Redacción El País
Gran Bretaña y la Unión Europea alcanzaron ayer lunes un acuerdo histórico destinado a impulsar la cooperación en materia de seguridad y al mismo tiempo eliminar algunas de las barreras al comercio introducidas por el Brexit.
El acuerdo está diseñado para ayudar a ambas partes a trabajar más estrechamente juntas, ya que Estados Unidos ha señalado que está reduciendo su compromiso con la seguridad europea.
Pero también subraya la ambición del primer ministro británico, Keir Starmer, de “reiniciar” los lazos con el bloque de 27 naciones, casi nueve años después de que los británicos votaran por un estrecho margen a favor de abandonar la UE.
“Es hora de mirar hacia adelante”, declaró Starmer, “de dejar atrás los debates y las luchas políticas obsoletas para encontrar soluciones prácticas y sensatas. Estamos dispuestos a colaborar con nuestros socios si eso significa que podemos mejorar la vida de las personas aquí en casa”.
Según el acuerdo, los británicos podrán usar puertas electrónicas en Europa al cruzar las fronteras, y también será más fácil viajar con mascotas. Se podrá volver a vender algunos productos cárnicos británicos en la UE -el principal socio comercial de Gran Bretaña- y se eliminarán algunos controles fronterizos de productos animales y vegetales.
El acuerdo se dio a conocer en una sala dorada de Lancaster House, un elegante edificio gubernamental de Londres. Starmer se encontraba en un podio flanqueado por Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, el órgano ejecutivo del bloque, y António Costa, presidente del Consejo Europeo, que representa a los países miembros.
Sin embargo, el acuerdo es políticamente polémico para Starmer y ha implicado meses de difíciles negociaciones.
Uno de los temas más delicados en las negociaciones comerciales fue la ampliación del derecho de los barcos de pesca europeos a pescar en aguas territoriales británicas, a cambio de una reducción de las barreras comerciales para los productos alimenticios británicos que entran en la gigantesca zona económica única de la UE.
Tras conversaciones que continuaron hasta casi el último minuto, ambas partes acordaron que permitirían el acceso de los barcos europeos a las aguas pesqueras del Reino Unido hasta el 30 de junio de 2038.
Esa no fue la prórroga indefinida que algunos europeos buscaban, sino un plazo mucho mayor del que los británicos habían sugerido inicialmente. La prensa sensacionalista británica de derechas, pro-Brexit, la aprovechó rápidamente, y uno de ellos la calificó de “rendición”.
Preocupado por una posible reacción negativa de los partidarios más duros del Brexit, Starmer ya había descartado unirse al mercado único de la UE o a la unión aduanera, dos medidas que habrían impulsado el crecimiento económico.
Pero para alcanzar el acuerdo sobre las exportaciones de alimentos se necesitaron concesiones más limitadas, lo que exigía que Gran Bretaña cumpliera los estándares europeos.
Starmer esperará que los beneficios concretos para los consumidores y los viajeros superen las objeciones de los partidarios del Brexit.
El acuerdo incluye planes para un nuevo programa que permita a los jóvenes europeos viajar y trabajar en Gran Bretaña y viceversa.
Este programa es políticamente delicado en Gran Bretaña, donde el gobierno intenta reducir la inmigración. Anteriormente descrito como un programa de “movilidad juvenil”, se ha rebautizado como de “experiencia juvenil” para evitar cualquier indicio de inmigración.
La oficina de Starmer afirmó que el nuevo programa limitará el tiempo que los jóvenes europeos pueden pasar en Gran Bretaña y que su número estará limitado.
La UE señaló en una hoja informativa que ambas partes habían acordado “trabajar para” un plan para la juventud, pero que los detalles aún se estaban negociando.
Las autoridades europeas han estado presionando para que sus estudiantes en las universidades británicas paguen las mismas tasas que los estudiantes del Reino Unido, algo que sus homólogos han rechazado por considerarlo demasiado caro.
“Las condiciones exactas relacionadas con este plan se decidirán durante las negociaciones”, según la descripción del plan hecha por la UE.
Dado que Gran Bretaña es una de las dos principales potencias militares de Europa, la UE lleva mucho tiempo buscando un pacto de seguridad con el Reino Unido. Sin embargo, esta idea fue rechazada por el ex primer ministro Boris Johnson cuando negoció la salida de Gran Bretaña del bloque.
La guerra en Ucrania y la estrategia del presidente Donald Trump para la seguridad europea han cambiado el clima y aumentado la urgencia de la cooperación. Al mismo tiempo, Gran Bretaña está presionando para que algunas de sus empresas participen en un programa de préstamos de 150.000 millones de euros (169.000 millones de dólares) para financiar la adquisición conjunta de defensa. Este acuerdo podría ser un primer paso hacia dicha inclusión. The New York Times