Al borde de una crisis política inédita alimentada por la aprobación sin voto de la reforma de las pensiones, el Gobierno del presidente francés, Emmanuel Macron, afronta hoy, lunes, su hora de la verdad, cuando encare dos mociones de censura cuya aprobación dependerá de los votos de un partido conservador dividido.
El futuro de la primera ministra nombrada por Macron, Élisabeth Borne, estará en las manos de los 61 parlamentarios de Los Republicanos (LR, centroderecha), quienes podrían hacer bascular el resultado, teniendo en cuenta que el partido de Macron y sus aliados tienen una mayoría relativa.
Actualmente, serían necesarios al menos 287 parlamentarios para tumbar al Ejecutivo -la mitad más uno-, de un total de 573 asientos (hay cuatro escaños vacantes). La conferencia de los presidentes de la Asamblea se reunirá en horas de la tarde y, si aprueba el orden del día, las dos mociones se someterán al voto.
La ultraderecha de Marine Le Pen presenta una, mientras que la otra es del pequeño grupo LIOT (centristas y regionalistas), quienes cuentan con el apoyo de toda la izquierda agrupada en la coalición Nupes.
Aunque la dirección del LR ha dado instrucciones de no apoyar las mociones, también habían pedido a sus 61 parlamentarios que apoyasen la impopular reforma que eleva la edad de jubilación de los 62 a los 64 años el pasado 16 de marzo. Sin éxito.
La mitad de los diputados de LR anunciaron que no la respaldarían en el hemiciclo y el Ejecutivo de Macron prefirió no arriesgarse a un voto, decidiendo así activar el artículo constitucional 49.3, ya utilizado en varias ocasiones por diferentes gobiernos y que permite aprobar ciertos proyectos de ley sin voto en la Asamblea.
De acuerdo con cálculos de la prensa, ya hay cuatro diputados conservadores díscolos. Harían falta al menos otros 23 para que Borne presentase su dimisión y la de sus ministros a Macron, quien probablemente estaría abocado a disolver la Asamblea y convocar nuevas legislativas (las últimas datan de junio de 2022).
Si se rechazan las mociones de censura contra el gobierno de Macron, la reforma de pensiones queda aprobada. Desde la instauración de la V República francesa en 1958, solo una moción de censura ha sido aprobada, en 1962.
Arrestos
Mientras la popularidad Macron toca mínimos desde que asumiese la presidencia en 2017 -actualmente solo el 28 % lo aprueba, a niveles de la crisis de los “chalecos amarillos” finales de 2018/2019-, las protestas sociales comienzan a ser más imprevisibles y volátiles.
El sábado, en la tercera noche seguida de manifestaciones espontáneas, hubo al menos un centenar de arrestos en toda Francia, sobre todo en París.
En la Plaza de la Concordia, se escucharon eslóganes contra “el autoritarismo” de Macron, hubo quema de contenedores y levantamiento de barricadas. La policía respondió con gas lacrimógeno al lanzamiento de proyectiles por parte de manifestantes.
Paralelamente al malestar de las calles, las huelgas sindicales contra la reforma siguen su curso. Varias refinerías están bloqueadas, como la de Le Havre, la mayor del país. Aunque aún no hay datos consolidados, varias gasolineras en la región de Lyon y de Marsella ya sufren de la falta de carburante.
Los impactos de los paros en la recogida de basura en París se hacen sentir. A pesar de que el Gobierno ha impuesto la vuelta de algunos trabajadores por razones de salud pública, miles de toneladas de basura se acumulan todavía en las aceras.
El Ayuntamiento de París, que apoya la huelga y no coopera con el Gobierno, calculó que el número de desechos se ha estabilizado en 10.000 toneladas.
EFE Y AFP