Redacción El País
El presidente Donald Trump exhortó ayer martes a su cúpula militar a “vigilar el enemigo interior”, tras prometer que “resucitará el espíritu guerrero” de las fuerzas armadas de Estados Unidos.
El despliegue de la Guardia Nacional en varias ciudades es “una de las tareas importantes para algunas de las personas en esta sala. Eso también es una guerra: es una guerra desde el interior”, declaró el mandatario en una reunión inusual de los altos mandos, convocados en la base militar de los Marines en Quantico (Virginia).
“Estamos sufriendo una invasión desde dentro. Es lo mismo que una invasión extranjera, pero en muchos sentidos es más difícil porque no llevan uniforme”, dijo Trump ante unos 800 altos cargos militares venidos de todo el mundo a la base de la Infantería de Marina en Quantico.
Pete Hegseth, el secretario de Guerra, según la nueva terminología que usa el gobierno de Trump, convocó esta reunión para explicar las nuevas directrices militar de Estados Unidos.
Las fuerzas militares estadounidenses deberán volver a centrarse en los “valores de antaño”, dijo Hegseth, en contraste con los años de campañas para diversificar el reclutamiento o cursos para sensibilizar a los oficiales con temas como el cambio climático.
Durante la presidencia del demócrata Joe Biden el Pentágono llegó a nombrar a un almirante transexual, Rachel Levine, al frente del principal organismo sanitario de las fuerzas armadas.
El Pentágono da por terminada esa etapa de “basura ideológica”, aseveró Hegseth. “Se acabó esta mierda”, dijo textualmente. El objetivo es acabar con “décadas de decadencia”, lanzó. Hegseth desplegó las nuevas directrices para el reclutamiento, el entrenamiento y las reglas de combate ante una sala silenciosa, repleta de generales y almirantes, mientras que Trump llegó luego con un mensaje más político y ominoso.
Las ciudades “gobernadas por los demócratas de la izquierda radical (...) San Francisco, Chicago, Nueva York, Los Ángeles, son lugares peligrosos. Y las vamos a poner en orden una por una”, aseguró el presidente.
“Le dije a Pete que deberíamos usar algunas de estas peligrosas ciudades como campos de entrenamiento para nuestro ejército”, dijo Trump. Los gobernadores demócratas de esos estados han puesto el grito en el cielo, y algunos alcaldes se han negado explícitamente a colaborar.
Mujeres sí, pero... “Juntos, en los próximos años, vamos a transformar a nuestras fuerzas armadas en algo más fuerte, más recio, más rápido”, declaró Trump.
La lista desplegada por su ministro Hegseth fue minuciosa: más entrenamiento físico, fuera barbas, pelo largo, “generales gordos”, menos reuniones administrativas, fin de las quejas anónimas.
Ese nueva “mentalidad guerrera”, en palabras de Hegseth, implica que las fuerzas armadas volverán a utilizar estándares de reclutamiento y entrenamiento basados en la capacidad masculina en términos de resistencia física.
“Quiero ser muy claro: no se trata de impedir a las mujeres servir” en las fuerzas armadas, insistió. “Nuestras oficiales femeninas son las mejores del mundo, pero cuando se trate de un trabajo que requiera poder físico para entrar en combate, esos estándares deben ser neutrales, y altos”, explicó. “Si las mujeres pueden lograrlo, excelente”, añadió. AFP, EFE