El Parlamento francés tumba al gobierno durante un moción de confianza; primer ministro renunciará mañana

François Bayrou pretendía lograr un aval de los diputados para el plan de austeridad del presupuesto de 2026 para frenar el alto nivel de endeudamiento del Estado.

El primer ministro francés, François Bayrou, presenta su declaración de política general durante la sesión extraordinaria parlamentaria previa a la moción de confianza sobre el presupuesto de austeridad del gobierno, en la Asamblea Nacional de París el 8 de septiembre de 2025.
Ex primer ministro francés, François Bayrou, en la Asamblea Nacional de París el 8 de septiembre de 2025.
Foto: BERTRAND GUAY/AFP

El Parlamento francés tumbó este lunes al gobierno del primer ministro, François Bayrou, quien pidió someterse a una moción de confianza para lograr el apoyo a su plan de recorte presupuestario que busca sanear las cuentas públicas. Sin sorpresas, 364 diputados votaron en contra, entre ellos las oposiciones de izquierda y de extrema derecha, anunció la presidenta de la Asamblea Nacional, Yaël Braun-Pivet. Bayrou presentará su dimisión mañana martes, según su entorno.

Desde el fallido adelanto electoral de 2024, Francia vive una profunda inestabilidad política sin mayorías parlamentarias estables, en un contexto de elevada deuda pública que alcanza alrededor del 114% del PIB.

En los últimos días se rumoreó que el presidente francés, Emmanuel Macron, ha barajado el nombramiento de un primer ministro socialista o de su entorno con la intención de conseguir un Gobierno con una base ampliada, que siguiera incluyendo a los centristas, macronistas y a los conservadores de Los Republicanos que han sido el sustento del gabinete Bayrou.

El primer secretario del Partido Socialista (PS), Olivier Faure, que es el nombre que más ha sonado, ha puntualizado que él aceptará ser primer ministro, pero de un Ejecutivo sólo de izquierda, que una vez constituido negociaría cada texto con los otros partidos parlamentarios para buscar mayorías.

El problema es que la Asamblea Nacional está muy fragmentada y muy polarizada con tres bloques casi idénticos irreconciliables entre sí y con notables disensiones internas en algunos casos.

Bayrou, la caída del impopular primer ministro que se veía en la cima del Himalaya

François Bayrou consiguió hace nueve meses un premio que buscaba desde hace medio siglo: el de la jefatura del Gobierno francés. Sin embargo, el "Himalaya de dificultades" que había anticipado a su llegada le resultó infranqueable y se vio hoy abocado a dejar el cargo de primer ministro con cotas récord de impopularidad.

A sus 74 años —50 de ellos en la política— y después de tres fallidas candidaturas presidenciales, el centrista Bayrou terminó como su reciente antecesor Michel Barnier:
"guillotinado" por una Asamblea Nacional francesa más crispada que nunca.

El líder del partido Modem tuvo un final especialmente trágico. Contrariamente a Barnier, víctima de una moción de censura presentada por la oposición de izquierdas cuando llevaba en el cargo tan solo tres meses (septiembre-diciembre de 2024), Bayrou practicó una suerte de harakiri.

Presionado por las manifestaciones anunciadas para septiembre y sin apoyos claros en el Parlamento, Bayrou propuso, el pasado 25 de agosto y ante la sorpresa general, someterse a una moción de confianza que sabía que tenía muchas probabilidades de perder.

¿La razón? Lograr un aval de los diputados para el plan de austeridad del presupuesto de 2026 (44.000 millones entre recortes y nuevos impuestos) para frenar el alto nivel de endeudamiento del Estado francés (114 % del PIB) producido por los déficit crónicos de la segunda economía europea. "Francia es un país aplastado por la deuda", ha alertado hasta la saciedad Bayrou.

