AFP
En medio de la conmoción por el asesinato a tiros de un candidato y la violencia ligada al narcotráfico, Ecuador votará mañana domingo en unos comicios anticipados para elegir un nuevo presidente. Guillermo Lasso, acorralado por un juicio político, disolvió en mayo el Congreso opositor y adelantó las elecciones generales.
Pero a 11 días de la votación, el asesinato del aspirante presidencial Fernando Villavicencio cuando salía de un acto de campaña ensombreció los comicios.
“Son unas elecciones completamente atípicas, en una situación básicamente de horror que Ecuador esta atravesando por la violencia que venía instalada, pero que se manifiesta de forma más aguda y atroz con el asesinato” del político, dice a la AFP la politóloga Anamaría Correa Crespo, coordinadora de Relaciones Internacionales de la Universidad San Francisco de Quito.
El crimen alteró el espectro electoral. Luisa González, delfín del expresidente Rafael Correa, marcha favorita en las encuestas, pero sin el porcentaje suficiente en la intención de voto para evitar el balotaje.
Para proclamarse vencedor en primera vuelta, se debe obtener el 40% de los sufragios válidos con una ventaja de 10 puntos sobre el segundo.
Detrás de González se ubican el periodista Christian Zurita, reemplazo de Villavicencio; el exfrancotirador y exparacaidista Jan Topic, el líder indígena Yaku Pérez y el exvicepresidente Otto Sonnenholzner.
También se elegirán los 137 miembros de la Asamblea Nacional para completar el actual período de cuatro años, hasta mayo de 2025. Unos 13,4 de los 18,3 millones de ecuatorianos están habilitados a votar.
El rostro del fallecido Villavicencio aparecerá en las papeletas de votación junto a otros siete candidatos, pues ya estaban impresas cuando fue tiroteado por un sicario colombiano.
Poco antes de ser asesinado, el periodista y exlegislador había acusado al detenido líder de la banda criminal Los Choneros, aliada del cartel mexicano de Sinaloa, de amenazarlo de muerte.
También había denunciado ante la fiscalía a parlamentarios, algunos de ellos correístas, por presuntamente estar involucrados en un plan para acabar con su vida.
Tras el magnicidio, la popularidad de Luisa González quedó lastimada. Su mentor Correa y Villavicencio eran enconados rivales, desde que una de las investigaciones periodísticas de Villavicencio y Zurita derivó en la condena en ausencia a ocho años de prisión por corrupción contra el exmandatario.
“Íbamos a ganar en una sola vuelta” pero el asesinato de Villavicencio “movió el tablero electoral”, admitió Correa, quien desde que dejó el poder vive en Bélgica.
Según Correa, se trata de un “complot político” y beneficiar a la derecha “para lograr una segunda vuelta, que todos se unan y vencernos”.
La politóloga Correa Crespo desestima, sin embargo, que “el impacto sea tan fuerte como para alterar el hecho de que va a estar en la segunda vuelta”, prevista para el 15 de octubre.
Luisa González encabeza dos recientes sondeos (con 24% y 24,9%). Uno de ellos, de la firma Cedatos, ubicaba a Villavicencio segundo (12,5%) y al derechista Jan Topic tercero (12,2%).
Para el analista Blasco Peñaherrera Solah, el correísmo podría recibir un “castigo” en las urnas. “Vamos a tener un voto emotivo” como sucedió en 1990 en Colombia, cuando César Gaviria fue elegido tras ocupar el puesto de Luis Carlos Galán, un experiodista que enfrentaba al narcotráfico y fue asesinado por sicarios.
Topic, un exmiembro de la Legión Extranjera Francesa, promete mano dura contra las pandillas emulando la labor del presidente salvadoreño Nayib Bukele.
Correa Crespo anota que “hay un ascenso” en su popularidad. Ahora figura entre los punteros en algunos sondeos.
En la cola de preferencias está el derechista Daniel Noboa.
En plena campaña de estos comicios fueron asesinados también un alcalde, un candidato a diputado y un dirigente local del correísmo.
La familia de Villavicencio demanda al Estado
Los familiares de Fernando Villavicencio presentaron una demanda contra el gobierno y jefes policiales por “asesinato por omisión dolosa”, bajo el argumento de que las instituciones no garantizaron su protección.
Según el abogado Marco Yaulema, Villavicencio había sido amenazado múltiples veces por criminales incómodos con sus denuncias periodísticas, por lo que debía tener un mayor esquema se seguridad el 9 de agosto, el día que un sicario colombiano le disparó.