Redacción El País
Tailandia y Camboya mantuvieron ayer jueves duros enfrentamientos en la frontera, con un balance provisional de 12 muertos y decenas de heridos, tras meses de una creciente tensión a raíz de un histórico conflicto fronterizo que ha avivado el nacionalismo en ambas naciones.
Los dos países mantienen desde hace décadas una disputa territorial en el Triángulo de Esmeralda, una zona donde confluyen sus fronteras y la de Laos y donde se conservan varios templos antiguos.
Un desacuerdo sobre el control de esa zona boscosa, propició el 28 de mayo una escaramuza entre militares de Tailandia y Camboya, con intercambio de disparos durante unos 10 minutos, en los que perdió la vida un soldado camboyano.
Este enfrentamiento, que terminó con más de una década de paz en la que la disputa fronteriza se trató de manera diplomática, se registró en el paraje Chong Bok, una de las zonas sin delimitar que reclaman ambos países junto a un puñado de pequeños templos de arquitectura jemer como Ta Muen Thom y Ta Krabe.
El conflicto fue ganando intensidad con acusaciones cruzadas y el refuerzo de medidas fronterizas. La explosión en los últimos días de minas antipersona colocadas recientemente, por las que resultaron heridos varios soldados tailandeses, sirvió de detonante para desatar un nuevo conflicto bélico.
Ayer jueves soldados de ambos países comenzaron a combatir en el terreno anexo al templo Ta Muen Thom, que separa la provincia tailandesa de Surin y la camboyana de Oddar Mean Chey.
Tailandia y Camboya, que comparten 800 kilómetros de frontera, se acusan de iniciar los disparos y responder en defensa propia. En cuestión de horas el choque armado se expandió a al menos seis puntos de la frontera, con el bombardeo por parte de aviones tailandeses contra objetivos militares camboyanos y el lanzamiento de cohetes por los camboyanos.
China, que suele mantener buenas relaciones con ambos países, expresó ayer jueves estar “profundamente preocupada” por estos choques e invitó a las dos partes a “resolver el problema de forma adecuada mediante el diálogo y la consultación”, dijo su portavoz diplomático Guo Jiakun.
La Unión Europea hizo un llamado a la desescalada y pidió a ambas partes a que “resuelvan las disputas a través del diálogo y otros medios pacíficos, en línea con el derecho internacional”.
Por su pare, el Ministerio de Exteriores de Rusia expresó su preocupación por la escalada del conflicto en la frontera entre Tailandia y Camboya. En un comunicado, Moscú pidió a las partes mostrar “contención”, “entablar un diálogo” y resolver sus contradicciones por medios pacíficos. “Creemos que en el contexto del deterioro de la situación general en la región de Asia-Pacífico, es importante buscar posibles vías para resolver las disputas existentes en el espíritu de unidad y solidaridad que caracteriza a la ASEAN”, señala la nota.
La disputa entre los países vecinos parte del acuerdo sellado en marzo de 1907 entre el entonces Reino de Siam (actual Tailandia) y Francia (que ocupaba el territorio que ahora es Camboya) para intercambiar el control de algunas regiones y establecer una línea que definiera la frontera entre ambas naciones.
Sin embargo, según las autoridades tailandesas, la demarcación real de la frontera se desviaba del texto de aquel tratado, incluido el territorio alrededor del templo de Preah Vihear y otros puntos fronterizos.
Una discordia que se arrastra hasta la actualidad y que ha provocado varios enfrentamientos en la historia de estos países vecinos. Incluidos los combates intermitentes entre 2008 y 2011 que dejaron una treintena de muertos.
¿Golpe de Estado?
El último encontronazo originado el pasado mayo propició que el 1 de julio la entonces primera ministra tailandesa, Paetongtarn Shinawatra, fuera suspendida temporalmente por el Tribunal Constitucional.
La corte debe decidir en las próximas semanas si la joven política cometió una “grave falta ética” al criticar el rol en la disputa territorial con Nom Pen de un comandante apostado en la frontera, durante una llamada filtrada con el presidente del Senado de Camboya y exlíder del país, Hun Sen.
El Ejército tailandés históricamente ha mantenido una notable influencia en la política del país, habitualmente llegando al poder mediante golpes de Estado, los últimos en 2006 y 2014 contra los gobiernos de Thaksin y Yigluck Shinawatra, padre y tía, respectivamente, de la mandataria recién suspendida.
“Ahora, una vez más, los militares están sugiriendo abiertamente que el gobierno civil es débil y la primera ministra es tan inexperta que los líderes civiles son incapaces de manejar esta crisis”, opinó a finales de junio el académico Joshua Kurlantzick, del laboratorio de ideas británico Consejo de Relaciones Exteriores. EFE, AFP