Redacción El País
Tras la condena a 27 años de prisión, los partidarios de Jair Bolsonaro se aferran ahora a la “esperanza” de más sanciones de Estados Unidos a Brasil o a una polémica o una casi improbable amnistía que libre a su líder de la cárcel.
Cuando el juicio contra Bolsonaro entró en su fase final, Trump impuso en represalia unos aranceles del 50% a parte de los productos brasileños y además aprobó unas inéditas sanciones contra ocho de los once magistrados del Supremo de Brasil.
El diputado Eduardo Bolsonaro, hijo del expresidente, que está en Estados Unidos desde hace meses, afirma que Brasil se ha convertido en una “dictadura” y que la salida es una amnistía “amplia, general e irrestricta”, que libre a su padre de la cárcel.
Esa iniciativa se discute en el Parlamento desde el año pasado y en principio solo favorecería a aquellos que participaron en el asalto a los tres poderes del Estado en Brasilia el 8 de enero de 2023, pero ahora la quieren hacer extensiva a Bolsonaro.
Pero no les está siendo fácil conseguir los votos de la derecha tradicional. Frente a eso, el hijo de Bolsonaro ha sugerido que el Gobierno de Trump podría ahora sancionar a los jefes de las Cámaras legislativas de Brasil, por su negativa a discutir el proyecto de perdón.
Sería una presión similar a la que Estados Unidos ha ejercido, sin éxito, contra los jueces del Supremo, que aun así han condenado a Bolsonaro.
Los próximos pasos de Estados Unidos son una incógnita. Una vez conocido el fallo, Trump se dijo “sorprendido”, pero el secretario de Estado, Marco Rubio, lanzó una clara amenaza, rechazada de inmediato por el Gobierno brasileño. “Estados Unidos responderá en consecuencia a esta caza de brujas”, anunció sin más detalles el jefe de la diplomacia de Trump.
La derecha tradicional sostiene que, para las elecciones de 2026, en las que Lula pudiera buscar un nuevo mandato, la salida sería un candidato más al centro aceptable también para el bolsonarismo. Eso lo pudiera encarnar el gobernador de San Pablo, Tarcísio de Freitas, quien fue ministro de Bolsonaro, pero tiene un perfil técnico y un discurso más moderado. EFE