Tres días después de ingresar a prisión por pretender sacarse la tobillera electrónica que controlaba su arresto domiciliario, el Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil resolvió ayer lunes mantener el encarcelamiento del expresidente Jair Bolsonaro.
Bolsonaro fue condenado en septiembre a 27 años de prisión por un intento de golpe de Estado contra Luiz Inácio Lula da Silva tras perder las elecciones de 2022.
El expresidente, de 70 años, cumplía prisión domiciliaria preventiva desde agosto en su casa en Brasilia a la espera de agotar los recursos contra la sentencia.
Bolsonaro “violó dolosa y conscientemente el equipamiento de monitoreo electrónico”, argumentó ayer lunes el magistrado Alexandre de Moraes, quien ordenó su traslado a prisión. Los otros tres jueces de la primera sala del supremo ratificaron la decisión de Moraes: los magistrados Flávio Dino y Cristiano Zanin, ambos postulados como miembros del STF por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, de quien el primero era ministro de Justicia y el segundo abogado personal; Cármen Lúcia Antunes, que igualmente respaldó la decisión de sus colegas.
De Moraes reiteró que su decisión respondió a los “gravísimos indicios de un eventual intento de fuga”, según él, programado para la tarde del sábado durante una manifestación convocada por el hijo del expresidente frente a su residencia. El juez recordó además que la embajada de Estados Unidos se encuentra cerca, y que Bolsonaro es aliado del presidente Donald Trump.
La madrugada del sábado, el sistema de vigilancia penitenciaria detectó daños en la tobillera. Un video de la inspección muestra a Bolsonaro admitiendo ante una funcionaria que usó “un soldador” para intentar abrir el aparato por “curiosidad”.
Durante una audiencia de custodia realizada el domingo Bolsonaro alegó que sufrió un momento de “paranoia” debido a medicamentos y que tuvo “alucinaciones” de que había dispositivos de escucha en la tobillera.
Sus abogados solicitaron que regrese a prisión domiciliaria por su “cuadro de confusión mental”, con el argumento de que sufría efectos secundarios de fármacos que toma para aliviar crisis de hipo derivadas de las secuelas de una puñalada que recibió en 2018.
De acuerdo con el juez instructor, en el interrogatorio al que fue sometido el domingo, Bolsonaro nuevamente confesó que inutilizó la tobillera, con lo que cometió una “falta grave” y dejó de cumplir claramente una medida cautelar y le “faltó al respeto a la Justicia”.
“No afectará la relación con Trump”
Luiz Inácio Lula da Silva afirmó que la prisión de Jair Bolsonaro, aliado del presidente estadounidense Donald Trump, “no tiene nada que ver” con la relación entre ambos países.
Trump había denunciado el proceso como una “caza de brujas” y respondió imponiendo aranceles a Brasil en agosto. Pero luego de un encuentro con Lula en octubre levantó buena parte de ellos.
Preguntado sobre la posibilidad de que la detención de Bolsonaro afecte el acercamiento con su homólogo estadounidense, Lula afirmó: “No tiene nada que ver”. “Creo que Trump tiene que saber que somos un país soberano, que nuestra justicia decide y lo que se decide aquí está decidido”, dijo Lula durante una conferencia de prensa en el G20 en Johannesburgo.
Para De Moraes, esa violación, con la intención de obstruir la fiscalización de la detención domiciliar, confirma un “riesgo inminente de fuga”. Igualmente, alegó que la convocatoria de sus seguidores a una vigilia en las proximidades de la residencia de Bolsonaro, también constituye una demostración del riesgo de fuga.
Sobre la posible manifestación, Flávio Dino afirmó que “la experiencia reciente demuestra que grupos movilizados en torno al condenado, frecuentemente actuando de forma descontrolada, pueden repetir conductas similares a las del 8 de enero”. Dino hizo referencia a la intentona golpista del 8 de enero de 2023, cuando miles de personas asaltaron las sedes de la Presidencia, el Congreso y el STF.
Patio, comida casera y medicamentos
En su tercer día detenido en la sede de la Policía Federal en el Distrito Federal, el expresidente Jair Bolsonaro comenzó a establecer una rutina en el lugar. El lunes por la mañana, se le vio tomando el sol en un patio interior del edificio de la Policía Federal. Vestido con pantalones cortos y sentado en una silla sencilla, Bolsonaro permaneció allí un rato bajo la supervisión de un policía. En cierto momento, incluso entabló una conversación con el oficial. El evento fue interrumpido por la lluvia, pero sus allegados esperan que estas sesiones al sol se vuelvan frecuentes mientras esté en la unidad. La actividad en la entrada de la sede de la Policía Federal se mantiene tranquila. A diferencia de días anteriores, el lugar estaba vacío de simpatizantes ayer de mañana. Poco después de las 8:00 a.m., el hermano de la ex primera dama, Eduardo Torres, regresó a la Policía Federal para entregar una caja destinada al expresidente. Según aliados, el contenido incluía alimentos y medicamentos. Torres ya había estado allí el sábado, cuando trajo medicamentos. Desde que lo llevaron a una sala de la Policía Federal, Bolsonaro ha rechazado las comidas que ofrece la agencia. Opta por un menú más ligero, siguiendo las recomendaciones médicas y priorizando los artículos que le traen sus familiares y asistentes. El domingo, por ejemplo, comió pan con huevo y tomó café con leche. Este lunes, volvió a recibir comida casera, descrita como sencilla y sin grasa. Temprano por la mañana, un asistente le trajo un cepillo de dientes, desodorante y otros artículos de higiene. OGlobo/GDA
Con información de EFE y AFP