida por el ministro de Economía, Paulo Guedes, quien asegura que la medida pondrá fin a privilegios y ayudará a reducir los impuestos de empresas y trabajadores. (Con información de EFE y AFP)