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Histórico encuentro entre el papa Francisco y el ayatolá Al Sistani en Irak

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El ayatola Ali Sistani recibe a Francisco en su casa, en la ciudad de Nayaf, para un diálogo por la paz y la convivencia. Foto: AFP
This handout picture released by Ayatollah Sistani's media office shows Iraq's most revered Shiite cleric, Grand Ayatollah Ali al-Sistani (C) meeting with Pope Francis (L) and his delegation, at his home in the holy city of Najaf, on March 6, 2021. (Photo by - / Ayatollah Sistani's Media Office / AFP) / RESTRICTED TO EDITORIAL USE - MANDATORY CREDIT "AFP PHOTO / AYATOLLAH SISTANI'S MEDIA OFFICE " - NO MARKETING - NO ADVERTISING CAMPAIGNS - DISTRIBUTED AS A SERVICE TO CLIENTS
-/AFP

GIRA 

En su segundo día en Irak, el líder católico se reunión con el líder del chiismo y también cumplió el sueño de Juan Pablo II.

El Papa Francisco se reunió ayer sábado en la ciudad sagrada de Nayaf con el gran ayatola Ali Sistani, líder de la comunidad chiita de Irak. Un encuentro histórico que amplía el perímetro del prolongado trabajo de Francisco para tender puentes con el islam y hacer un frente común contra el extremismo. La reunión, a puerta cerrada y definida como una visita cordial, completa el círculo que el papa comenzó a trazar con el acuerdo de hermandad firmado en 2019 con el gran imán de Al Azhar, Ahmed al Tayeb, líder de la rama sunita del Islam.

Fue el primer acto de la segunda jornada del viaje del Papa, de 84 años, que el viernes arribó a Irak para una visita de tres días y se convirtió en el primer pontífice en llegar a este país.

En un momento en el que está subiendo la tensión en el convulsionado Irak, escenario en los años pasados del terror yihadista, el gesto del respetado Al Sistani recibiendo al Papa es un importante mensaje que invita a la convivencia pacífica.

El programa oficial describía el encuentro con Ali Sistani, de 90 años, como una reunión de cortesía. Pero su magnitud trascendía lo meramente protocolario. Los carteles en las calles de Nayaf, con una fotografía de cada uno de los líderes que iban a reunirse, sintetizaba la misión de la visita. “Ustedes son de nosotros y nosotros somos parte de ustedes”.

Sistani no aparece en público y apenas recibe visitas. Desde que Sadam Hussein fue derrocado, se ha convertido en una de las figuras de referencia del país. También en lo político, especialmente en el conflicto con Estados Unidos y el trasfondo de violencia de algunas milicias que han bombardeado bases internacionales y que han anunciado el alto el fuego durante la visita del Papa. Es el caso de Los guardianes de la sangre, que lanzaron 14 cohetes contra una base de la coalición internacional junto al aeropuerto de Erbil el pasado 15 de febrero.

El encuentro, que duró unos 55 minutos, no fue retransmitido. En un video de unos pocos segundos, solo se pudo ver al Papa entrando en una vivienda humilde en un barrio popular de Nayaf, rodeado de las fuerzas de seguridad. Francisco se quitó los zapatos para acceder a la residencia del líder chiita, respetando las normas islámicas.

Al parecer, Ali Sistani se levantó para recibirle y acompañarle hasta los sillones donde se sentaron con sus intérpretes, algo completamente inusual en él y que hizo como reconocimiento al Pontífice.

Nacido en Irán, el gran ayatola fue clave en 2014 a través de sus fetuas (decisión jurídica que da un jurisconsulto musulmán a una cuestión y es considerada como una ley) para combatir al Estado Islámico (EI). Pero también en su papel para convencer a los iraquíes para votar en 2005, justo después de la intervención militar e invasión liderada por Estados Unidos.

Vida y unidad.

El comunicado difundido por el Vaticano después de la reunión señaló que el Papa “le ha agradecido a él y a la comunidad chiita su defensa de los más débiles y perseguidos ante la violencia y las grandes dificultades de los últimos años, reafirmando lo sagrado de la vida humana y la unidad del pueblo iraquí”.

El texto agregó que el papa subrayó “la importancia de la colaboración y amistad entre las comunidades religiosas para que -cultivando con respeto recíproco el diálogo-, se puedacontribuir al bien de Irak, de la religión y de la entera comunidad”.

Ali Sistani, por su parte, respondió al Papa que los cristianos deben “vivir en paz y seguridad” y beneficiarse de “todos los derechos constitucionales”. Una declaración que satisface con creces uno de los propósitos principales del viaje.

