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MITAD DE MANDATO

Estados Unidos marca el futuro de Biden y Trump en las urnas

La votación de mitad de mandato cerró este martes, pero los resultados finales pueden tardar días.

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Ciudadanos emiten el voto en una escuela situada en Midlothian, estado de Virginia, en una jornada de regocijo democrático. Foto: AFP
Ciudadanos emiten el voto en una escuela situada en Midlothian, estado de Virginia, en una jornada de regocijo democrático.
Foto: AFP

Millones de estadounidenses votaron ayer en elecciones decisivas para la presidencia del demócrata Joe Biden y las ambiciones de su rival republicano Donald Trump, quien coquetea desde hace días con la idea de reconquistar la Casa Blanca en 2024.

Los centros electorales estadounidenses abrieron sus puertas con normalidad en una jornada electoral en la que están llamados para renovar gran parte del Congreso, elegir a los gobernadores de algunos estados y otros cargos, además de la definición de algunas leyes locales.

Los ciudadanos de Vermont, en el este del país, fueron los primeros en votar ayer al abrir a las 8:00 horas de Uruguay, en la mayoría de los centros electorales.

Progresivamente abrieron los centros del resto de los Estados; Nueva York fue el último en cerrar, a las 23:00 horas de Uruguay.

Puesto que en Estados Unidos no existe una autoridad electoral central y las Secretarías de Estado de cada uno de los 50 estados del país son responsables del recuento de votos, los resultados pueden llevar su tiempo. Los expertos coinciden en que quizá haya que esperar días -si no semanas- hasta tener resultados concluyentes, especialmente en el Senado.

Por ejemplo, en Pensilvania y Nevada, los resultados de las últimas legislativas no se conocieron hasta cuatro días después. En Arizona y Carolina del Norte, que también son competitivos, tardaron más de una semana. Y en Georgia no solo tardaron más de dos semanas, sino que sucedió algo que puede repetirse: en caso de que ningún candidato supere el 50% de los votos, se deberá celebrar una segunda vuelta cuatro semanas después.

Entonces, si ese senador es decisivo, tal vez no se conozca el control del Senado hasta mediados de diciembre. En la Cámara de Representantes, si la victoria republicana es holgada, no habrá que aguardar tanto, pero si las cosas están igualadas, también habrá que esperar días o semanas.

Presidente debilitado

“Necesitamos que todos se pongan manos a la obra para elegir a los demócratas”, tuiteó el presidente Biden ayer al mediodía, pidiendo la movilización de sus filas en los estados más disputados. Es que estas elecciones pueden interpretarse como un referéndum sobre la gestión del presidente; es lo que suelen ser las elecciones intermedias.

La popularidad de Biden en particular es baja, principalmente por la inflación. Es la más alta en las últimas cuatro décadas y ha erosionado el poder adquisitivo de los estadounidenses, un fenómeno que se hace patente sobre todo en el combustible y en el supermercado. Esto pesa mucho más que los logros legislativos de Biden y que la fuerte creación de empleo durante su mandato.

En este contexto, Biden intentó evitar el voto castigo presentándose como “el presidente de la clase media”, insistiendo en que redujo las deudas estudiantiles, protegió la sanidad e invirtió en infraestructuras y en el clima, pero sus esfuerzos no parecen haber calado del todo en el electorado.

Según las encuestas más recientes, el Partido Republicano tiene posibilidades de ganar al menos entre 10 y 25 escaños en la Cámara de Representantes, más que suficiente para tener mayoría. Hay menos claridad sobre la suerte que correrá el Senado, pero los republicanos también podrían conseguirlo.

Privado de mayoría, el presidente de 79 años quedaría paralizado. Los republicanos han adelantado que no lo perdonarán y prevén abrir investigaciones en la Cámara de Representantes sobre los asuntos de su hijo Hunter o algunos de sus secretarios.

¿El renacer?

Durante todo el lunes cundió el nerviosismo en el Partido Republicano por temor a que Trump anunciase en la noche, a solo unas horas de que se abrieran los colegios electorales, su intención de presentarse a las elecciones presidenciales de 2024.

Sin embargo, el expresidente de 76 años decidió esperar hasta el final de su último acto para decir que hará “un gran anuncio” el próximo martes 15 de noviembre, con el objetivo de no distraer la atención de las elecciones de ayer. Naturalmente, todos especulan con que el anuncio sería su candidatura de cara a 2024.

Es probable que, si ganan los candidatos más destacados con el sello trumpista -como Herschel Walker, Blake Masters, Mehmet Oz o Don Bolduc, aspirantes a senador por Georgia, Arizona, Pensilvania o New Hampshire, respectivamente-, Trump lo tomará como un aval para la carrera presidencial.

Puede ocurrir lo contrario: si los más trumpistas sacan malos resultados, en el Partido Republicano surgirá el debate de si es hora de pasar página y encontrar un candidato más joven, que genere menos rechazo y que no arrastre la pesada mochila de casos judiciales de Trump.

