EFE y La Nación/GDA
Casi no durmió durante cuatro días. El viaje a Tierra Santa resultó para Javier Milei una montaña rusa de emociones, en la que el shock espiritual se mezcló con el jet lag y el estallido repentino de una crisis política de primer orden en la profana Buenos Aires.

En ningún momento consideró volverse anticipadamente a Argentina, aunque en su entorno se lo llegaron a sugerir en vistas de las tormentas que desató el fracaso de la ley ómnibus en la Cámara de Diputados. Pero Milei no necesita “estar”. Un celular con la app de Twitter (X) activa fue suficiente para elaborar con la lógica fragmentaria de las redes la reacción que configura el inicio de una segunda fase de su gobierno.

En Milei se combinan el cálculo y la espontaneidad. El martes decidió retirar el proyecto de “ley ómnibus” en una ráfaga de furia cuando su hermana Karina, en contacto telefónico con Buenos Aires, le avisó en Jerusalén que se estaban desgajando los primeros artículos en la votación en particular. El plot twist que dejó helados a propios y extraños enseguida se revistió de un sentido épico: la guerra contra la casta.

La Argentina vive así un nuevo capítulo de dos luchas de largo aliento; una es la de adecuar el gasto público a un nivel de ingresos sostenible, y la otra, la de dejar de lado el modelo corporativista instaurado o perfeccionado por Juan Domingo Perón.

Los argentinos acaban de ser testigos de semanas de maratónicas discusiones y sesiones de la mega ley de más de 600 artículos, una experiencia que terminó trunca. Ahora crece la expectativas sobre lo que Milei hará a su regreso, aunque ya anunció algunas medidas, como recortar más los recursos a las provincias (negó que fuera por represalia por la caída de la ley ómnibus) y estrechar lazos con el macrismo.

Por lo pronto, el presidente argentino y el papa Francisco se saludaron con un fuerte abrazo ayer en el Vaticano, al final de la misa de canonización de María Antonia de San José de Paz y Figueroa, más conocida como “Mama Antula”, quien se convierte en la primera santa argentina de la historia.

A lo largo de su papado, Francisco ha cargado contra los excesos y las desigualdades generadas por el liberalismo. Milei, por su parte, que en el pasado calificó de “representante del maligno” al papa, se levantó cuando éste entró en la basílica en silla de ruedas; las asperezas ya habían sido limadas. El papa saludó brevemente a Milei, tras la misa de canonización, y al verle exclamó: “¡Te cortaste el pelo!”, entre las risas de ambos. “Lo emprolijé”, respondió el mandatario tomándole de las manos y riéndose, según los vídeos del encuentro.

Acto seguido, se inclinó y abrazó al pontífice. “Gracias por venir”, le dijo Francisco, que saludó al resto de los acompañantes del presidente, entre ellos su hermana y secretaria general, Karina Milei. “Recen por mí y yo lo hago por ustedes”, terminó Bergoglio antes de despedirse. Durante la ceremonia de ayer, Milei recibió la comunión y rezó arrodillado.

Esa fue una de las imágenes de la jornada, y la culminación de una semana frenética para Milei, que viajó a Jerusalén, rezó emocionado en el Muro de los Lamentos, tuvo su primera gran crisis con el fracaso de su megapaquete de reformas (ley ómnibus), se despachó con numerosos insultos a sus detractores, y recorrió Roma.

“Es un momento muy importante para la historia argentina”, afirmó Milei antes de la canonización de “Mama Antula”, acompañado de la secretaria general de la presidencia, Karina Milei; el ministro del Interior, Guillermo Francos; la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello; y la canciller, Diana Mondino, entre otras autoridades.

Cerca de 400 fieles llegados desde Argentina ocuparon las primeras filas de la Basílica. Hoy lunes Milei mantendrá una reunión en privado con el papa, quien no visita su país natal desde que fue elegido al frente de la Iglesia católica en 2013. Su deseo de hacerlo este año será una de las grandes cuestiones de la audiencia de hoy. También recibirá a Milei la primera ministra italiana Giorgia Meloni y el presidente de la República italiana, Sergio Mattarella.