En la antigua ciudad de Ur, situada en el sur de Irak, Francisco encabezó un encuentro con representantes de minorías religiosas. Foto: AFP
En la antigua ciudad de Ur, situada en el sur de Irak, Francisco encabezó un encuentro con representantes de minorías religiosas. Foto: AFP

El ayatola, sin embargo, también marcó su propia agenda en la conversación y, según el comunicado de su oficina, hizo referencia a las “injusticias, asedios económicos y desplazamientos que sufren muchos pueblos de la región, especialmente el pueblo palestino en los territorios ocupados”, apuntó en referencia al conflicto con Israel. Un tema delicado, pese a que el Vaticano reconoce como estado a Palestina, por los vínculos geopolíticos que tiene también con Irán y Estados Unidos.

Francisco encontró un aliado en la defensa de los cristianos, diezmados en los últimos años y de los que solo han quedado cerca de 300.000, pues el ayatola expresó “su interés en que los cristianos vivan como los iraquíes, en paz y seguridad y con todos sus derechos”.

Una visita que fue muy seguida desde el vecino Irán, de mayoría chiita.

Los chiitas son la rama de la religión islámica que considera a Alí, sucesor de Mahoma y a sus descendientes, los únicos imanes legítimos.

Suelo fundacional.

El Papa voló después del encuentro hasta la llanura de Ur, una región situada en Mesopotamia meridional, al sur de la cuenca del Éufrates y el Tigris.

Aquí, junto a los desiertos que sobrevolaban los helicópteros del Ejército de Irak para brindar seguridad al evento, se situaría el inicio de una historia de unión hace unos 4.000 años a través de la figura de Abraham, en el centro del origen del islam, el judaísmo y el cristianismo.

Visitar este suelo fundacional fue un viejo anhelo de Juan Pablo II, que quiso realizar este viaje en 1999, pero fue disuadido a la hora de la verdad por la incomodidad que generaba tanto a Estados Unidos como al régimen de Sadam Hussein.

Ante el área arqueológica en la que afirman fue la casa de Abraham en la llanura de Ur, Francisco afirmó que los creyentes “no pueden callar cuando el terrorismo abusa de la religión”.

El papa Francisco en una histórica visita a Irak. Foto: EFE
El papa Francisco en una histórica visita a Irak. Foto: EFE

“Hostilidad, extremismo y violencia no nacen de un espíritu religioso; son traiciones a la religión”, clamó Francisco.

Recordó la persecución étnica y religiosa que sufrieron muchas comunidades por parte del EI.

Recordó a todos -caso de los yazidíes- “los que han sido vendidos como esclavos y sometidos a violencias físicas y a conversiones forzadas”.

Asimismo, pidió rezar por “todos los que han padecido semejantes sufrimientos y por los que aún se encuentran desaparecidos y secuestrados, para que pronto regresen a sus hogares”. Exhortó a que en todas partes “se respete la libertad de conciencia y la libertad religiosa, que son derechos fundamentales, porque hacen al hombre libre de contemplar el cielo para el que ha sido creado”.

El obispo auxiliar de Bagdad, Basilio Yaldo, explicó a Efe que el encuentro en Ur es hitórico porque permite convertir en realidad el deseo de Juan Pablo II. “Para nosotros, este momento es de hermandad, paz y convivencia”, afirmó.

La visita de Francisco ha significado el despliegue de un gran operativo de seguridad en todos los lugares elegidos para la agenda oficial.

Revolución religiosa.

El Papa ha decidido liderar una revolución religiosa en el mundo basada en la fraternidad entre confesiones y distintas espiritualidades. Francisco se ha colocado al frente de una liga que busca recoser las distintas maneras de acercarse a Dios y trazar la línea de puntos que las une. Es la única manera, cree, de frenar la violencia y hacer un frente común contra la deriva materialista del mundo. Y ese, creen en el Vaticano, será uno de sus grandes legados.

“Hostilidad, extremismo y violencia no nacen de un espíritu religioso; son traiciones a la religión. Y nosotros creyentes no podemos callar cuando el terrorismo abusa de la religión. Es más, nos corresponde a nosotros resolver con claridad los malentendidos. No permitamos que la luz del Cielo se ofusque con las nubes del odio. Sobre este país se cernieron las nubes oscuras del terrorismo, de la guerra y de la violencia. Todas las comunidades étnicas y religiosas sufrieron”, consideró.

El papa Francisco está usando un vehículo blindado para sus desplazamientos en Irak. Foto: AFP
El papa Francisco está usando un vehículo blindado para sus desplazamientos en Irak. Foto: AFP

Francisco criticó algunos comportamientos extremistas de parte de la población iraquí en los últimos años. Pero, como el día anterior, también defendió su soberanía y criticó el papel de la comunidad internacional y de algunas fuerzas económicas. “No es digno que, mientras todos estamos sufriendo por la crisis pandémica, y especialmente aquí? donde los conflictos han causado tanta miseria, alguno piense con avidez en su beneficio personal”, advirtió.