El multimillonario Ken Griffin, dueño de Citadel y uno de los mayores donantes del partido, ya ha reclamado el relevo generacional.

El resultado tiene todo para marcar el punto de partida para las elecciones presidenciales de 2024, y abrirá debates internos en los partidos sobre qué estrategia y qué candidatos les permitirán lograr la Casa Blanca en dos años.

A la espera de Pensilvania

Todos los focos están puestos en Pensilvania, antiguo bastión de la industria siderúrgica, donde el millonario cirujano republicano Mehmet Oz, apoyado por Trump, se enfrenta al exalcalde demócrata de una pequeña localidad, John Fetterman, por el puesto más disputado del Senado. Porque de este escaño depende muy posiblemente el equilibrio de poderes de la cámara alta, con un poder inmenso. Como en 2020, Georgia también acapara la atención. El demócrata Raphael Warnock, el primer senador negro elegido en este Estado sureño con un fuerte pasado segregacionista, intenta ser reelegido frente a Herschel Walker, un exdeportista afroestadounidense, respaldado por el expresidente.

Marihuana y aborto, las otras consultas

En al menos 36 Estados, los votantes participaron en referéndums. Los resultados de estas votaciones servirán para moldear las leyes de cada Estado en cuestión de derechos fundamentales para sus ciudadanos.

El rango de temas que se consultaron entre los votantes es amplísimo -incluye desde impuestos hasta posesión de armas-. Entre los más decisivos está el aborto, que se definirá en cinco Estados.

La cuestión planteada en la papeleta varía según el interés legislativo de cada uno de ellos. En California, Míchigan y Vermont, lo que estaba en cuestión era garantizar el derecho al aborto en las leyes o la Constitución estatal. Mientras que en Kentucky la consulta planteaba evitar la creación de leyes que lo respaldaran.

Por su parte, Montana planteó si se debe obligar a los sanitarios a prestar atención médica a un feto nacido prematuramente, sin importar en qué punto de gestación se encuentre, y si deben afrontar penas de cárcel y multas por no hacerlo.

También cinco Estados se definirá con los resultados el uso recreativo de la marihuana: Dakota del Norte, Dakota del Sur, Arkansas, Misuri y Maryland.

Unos 37 Estados permiten su consumo; 13 de ellos y el Distrito de Columbia lo hacen bajo condición de uso medicinal. El pasado 6 de octubre, el presidente Joe Biden dio el perdón a todos los condenados por posesión de marihuana ante la ley federal.

Otro referéndum clave refiere a la esclavitud. En Estados Unidos, fue abolida en 1863 por el presidente Abraham Lincoln y dos años más tarde esa prohibición fue incluida en la 13ª enmienda a la Constitución estadounidense.

Sin embargo, nunca quedó excluida como castigo en las cárceles estadounidenses. Ayer, los Estados de Alabama, Luisiana, Oregón, Tennessee y Vermont votaron para eliminar de sus constituciones locales los restos de esclavitud en forma de trabajos forzados que persisten en algunas cárceles como castigo.

El sistema penitenciario en algunos rincones del país todavía pone a trabajar a los condenados en tareas por las que no reciben una compensación económica.

Regresa la pelea por la veracidad de conteo de votos

La disputa entre demócratas y republicanos sobre la integridad electoral marcó las presidenciales de 2020, en las que Donald Trump puso en duda el resultado como parte de una fake news que aún colea en las sospechas de dos terceras partes de su electorado, que considera que los demócratas no llegaron limpiamente a la Casa Blanca.

En las elecciones legislativas que se celebraron, esa pelea continuó en lugares como Filadelfia, cuyos funcionarios electorales decidieron adoptar un costoso proceso destinado a garantizar que los electores no voten por duplicado, por correo y en persona.

La medida, que retrasará el recuento varios días, llega tras una denuncia de un grupo conservador, Restoring Integrity and Trust in Elections, que fue creado en julio por destacados republicanos, incluido el exfiscal general William P. Barr y Karl Rove, exasistente del presidente George W. Bush.

Los funcionarios de Filadelfia prefieren curarse así en salud para evitar que los negacionistas electorales pongan en duda los resultados en uno de los Estados, Pensilvania, más ferozmente disputados.

Por otra parte, los problemas con las máquinas en algunos lugares de votación en el condado de Maricopa, que da cobijo a Phoenix y es el más poblado de Arizona, han dado durante la mañana de ayer combustible para el motor de las sospechas de los negacionistas electorales. En las presidenciales de 2020, esa fue una de las zonas cero de la pelea en torno a las denuncias de Trump y los suyos.

Las máquinas han fallado en el 20% de los 223 lugares de votación en el condado, según confirmaron las autoridades.

Mientras los funcionarios electorales solucionaban esos problemas, aconsejaron a los votantes que esperaran a que volviera a funcionar el equipamiento o que fueran a otro lugar de votación.

AFP, EL PAÍS DE MADRID

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