El primer ministro francés, François Bayrou, presenta su declaración de política general durante la sesión extraordinaria parlamentaria previa a la moción de confianza sobre el presupuesto de austeridad del gobierno, en la Asamblea Nacional de París el 8 de septiembre de 2025.
El primer ministro francés, François Bayrou, presenta su declaración de política general durante la sesión extraordinaria parlamentaria previa a la moción de confianza sobre el presupuesto de austeridad del gobierno, en la Asamblea Nacional de París el 8 de septiembre de 2025.
Foto: BERTRAND GUAY/AFP

Sus nueve meses en el cargo han dejado un gusto muy amargo en la opinión pública francesa. Según los últimos sondeos, ocho de cada diez franceses no aprobaban su gestión, un récord de impopularidad en algo más de tres décadas.

Su nominación ya había dado señales del espinoso camino que le esperaba. El centrista la logró torciendo el brazo del mismísimo Macron, quien había expresado su preferencia por designar al actual Ministro de Defensa, Sébastien Lecornu, como sucesor de Barnier.

Tras varias semanas de complejas negociaciones, Bayrou logró componer un equipo ministerial, criticado por tender a la derecha cuando en la Asamblea el grupo más numeroso es el de la izquierda, aunque sin mayoría absoluta.

Ante la falta de respaldo suficiente, el mandatario gobernó a golpe de decretos, como hizo para sacar adelante los Presupuestos de 2025 en febrero de ese año. Contrariamente a Barnier, Bayrou salvó la cabeza en las varias mociones de censura que enfrentó gracias a la abstención de los socialistas y la extrema derecha.

Una pequeña tregua que comenzó a resquebrajarse a medida que el talante negociador del que hacía gala se quedaba en agua de borrajas. Uno de los mejores ejemplos, fue el fracaso de la mesa negociadora entre sindicatos y patronal para un nuevo acuerdo sobre la edad mínima de jubilación —que había aumentado de los 62 a los 64 años en 2023 en medio del rechazo popular—.

El primer ministro francés, François Bayrou, acompañado por la ministra de Agricultura y Soberanía Alimentaria, Annie Genevard, abandona la Asamblea Nacional.
El primer ministro francés, François Bayrou, acompañado por la ministra de Agricultura y Soberanía Alimentaria, Annie Genevard, abandona la Asamblea Nacional.
Foto: STEPHANE DE SAKUTIN/AFP

Nueve meses de polémicas

Junto a la falta de resultados concretos, la imagen pública de Bayrou se degradaba. Ciertos despistes en directo atribuidos a su edad, como el sucedido durante la presentación de unas medidas para controlar la inmigración, se unieron a un escándalo de abusos sexuales en la escuela católica en la que había inscrito a sus hijos, la de Betharram.

El primer ministro fue acusado por la izquierda radical de encubrir el caso cuando era titular de Educación bajo un gobierno conservador (1993-1997). Bayrou ha negado en todo momento esas alegaciones.

También en el inicio de su breve mandato, fue muy criticado por haber usado un avión oficial Dassault Falcon 7X para un viaje de 50 minutos entre París y Pau, ciudad del sur de Francia de la que es aún alcalde, un desplazamiento que se produjo en el mismo momento que el archipiélago de Mayotte afrontaba un desastre humanitario por un ciclón.

Queda por ver cómo quedará ahora la sólida alianza entre Bayrou y Macron, que fue indispensable para que el actual presidente llegase al Elíseo en 2017.

En mayo de ese año, el jefe de Estado recompensó el respaldo de Bayrou nombrándolo número dos del Ejecutivo y ministro de Justicia, pero un mes más tarde tuvo que dimitir por una acusación de financiación ilegal de su partido con fondos del Parlamento Europeo, de la que resultó absuelto en 2024 por falta de pruebas. Un caso que todavía colea porque la Fiscalía recurrió aquella sentencia.

El hasta hoy primer ministro se va finalmente del palacio de Matignon sin haber emulado el carácter conciliador y el pragmatismo de su admirado rey Enrique IV de Francia, al que la leyenda atribuye la frase "París bien vale una misa" que puso fin a las guerras de religión entre católicos y hugonotes del siglo XVI.

AFP, EFE

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