“No habrá? paz sin compartir y acoger, sin una justicia que asegure equidad y promoción para todos, comenzando por los más débiles. No habrá? paz sin pueblos que tiendan la mano a otros pueblos. No habrá? paz mientras los demás sean ellos y no parte de un nosotros. No habrá? paz mientras las alianzas sean contra alguno, porque las alianzas de unos contra otros solo aumentan las divisiones”, señaló recordando también el conflicto bélico en “la martirizada” Siria.

Una misa celebrada en cinco idiomas

Francisco celebró ayer sábado la primera misa de un Papa con el rito oriental caldeo en la Iglesia de San José, en el centro de Bagdad, la capital de Irak, ante cerca 180 fieles y en una ceremonia en la que se usó el italiano, el árabe, el arameo, el kurdo y el turcomano.

A la ceremonia asistió por sorpresa el presidente de Irak, el kurdo Barham Salih, de religión musulmana.

Francisco celebró su primera misa para los fieles cristianos, tan castigados en los pasados años por la persecución del grupo terrorista Estado Islámico (EI).

El Papa quiso usar el rito caldeo para rendir homenaje a las iglesias cristianas orientales, que enriquecen las liturgias. Habló en italiano y los fieles contestaron en árabe.

En su homilía, basada en la lectura de las Bienaventuranzas, el Papa preguntó: “¿Cómo es posible? Bienaventurados, para el mundo, son los ricos, los poderosos, los famosos”. Pero para Dios, “no es más grande el que tiene más, sino el que no es pobre de espíritu; no el que domina a los demás, sino el que es manso con todos; no el que es aclamado por las multitudes, sino el que es misericordioso con su hermano”.

Francisco visita hoy tres ciudades en menos de 10 horas, pues viajará a la destruida Mosul, en la que el EI proclamó su “califato” en 2014; además de Qaraqosh, la mayor ciudad cristiana de Irak, y Erbil, la capital del Kurdistán y donde celebrará el acto más multitudinario con una misa para 10.000 fieles. (Con información de Efe)

Una sola familia cristiana reside en Nasiriya

El Papa hizo de la peregrinación a Ur, lugar de nacimiento de Abraham según la Biblia, la etapa más espiritual de su viaje a Irak, pero hoy, en la provincia rural y chiita de Di Car, sólo reside una familia cristiana.

Maher Tobia, de 53 años, afirma que la suya es la única familia cristiana todavía presente en la ciudad de Nasiriya, a 17 km de los restos arqueológicos de Ur. Es en este lugar, en la ciudad más antigua del mundo, “Ur de los caldeos” de la Biblia, que nació el profeta Abraham, según la tradición.

Todos los cristianos que Tobia conoció cuando era joven, comenta, “se fueron a Bagdad o al Kurdistán iraquí, y, en su mayoría, después se fueron del país”.

Pero como consecuencia de la visita que Francisco realizó ayer sábado, en la que llevó “un mensaje de amistad y de paz”, Tobia está convencido de que “la situación va a mejorar” en la provincia rebelde, punta de lanza de todas las “revoluciones” en Irak, entre ellas la última, en octubre de 2019.

Hace apenas una semana, varios manifestantes murieron. En el momento más crítico de la revuelta, el Papa pidió el cese de la mortífera represión de las protestas, en las que murieron casi 600 personas y 30.000 resultaron heridas.

“La visita de un hombre de esta envergadura con este peso religioso podría beneficiar a Di Car y a sus lugares de peregrinación”, afirma Tobia, lleno de esperanza, quien es diplomado en Bellas Artes.

Cuando nació el padre de Maher Tobia en 1914 y luego él, 57 años después, en Nasiriya, capital de esta provincia tribal y agrícola, y hasta el embargo internacional contra Irak a principios de los años 1990, todavía había “de 20 a 30 familias cristianas” en la zona.

Tras la invasión estadounidense de 2003 que derrocó al dictador Sadam Husein, “sólo había dos familias cristianas en Nasiriya”, asegura.

En dos décadas, la minoría cristiana de Irak -en gran parte, caldea, o sea, católica- ha quedado reducida.

Si antes del 2003 era un millón y medio, actualmente son entre 300.000 y 400.000 fieles, según organizaciones de defensa de las minorías, que advierten que estas familias seguirán yéndose, en un país donde la tasa de pobreza se duplicó hasta 40% de la población.

Y tras cuatro décadas de guerra, la economía del país se hunde todavía más debido a la caída de los precios del petróleo -única fuente de divisas del país- y a una brutal devaluación reciente. (AFP)

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