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Joe Biden busca superar la “crisis de profundo dolor” tras la agitación de Trump

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Joe Biden con lágrimas en sus ojos durante su discurso en Delaware, antes de partir a Washington. Foto: AFP
US President-Elect Joe Biden wipes a tear as he speaks at Major Joseph R. "Beau" Biden III National Guard /Reserve Center in New Castle Airport on January 19, 2021, in New Castle, Delaware, before departing for Washington, DC. (Photo by JIM WATSON / AFP)
JIM WATSON/AFP

ESTADOS UNIDOS

En lo inmediato, el demócrata Biden deberá tranquilizar a una nación tensa después de la salida de la Casa Blanca del republicano Donald Trump.

Se le criticó por ser demasiado arraigado a Washington, demasiado reacio a hacer campaña durante la pandemia y demasiado mayor, pero Joe Biden superó a los escépticos y se convierte hoy miércoles en el 46° presidente de Estados Unidos, con no pocos retos por delante.

En lo inmediato, el demócrata Biden deberá tranquilizar a una nación tensa después de la salida de la Casa Blanca del republicano Donald Trump con un segundo juicio político pendiente, esta vez por el asalto de varios de sus seguidores al Congreso, que dejó cinco muertos.

El nuevo presidente no podrá centrarse, sin embargo, en sanar las heridas políticas. Tendrá también que liderar la lucha contra una pandemia feroz, reparar una economía que se hunde y unir a una ciudadanía profundamente dividida.

Los demócratas esperaban que la victoria de Biden en noviembre permitiera pasar la página de la divisiva presidencia de Trump.

El mandatario republicano no reconoció sin embargo su derrota y, con la ayuda de sus más fervientes partidarios, lanzó acusaciones infundadas sobre un supuesto fraude electoral que culminaron el 6 de enero en la toma del Capitolio, el templo de la democracia estadounidense.

Ante el sombrío panorama, Biden ha estado reiterando el mensaje que dio poco después de las elecciones: la ayuda está en camino.

“La crisis de profundo dolor humano salta a la vista”, dijo el jueves desde su feudo de Wilmington, Delaware. “Tenemos que actuar y tenemos que hacerlo ahora”.

Fuertes medidas de seguridad en alrededores del Capitolio, en Washington. Foto: AFP
Fuertes medidas de seguridad en alrededores del Capitolio, en Washington. Foto: AFP

Pero, ¿puede el hombre que se ha presentado como sanador cumplir sus objetivos en un país donde la ideología de Trump, independientemente de haber perdido la reelección, muestra pocas señales de disminuir?

Rara vez dos candidatos presidenciales fueron tan distintos como en la campaña de 2020, que enfrentó al veterano político Biden, exvicepresidente y exsenador, con el multimillonario empresario Trump, llegado hace cuatro años como un “outsider” a la Oficina Oval.

Mientras que Trump apenas movió un dedo para liderar la lucha contra la pandemia luego de las elecciones, aparte de vanagloriarse de acelerar el desarrollo de las vacunas, Biden prometió un “nuevo capítulo” para la nación.

Ya anunció un plan de rescate de 1,9 billones de dólares para impulsar la primera economía mundial y luchar contra el coronavirus, que incluirá la inyección de 100 millones dosis de vacunas en sus primeros 100 días en el cargo. Pero el inicio de su mandato se verá probablemente eclipsado por el juicio político de Trump.

Oportunidad política.

Tras competir por la Casa Blanca en 1987 y 2008, “Joe, el de clase media” buscó una tercera oportunidad, convencido de que podía restaurar el “alma” de Estados Unidos. Y a pesar de una campaña llevada a cabo principalmente desde su casa por la pandemia, mientras su rival hacía actos multitudinarios por todo el país, logró desbancar al republicano Trump.

Al tomar el juramento del cargo, Biden, de 78 años, será el jefe de Estado estadounidense de mayor edad en ser investido en la historia del país.

Biden llegó a la arena política nacional con solo 29 años, tras una sorpresiva victoria como candidato a senador por Delaware en 1972.

Pero un mes después, la tragedia lo golpeó: su esposa Neilia y su hija de un año Naomi murieron en un accidente de tránsito mientras estaban de compras navideñas.

Joe Biden, presidente electo de Estados Unidos. Foto: AFP
Joe Biden, presidente electo de Estados Unidos. Foto: AFP

Los dos hijos de Biden resultaron gravemente heridos, pero sobrevivieron, aunque en 2015, el mayor, Beau, murió de cáncer.

