Ayer domingo se desvanecieron las esperanzas de encontrar supervivientes entre los 150 desaparecidos, tras las devastadoras lluvias monzónicas que causaron la muerte de casi 350 personas en el norte de Pakistán, donde rescatistas y residentes llevan tres días buscando entre los escombros.
Desde el jueves, las lluvias torrenciales han provocado inundaciones, crecidas y deslizamientos de tierra que arrasan pueblos enteros y dejan a muchos habitantes atrapados entre los escombros.
La mayoría de las víctimas fueron arrastradas por inundaciones repentinas, que les causaron la muerte al derrumbarse sus casas o electrocutarse.
En la montañosa provincia de Khyber-Pakhtunkhwa, fronteriza con Afganistán, se registraron 317 muertes en dos días. Solamente en el distrito de Buner se registraron unos 208 muertos y “al menos 150 personas están desaparecidas y podrían estar atrapadas bajo los escombros de sus casas o haber sido arrastradas por las aguas”, declaró ayer Asfandyar Khattak, director de la autoridad provincial de gestión de desastres de Khyber-Pakhtunkhwa. Pero “sus posibilidades de supervivencia son ahora muy escasas”, asegura Bilal Ahmed Faizi, portavoz del servicio provincial de rescate, y añade que, en total, “unas diez aldeas quedaron devastadas”.
Sin embargo, los 2.000 rescatistas desplegados en las aldeas más afectadas buscan incansablemente entre los escombros junto a los residentes. “Seguimos buscando a nuestros seres queridos. Con cada cuerpo que encontramos, sentimos una profunda tristeza, pero también alivio porque sabemos que la familia podrá recuperar los restos”, declara Mohammed Khan, residente del distrito donde trabajan tres excavadoras.
Los rescatistas tienen dificultades para acceder a zonas remotas por “las fuertes lluvias, los deslizamientos de tierra y las carreteras bloqueadas, que impiden la entrada de ambulancias a la zona y las obligan a desplazarse a pie”, señala Faizi. Para ayudar, los residentes talaron árboles para construir nuevas carreteras.
El viernes, un helicóptero de rescate se estrelló y causó la muerte de cinco personas.
Desde el inicio del monzón a finales de junio, que las autoridades describen como inusualmente intenso, más de 650 personas, entre ellas unos 100 niños, murieron y 920 resultaron heridas.
Las autoridades advierten que las lluvias podrían intensificarse en las próximas dos semanas.
AFP