El director del Instituto de Negocios Internacionales de la Universidad Católica (UCU), Ignacio Bartesaghi, destaca para El País los tres acontecimientos internacionales que a su entender han sido los más relevantes en el año 2025, con repercusiones en 2026.
Todos tienen que ver con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien ha acaparado la agenda.
Aquí un extracto de la entrevista.
- ¿Cuáles han sido los tres acontecimientos más importantes del año 2025 en materia internacional?
-El año se lo lleva Trump en el sentido que, desde que asumió, marcó un cambio abrupto en las relaciones internacionales que estamos viviendo. Su asunción es el hecho generador de lo que él denominó “día de la liberación”, cuando casi declara una guerra comercial planetaria, que dio lugar a nuevos acuerdos comerciales. Otro acontecimiento destacado fue su intervención en Irán, atacando instalaciones, en el marco del conflicto árabe-israelí y la guerra en Gaza. Ese movimiento ha sido de dimensiones brutales. Y un tercer tema fundamental es la vuelta de la “doctrina Monroe ” de EE . UU . UU . en América Latina.
-Sobre el primer asuntos, los nuevos acuerdos, ¿hasta qué punto pueden considerarse tales, en la medida en que fueron impuestos?
- Son más bien tratos en los que EE.UU. baja aranceles a niveles inferiores a los que impuso después del “día de la liberación”. Ha sido un reescribir las normas de juego del comercio internacional, lo que lleva a repensar el futuro de la OMC (Organización Mundial del Comercio) y la cooperación. A Uruguay, ese reacomodo también lo perjudica, aunque hasta ahora no ha salido mal parado con el 10% de aranceles que es menor que los de otros país, lo que nos da una ventaja relativa. Pero Uruguay tiene que velar por la OMC, por las reglas, por el derecho internacional, que obviamente no prioriza Trump.
-¿Qué lectura hace del ataque de EE.UU. a Irán para destruir su capacidad de enriquecimiento de uranio, en junio pasado?
-Más allá de las dudas de la intención que ha generado esa intervención militar de magnitud, hay un enorme impacto internacional y en clave de futuro, porque hay que ver qué puede generar eso en términos de nuevos atentados en EE.UU. o en ciudades europeas, o hacia otros colectivos, como el judío. La forma en que Trump intervino en Irán es histórica, afecta la relación entre esos dos países y el futuro vínculo de Israel con los países árabes que venía encaminado hasta el ataque de Hamás el 7 de octubre de 2023. También esa intervención de EE.UU. fue un mensaje fuerte para China, Rusia y a otras potencias, como India. Y parte del resultado de ésto es también la pérdida de confianza de la Unión Europea en EE.UU..
- La falta de confianza de la UE con la administración Trump ya venía desde mucho antes.
-Sí, pero la intervención de Trump en Irán sin consultas previas con Europa, el cómo ha actuado en relación a algunos movimientos con Israel, las posibles soluciones que pretende para la guerra en Ucrania dejando a la UE en un segundo plano y cómo se ha manejado con los miembros de la OTAN, han empeorado significativamente ese vínculo y confianza.
-¿Cómo ve la situación o futuro de la OTAN?
-Se ha dado un debilitamiento de la Alianza Atlántica. Esa alianza es lo más importante que ocurrió desde la II Guerra Mundial en adelante, y se está rompiendo, lo que implica un gran riesgo geopolítico porque esa organización es un factor de estabilidad internacional.
-El otro acontecimiento que destacó es la vuelta a la doctrina Monroe, la “América para los americanos”. ¿Por qué esta elección?
-Los movimientos de EE.UU en Venezuela son de suma importancia internacional. La administración Trump juega con seguir actuando muy fuerte en el escenario mundial, intentando resolver diferentes conflictos, como los enfrentamientos entre India y Paquistán -que son dos potencias nucleares-, o en algunos lugares de África o el sudeste asiático, además de posicionarse para resolver la guerra de Ucrania y lograr el alto al fuego entre Israel y Hamás en Gaza. Más allá de eso, Estados Unidos tiende a focalizarse más en América Latina y el Caribe con la sombra del terrorismo y el narcotráfico, pero también con una visión clara de intervencionismo. Su movimiento histórico en el Caribe, con portaviones y despliegue militar frente a las costas de Venezuela, es uno de los temas de 2025 que va a generar impactos, en cómo se posiciona la región ante una posible intervención de EE.UU. en Venezuela, que, a mi entender, se va a terminar dando.
-Hubo varios momentos de la historia en los que parecía que el régimen venezolano iba a caer y no ocurrió. ¿Por qué piensa que una intervención de EE.UU. en Venezuela sí se podría dar ahora?
-De no darse, sería muy llamativo porque EE.UU. quedaría muy mal parado. No estoy pensando en una intervención de gran escala, pero sí presiones cada vez mayores que deriven en la eventual caída de (Nicolás) Maduro y que genere un cambio en Venezuela, y una presión adicional a una crisis generalizada en Cuba, con un cambio ahí también. Esa sería la victoria de Marco Rubio y de Trump. La vuelta a la derecha en varios gobiernos de la región, que no ven mal que EE.UU. viole las normas internacionales con su intervención, le da más carta libre a la administración Trump en esa línea. Esto parece que aún no ha ocurrido, pero sí está el documento de Seguridad Nacional de EE.UU. ya publicado y la decisión de movilización militar en el Caribe, neutralizando buques con señal de poder.
-¿Cómo queda Uruguay en este contexto internacional?
-Todo ésto, de alguna manera, tiene impacto en Uruguay porque este país queda en una situación de tener que ver cómo maneja su relación con EE.UU., ante sus acciones sobre los acuerdos comerciales o intervenciones militares que no están ajustadas al derecho internacional, pero que para muchos tienen su justificación por la gravedad de las situaciones en algunos países.
-¿Qué proyecciones hace para 2026?
-Pienso que la intervención sobre Venezuela va a seguir escalando y generará una situación compleja para los países de la región que no ven ésto con buenos ojos. Brasil lidera ese movimiento. México es cauto porque estará la negociación del T-MEC el año que viene, pero algo va a tener que decir. Colombia puede ser otro futuro objetivo de EE.UU. en lo que tiene que ver con el narcotráfico. Y en Uruguay habrá una incomodidad muy fuerte sobre si condena o no condena. Y si condena, podría poner en riesgo la relación con Trump. Hasta ahora (el presidente Yamandú) Orsi ha sido muy pragmático, ha logrado un equilibrio de no caer en la retórica anti-Trump. Pero pienso que, en algún momento, Uruguay tendrá que posicionarse más en materia de política internacional, sin ser vago, y eso no será fácil para este gobierno. Si bien destaco el pragmatismo de Orsi en relación con Trump y Milei, no veo una claridad en la posición de Uruguay en general en el tema internacional y por ahí podrían venir las dificultades.