Estas pérdidas forjaron la empatía que transmite Biden cuando interactúa con la gente, una cualidad que Trump nunca logró mostrar, ni siquiera ante la pandemia que ha dejado cerca de 400.000 muertos en Estados Unidos.

Las habilidades políticas de Biden en el mano a mano son incomparables: puede encantar a estudiantes universitarios, compadecerse de los trabajadores desempleados de la zona industrial del Medio Oeste y hacer una crítica feroz de sus rivales.

Su propensión afable y sociable se vio restringida por el COVID-19, que en marzo lo obligó a quedarse en casa y lo volvió más cauteloso.

Aunque ya no tiene el dinamismo de cuando era vicepresidente de Barack Obama, Biden mantiene su sonrisa deslumbrante. Su andar, sin embargo, es más delicado y su cabello blanco luce más fino.

Sus opositores, e incluso algunos demócratas, se preguntaban si Biden, locuaz y propenso a cometer errores, tropezaría en su larga campaña contra Trump. El presidente de 74 años lo llamaba regularmente “Joe el dormido” y llegó a decir que tenía sus capacidades mentales disminuidas. Pero Biden se encogía de hombros ante los ataques, y en septiembre, en un arranque de frustración por las incesantes interrupciones de Trump durante su primer debate, llegó a pedirle que se callara.

Mensaje de Biden.

El demócrata comenzó su carrera en el Congreso de los senadores más jóvenes de la historia norteamericana. Pasó más de tres décadas en la Cámara Alta antes de ser la mano derecha de Obama como vicepresidente de 2009 a 2017, enfocando los principales problemas en las relaciones internacionales.

El mensaje de Biden durante la campaña electoral se basó en gran medida en su asociación con el todavía popular primer presidente negro de Estados Unidos, y en su capacidad para negociar con muchos líderes mundiales. “Conozco a estos tipos”, solía decir.

Su propuesta de política moderada en un momento de profunda división en Estados Unidos fue un bálsamo para un electorado agotado de los escándalos y el caos en la Casa Blanca de Trump.

Cuando asuma, muchos se preguntarán posiblemente si el anciano estadista irá más allá de un segundo mandato.

“Me veo a mí mismo como un puente, no como otra cosa”, dijo Biden en marzo en un mitin en Detroit, Michigan, junto a otros líderes demócratas, incluida la mujer que se convertiría en su compañera de fórmula, la senadora Kamala Harris, de 56 años, vicepresidenta electa.

“Hay toda una generación de líderes que llegaron después de mí”, dijo. “Son el futuro de este país”.

El consejo del padre que inspiró su vida

Joseph Robinette Biden Jr. nació el 20 de noviembre de 1942 y creció en Scranton, Pensilvania, en una familia de origen irlandés muy católica.

Su padre era vendedor de autos, pero en la década de 1950 perdió su trabajo y la familia se mudó al vecino estado de Delaware cuando él tenía 10 años.

“Mi papá siempre decía: ‘Campeón, cuando te tumban, te pones de pie’”, cuenta Biden.

En Delaware, Biden trabajó de joven como salvavidas en una piscina de un barrio negro y allí aprendió de las injusticias y desigualdades que afectan a esta comunidad, lo que despertó su interés por la política.

Biden estudió en la Universidad de Delaware y en la Escuela de Derecho de la Universidad de Syracuse, y ha expresado su orgullo por no ser un producto de la élite de la Ivy League.

De niño sufrió por un tartamudeo muy fuerte, pero lo superó y desde entonces apoya a otros del “mismo club”, como contó un adolescente en la convención nacional demócrata al agradecerle sus consejos.

Biden comparte los conmovedores detalles de su historia familiar con tanta frecuencia que se han convertido en parte de una marca política.

Críticas por la guerra de Irak y una ley penal
Joe Biden. Foto: AFP

Como senador, Joe Biden fue cuestionado, incluso por Kamala Harris, por asociarse con conocidos segregacionistas y oponerse a las políticas de transporte de la década de 1970 para que niños negros asistieran a escuelas predominantemente blancas. También fue criticado por ayudar a redactar una ley contra el crimen en 1994 que, según muchos demócratas, aumentó los encarcelamientos y afectó de manera desproporcionada a los afroestadounidenses. Biden recientemente calificó esto como un “error”.

También fue criticado por su voto de 2003 a favor de por cómo preidió las controvertidas audiencias en 1991 en las que la profesora Anita Hill acusó al nominado a la Corte Suprema Clarence Thomas de acoso sexual.

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