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España, entre el drama de cada día y polémica por las medidas ante el nuevo coronavirus

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El primer ministro español, Pedro Sánchez pronuncia un discurso durante la sesión plenaria en la Cámara Baja del Parlamento español, en Madrid. Foto: AFP.

COVID-19

La gestión de Pedro Sánchez ha sido muy criticada por no prohibir antes las reuniones masivas y por no almacenar equipos médicos a fines de febrero.

A fines de enero, un turista alemán se convirtió en el primer paciente que fue diagnosticado con coronavirusen España. En ese momento, la amenaza para la salud pública del país parecía tan remota como la pequeña isla española de La Gomera, donde fue atendido. Dos semanas después, el alemán fue dado de alta del hospital y España celebró que volvía a estar “libre del virus”.

Fue un respiro muy breve. A medida que surgieron más casos, los funcionarios españoles continuaron insistiendo en que el coronavirus estaba siendo importado, especialmente a otra isla, por las visitas de turistas de Italia, donde los hospitales ya estaban bajo asedio. La versión oficial era que España enfrentaba una amenaza externa, pero no corría el riesgo de una epidemia interna.

Pero el 26 de febrero, un residente de Sevilla, que no había viajado, dio positivo. Una semana después, otro hombre en la región de Valencia se convirtió en la primera víctima del coronavirus de España, lo que comenzó un recuento sombrío de 16.000 muertos. España ahora ocupa el segundo lugar en el mundo, detrás de Estados Unidos, en el número de casos.

La crisis de España ha demostrado que uno de los síntomas del virus, tan persistente como las fiebres, los dolores y la dificultad para respirar, ha sido la tendencia de los gobiernos a ignorar las experiencias de los países donde el virus ya se ha transmitido.

Los sindicatos de la salud están llevando a las autoridades ante los tribunales por no proteger al personal: en España han sido infectados más miembros del sistema sanitario que en cualquier otro lugar del mundo. Algunos pacientes han tenido que dormir en los pasillos de los hospitales.

En Madrid, la pista de patinaje sobre hielo más grande del país se convirtió en una morgue de emergencia, y su principal centro de exposiciones ahora es un hospital de campaña que, según las versiones de los sindicatos de la salud, se abrió con unas desastrosas condiciones de trabajo.

“Para la sociedad ha sido impactante tener que enfrentar una situación que solo conocen quienes recuerdan cuando España salió de la guerra”, dijo Cristina Monge, profesora de Sociología de la Universidad de Zaragoza. Y agregó que, para muchos otros, “hasta ahora este tipo de escenario era pura ciencia ficción”.

Como resultado, la gestión de Pedro Sánchez, presidente del Gobierno español, ha sido muy criticada por no prohibir antes las reuniones masivas y por no almacenar equipos médicos tan pronto como el número de casos llegó a ser de varios cientos en el norte de Italia, a fines de febrero.

Coalición y brecha de decisiones

Un hecho que no ayudó es que la emergencia llegara durante un nuevo y frágil gobierno de coalición, el primero de España. Pedro Sánchez apenas accedió al poder en enero, después de una elección nacional no concluyente, y su Partido Socialista Obrero Español (PSOE) ahora comparte el poder con sus antiguos rivales, el partido de extrema izquierda Unidas Podemos.

Los socios de la coalición discutieron sobre la cantidad de apoyos financieros que España podría darles a quienes se quedan sin trabajo, si se les ordena quedarse en casa. Cuando Sánchez declaró la cuarentena nacional, varios políticos regionales ya habían anunciado sus propias medidas de contención.

La brecha entre la toma de decisiones regionales y nacionales hizo que muchos residentes de alto nivel económico de Madrid salieran presurosos hacia sus propiedades junto al mar, una vez que se cerraron los centros de enseñanza, corriendo el riesgo de propagar el virus.

Posturas.

Los funcionarios españoles han defendido sus acciones destacando las deficiencias de otras naciones, y España no es el único país que lidia con esa tragedia. Pero el progreso del virus en el país no ha sido indulgente con la respuesta del gobierno.

Incluso cuando Italia ordenó el cierre de sus regiones del norte el 8 de marzo, el primer grupo de coronavirus de España ya había surgido entre los participantes de un servicio funerario. El gobierno de Sánchez no declaró el más alto nivel de alerta ni impuso un bloqueo nacional hasta el 14 de marzo.

Desde entonces, los políticos de oposición han dicho que ya era demasiado tarde.

“¿Tarde en comparación con cuáles países?”, dijo Sánchez ante los legisladores en el Congreso. Italia, el Reino Unido y Francia, señaló, declararon sus propios bloqueos solo cuando tuvieron más infecciones que España. “Con lo que hoy sabemos todos habríamos actuado de otra manera”, dijo Sánchez.

Sin duda, la respuesta del gobierno al virus se complicó por la naturaleza del sistema político español, en el que las diecisiete regiones del país ganaron progresivamente más autonomía, incluida la gestión de hospitales, luego de que España adoptó una nueva Constitución en 1978.

OMS afirma que la respuesta “ha sido realmente heroica”

“La respuesta de España ha sido verdaderamente heroica, y el trabajo de los que que están en la línea del frente extraordinariamente innovador”, dijo Bruce Aylward, el médico canadiense que lideró la misión de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que visitó el país para analizar la lucha contra el virus.

Sostuvo que España ha conseguido que el tiempo de duplicación de casos en el país aumentara de dos días a principios de marzo a ocho en la actualidad, lo que en su opinión da esperanza y pruebas de que la epidemia “se ha frenado efectivamente”.

El acelerado ritmo de transmisión llevó a España a declarar el estado de emergencia y confinar a toda su población, lo que logró reducir a cinco días el tiempo de duplicación de los casos, explicó Aylward, quien destacó el “inteligente uso” de big data procedente de los celulares para ayudar en esa fase.

Respecto a las críticas al Gobierno español, el médico afirmó que es “difícil saber por qué las cifras explotaron” y determinar en cada momento “qué medidas son correctas y cuáles no”. Aylward reconoció la labor del Gobierno y de las autoridades autonómicas, a la hora de lidiar con la escasez de material de protección para los sanitarios. (Con información de EFE)

Dudas por claridad de datos

Hay un debate mundial sobre cómo cada gobierno mide su impacto, sobre todo porque muchos países han realizado pocos tests.

“Es probable que esta crisis fortalezca los lazos horizontales en nuestra sociedad, entre ciudadanos que están haciendo grandes sacrificios, mientras se debilita aún más el vertical con el liderazgo en la cima”, pronosticó Narciso Michavila, sociólogo y presidente de GD3, una empresa española de encuestas.

Es posible que la desconfianza haya hecho daño. En una encuesta reciente de su empresa, publicada por el diario ABC, casi dos tercios de las personas acusaron al gobierno de ocultar información sobre la epidemia.

“Ningún político puede ser considerado como el responsable de crear esta crisis”, estimó Michavila.

Al hablar ante el Congreso de los Diputados, Pedro Sánchez explicó los fundamentos de las medidas y afirmó que las cifras son claras.

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