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EE.UU. se va de la Unesco a la que acusa de antiisraelí

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En la sede de la Unesco en París, anoche todavía flameaba la bandera de EE.UU. Foto: Reuters
A picture taken on October 12, 2017 shows the flags flying in front of the United Nations Educational, Scientific and Cultural Organisation (UNESCO) headquarters in Paris. The United States said on October 12, 2017 that it was pulling out of the UN's culture and education body, accusing it of "anti-Israel bias" in a move that underlines Washington's drift away from international institutions. / AFP / JACQUES DEMARTHON FRANCE-UNESCO
JACQUES DEMARTHON/AFP

ESTADOS UNIDOS PRIMERO

La decisión de Trump arrastra a Israel, que también dejará el organismo.

Estados Unidos e Israel anunciaron ayer jueves su retiro de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, en inglés), acusándola de antiisraelí.

Tras varios años de tensiones con la Unesco, con sede en París y actualmente en proceso de elección de un nuevo director general, la portavoz del Departamento de Estado, Heather Nauert, anunció la salida. "Esta decisión no se tomó a la ligera, y refleja la preocupación de Estados Unidos con los crecientes atrasos en los pagos (de las contribuciones) a la Unesco, la necesidad de una reforma fundamental en la organización, y el continuo sesgo contra Israel", dijo Nauert.

La salida se hará efectiva el 31 de diciembre de 2018, en acuerdo con las normas constitutivas de la Unesco.

Poco después del anuncio de Washington, Israel indicó que también se iba de la institución, que calificó de "teatro del absurdo donde se deforma la historia en lugar de preservarla". "Entramos en una nueva era en las Naciones Unidas: la era en que, cuando se discrimine a Israel, habrá que asumir las consecuencias", señaló el embajador israelí ante la ONU, Danny Danon.

Pese a retirarse como miembro, el gobierno estadounidense expresó su deseo de establecer una misión permanente como país "observador". Washington, también indicó, quiere seguir colaborando en cuestiones como la protección del patrimonio mundial, la libertad de prensa, la colaboración científica y la educación.

Estados Unidos ya había advertido, a principios de julio, que revisaría sus relaciones con la Unesco, tras tachar de "afrenta a la historia" su decisión de declarar al casco antiguo de Hebrón, en Cisjordania, "zona protegida" del patrimonio mundial.

La embajadora estadounidense ante la ONU, Nikki Haley, afirmó en aquel entonces que esta iniciativa "desacredita todavía más a una agencia de la ONU ya altamente discutible".

Estados Unidos ya había abandonado la Unesco entre 1984 y 2003, después de que el entonces presidente Ronald Reagan acusara a la organización de realizar una mala gestión financiera y de mantener un sesgo antiestadounidense en algunas de sus políticas.

Volvió a integrar la organización en octubre de 2003, cuando era presidente George W. Bush, pero en 2011, bajo el gobierno de Barack Obama, suspendió su participación financiera a raíz de la admisión de Palestina como Estado miembro. Estados Unidos aportaba entonces el 22% del presupuesto de la Unesco.

La directora general de la Unesco, la búlgara Irina Bokova, dijo "lamentar profundamente" la decisión de Estados Unidos. "Es una pérdida para la familia de Naciones Unidas. Es una pérdida para el multilateralismo", indicó. "En el momento en que la lucha contra el extremismo violento pide una inversión renovada en educación y en diálogo intercultural para prevenir el odio, es profundamente lamentable que Estados Unidos se retire de la agencia de Naciones Unidas que se ocupa de estos asuntos", dijo.

En su comunicado, Bokova mencionó una serie de medidas tomadas por la Unesco en colaboración con Estados Unidos para combatir el antisemitismo.

También Francia y el secretario general de la ONU, el portugués António Guterres, criticaron la salida de Estados Unidos. Rusia también lamentó "una triste noticia".

Los anuncios de Estados Unidos e Israel intervienen en un momento decisivo de la elección del sucesor de Irina Bokova, en medio de importantes tensiones políticas.

En una cuarta ronda de votaciones ayer jueves, los 58 países miembros del consejo ejecutivo solo consiguieron designar a uno de los dos finalistas a suceder a Bokova, el catarí Hamad bin Abdulaziz Al Kawari, que obtuvo 22 votos. Llegaron en segunda posición, con 18 votos cada uno, el egipcio Mushira Khattab y la francesa Audrey Azoulay. Hoy viernes, un nuevo voto determinará quién de estos dos será el otro finalista que disputará la dirección general de la Unesco.

Un hijo de la segunda Guerra Mundial.

La Unesco se fundó en 1945 al término de la Segunda Guerra Mundial. Tiene 195 miembros plenos y 10 asociados. Sus órganos de gobierno son la Conferencia General y el Consejo Ejecutivo. La Secretaría, dirigida por la directora general, implementa las decisiones tomadas por ambos órganos. Su sede central está en París. Se trata de un edificio modernista, inaugurado en 1958 y renovado recientemente. La Unesco tiene también más de 50 oficinas en otras partes del mundo. En Montevideo funciona en la sede del Mercosur.

La Constitución de la Unesco entra en vigor a partir de 1946 y es ratificada por 20 Estados, entre ellos Brasil, Estados Unidos, Francia, México, Noruega, Nueva Zelanda, República Dominicana, Reino Unido, Sudáfrica y Turquía. Algunos países se retiraron de la Organización por razones políticas en varios momentos de la historia. Sudáfrica estuvo ausente de 1957 a 1994, Estados Unidos desde 1985 a 2003, el Reino Unido desde 1986 a 1997 y Singapur de 1986 a 2007.

Acuerdo nuclear con Irán, ¿próxima salida?

Donald Trump anunciará hoy viernes su esperado veredicto sobre el acuerdo histórico en torno al programa nuclear de Irán, todo indicando que se negará a certificarlo. "Es el peor acuerdo", reiteró el miércoles el presidente, quien criticó "la debilidad" de la administración demócrata de Barack Obama frente a Irán.

Al poner en entredicho el tratado en nombre del interés nacional y su eslogan "Estados Unidos primero", Trump daría un nuevo zarpazo al multilateralismo, tras el retiro de Washington del acuerdo sobre el clima y de la Unesco. Y aunque el gobierno de Trump hace la salvedad que "Estados Unidos primero" no significa "Estados Unidos solo", Washington se arriesga a quedar aislado pues los otros firmantes defienden el acuerdo con Irán firmado en 2015 en Viena.

La ley obliga al presidente a certificar o no, ante el Congreso cada 90 días que Irán respeta el acuerdo y que éste es del interés de Estados Unidos. Trump anunciará su decisión a las a las 12:45 de Washington, (13:45 de Uruguay).

Todo indica que esta vez Trump se va a negar a certificar el acuerdo logrado por Irán y seis potencias (Estados Unidos, China, Rusia, Reino Unido, Francia y Alemania) para garantizar el carácter exclusivamente civil del programa nuclear iraní, a cambio de un levantamiento de sanciones. Una "no certificación" pasa la pelota al Congreso estadounidense: los legisladores tienen 60 días para decidir si vuelven a imponer las sanciones levantadas en 2015. Un regreso a las sanciones sellaría, eso sí, la muerte del acuerdo.

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