Los equipos de rescate intentaron ayer sábado recuperar los cadáveres sepultados bajo los escombros en el norte de Pakistán, donde unas lluvias monzónicas inusualmente intensas causaron la muerte de 344 personas en 48 horas.
En los últimos dos días, las lluvias torrenciales más mortíferas golpearon diferentes distritos de la provincia montañosa de Khyber-Pakhtunkhwa, fronteriza con Afganistán, la más impactada por las tormentas y donde fallecieron 307 personas, la mitad de las muertes registradas en esta temporada de monzón, según la autoridad local de gestión de desastres.
La mayoría de las víctimas fueron arrastradas por crecidas repentinas o murieron al derrumbarse sus casas, electrocutadas o alcanzadas por rayos.
Por la mañana de ayer continuaban las labores de búsqueda para intentar recuperar los cadáveres sepultados bajo los escombros, con más de 2.000 rescatistas movilizados, informó Bilal Ahmed Faizi, portavoz de los servicios de emergencia provinciales.
“Las fuertes lluvias, los deslizamientos de tierra y las carreteras bloqueadas dificultan el acceso de las ambulancias y los equipos de rescate deben desplazarse a pie”, afirmó.
El vocero afirmó que los socorristas intentan evacuar a los sobrevivientes, pero que muy pocos aceptan partir “porque perdieron seres queridos, aún prisioneros bajo los escombros”.
La autoridad provincial de gestión de desastres de Khyber-Pakhtunkhwa declaró “zonas siniestradas” numerosos distritos en los que “se han desplegado equipos de rescate como refuerzo” para intentar acercarse a las aldeas situadas en terrenos accidentados.
Otras nueve personas murieron en la zona de Cachemira pakistaní. En la parte administrada por India se registraron al menos 60 víctimas en un pueblo del Himalaya, y otras 80 siguen desaparecidas.
AFP