“Vivimos un infierno. La humanidad no debe dejar que nadie viva el infierno que vivimos”. Así relatan Clara y Luis, una pareja argentina-israelí secuestrada por Hamás en el ataque terrorista del 7 de octubre en Israel. Ambos estuvieron esta semana en Montevideo para contar su historia, que es la de los más de 250 personas que cayeron en las garras de Hamas ese día.
Clara Marman (61) y Luis Har (71) fueron secuestrados, junto a otros familiares del kibutz en el que vivían muy cerca de la frontera con la Franja de Gaza. Clara pasó 53 días cautiva y Luis 129.
Ella fue liberada el 28 de noviembre de 2023 gracias a la única tregua pactada hasta ahora entre Hamás e Israel. En esa ocasión también recuperaron la libertad su hermana Gabriela y una sobrina, Mía, de solo 17 años. Luis y su cuñado Fernando fueron rescatados por el Ejército de Israel el 12 de febrero de este año. Ambos hombres son de los pocos que lograron regresar con vida, además de los liberados en la tregua de noviembre.
La guerra con Hamás se desató el 7 de octubre de 2023, cuando la organización terrorista palestina atacó el sur de Israel, mató a más de 1.200 personas, en su mayoría civiles, y tomó a 251 rehenes, de las cuales 101 continúan cautivos en Gaza, incluidos 33 que los militares israelíes declararon muertos.
Desde el inicio de la guerra, Israel y Hamás solo pactaron la tregua de noviembre, en la que fueron liberados 105 rehenes a cambio de 240 presos palestinos.
El ejército israelí mostró el martes imágenes del estrecho túnel en el que el 20 de agosto pasado halló los cuerpos de seis rehenes asesinados por Hamás.
Clara y Luis están juntos desde hace 23 años. Hoy la pareja argentina-israelí cuenta al mundo cómo el ataque terrorista del 7 de octubre, y el tiempo de cautiverio, les cambió la vida. Desde entonces se han dedicado a dar apoyo a las familias que todavía esperan el regreso de sus seres queridos.
"Es realmente difícil saber que dejamos familias. Me cuesta mucho saber que hay todavía 101 rehenes en cautiverio, lamentablemente no todos con vida. Parte de nuestra misión en este momento es darle ánimo, fuerzas a esas familias por no saber qué pasa con sus seres queridos. Y mostrarle que el milagro que pasó con nosotros también puede pasar con ellos", dice Clara en un encuentro con medios uruguayos este viernes.
El jueves Clara y Luis estuvieron con el presidente Luis Lacalle Pou, la vicepresidenta Beatriz Argimón y con la comunidad israelita uruguaya.
Sus historias las cuentan para que el mundo sepa que "un acto de terrorismo, violación, agresión no tiene que ser parte del mundo en 2024", dice Clara.
El caso de esta pareja es única hasta ahora. Fueron secuestrados junto a familiares y hoy están todos libres.
"Haber salido los cinco es algo que no ocurrió en el resto de las familias. Hubo familias que en el momento que fueron secuestrados vieron cómo eran asesinados, mutilados, violados, cosas impresionantes", relata Clara.
Del cautiverio lo describe como "un infierno" por la falta de libertad. "Todos en un cuarto encerrados, sin posibilidad de decidir absolutamente nada. El tiempo no pasa, porque no hay nada para hacer".
Luis recuerda que estaban muchas veces a oscuras porque no les abrían las ventanas de la casa donde los tenían, o cerraban las cortinas. "No había comunicación. Solo gritos. Nos sentíamos amenazados permanentemente", cuenta.
Clara explica que los terroristas hacían "mucha guerra psicológica" con ellos.
"Muchos gritos, empujones. No era una cosa normal. Nos contaban todas las cosas malas del ejército israelí, nos hablaban mal del (primer ministro Benjamín) Netanyahu. Me decían a mí: vos sos argentino, qué hacés acá, andate a Argentina, esto es Palestina, no hay lugar para nadie más", recuerda Luis.
Les decían que no debían volver al kibutz "porque en tres años los volvemos a explotar. Ese era el tipo de diálogo que teníamos".
También decían que “el mundo debía ser musulmán, no existía otra cosa para ellos”
“Así vivíamos día a día —explica Luis—. Tratábamos de no discutir para no provocar una situación que nos pudieran atacar o ponerlos nerviosos. Éramos una misma familia, nos protegíamos entre nosotros, hablábamos en español bajito porque no nos dejaban hablar”.
No tenían forma de saber qué pasaba en el mundo fuera de las cuatro paredes donde estaban. "Lo único que escuchábamos eran los bombardeos, a veces más cercanos, a veces más lejanos. Pero no sabíamos lo que pasaba. Tampoco sabíamos exacto dónde estábamos. Después supimos que estábamos en Rafah”, localidad al sur de la Franja de Gaza, cuenta Luis.
A Clara y Luis se les entrecorta la voz al recordar el infierno de sus días de cautiverio. “Hasta hoy pienso que estamos en una película”, dice Luis, y cuenta que no han podido volver a su casa desde el 7 de octubre. “No nos sentimos seguros. Así como entré salí de la casa”.
Del día del secuestro, recuerda que se escondieron en el refugio antimisiles de la casa y trancaron la puerta con un fierro. Pero los terroristas la derribaron y entraron disparando. "Las balas pasaban por encima de nuestra cabezas", dice Luis. Los salvó una decisión de Clara, de quedarse en un rincón, agachados y todos abrazados. Como los terroristas disparaban para arriba, nos les dieron.
Del cuarto de refugio "nos sacaron como bolsas, a los empujones y nos tiraron en las camionetas".
"En un momento pude pararme y veía la casa llena de terroristas. Corrían por toda la casa. Arriba de las camas, tiraban la ropa de los roperos, rompiendo todo. Hasta hoy pienso que estamos en una película, que no puede ser verdad toda esa barbarie", afirma Luis. "¿Cómo puede pasar algo así en 2023?", se pregunta.
Clara agrega que lo más importante hoy es la liberación de los 101 rehenes que siguen en manos de Hamás. “La humanidad no puede dejar a nadie en ese infierno que vivimos”, afirma como mensaje.
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