ESTE DOMINGO
Más de 39 millones de colombianos están convocados a votar para elegir al próximo presidente en un país que se encuentra dividido y en crisis.
Gobernados siempre por conservadores o liberales de derecha y hastiados de un país en crisis, los colombianospodrían hoy inclinarse por primera vez a la izquierda y subirse al tren de esa tendencia.
Más de 39 millones de colombianos están convocados a las urnas para elegir al próximo presidente de un país que reclama cambios y que llega a las urnas dividido entre las opciones de izquierda y derecha tras una campaña marcada por denuncias de supuesto fraude, atentados y espionaje.
El censo electoral está compuesto por 39.002.239 ciudadanos pero como la abstención en el país suele ser cercana al 50% se espera que voten unos 20 millones de colombianos en los 12.263 puestos instalados en todo el país.
De los seis candidatos, solo tres tienen posibilidades reales, según las encuestas de intención de voto: el izquierdista Gustavo Petro, del Pacto Histórico; el derechista Federico “Fico” Gutiérrez, de Equipo por Colombia Fico, y el populista independiente Rodolfo Hernández, de la Liga de Gobernantes Anticorrupción.

El senador y exguerrillero Gustavo Petro, de 62 años y favorito en todas las encuestas de intención de voto, cree que puede conseguirlo, aunque los sondeos señalan que deberá disputar un balotaje el 19 de junio, en el que también lidera la intención de voto.
De ganar Petro, auparía a la izquierda por primera vez al poder en Colombia, una posibilidad que asusta a muchos por su pasado de guerrillero del desaparecido Movimiento 19 de Abril (M-19), pero principalmente por su ambigüedad ante determinadas cuestiones políticas y económicas.
Su contrincante, el derechista Federico Gutiérrez de 47 años, se perfila como el rival más probable en un país polarizado como pocas veces, pero que grita cambio ante los estragos económicos de la pandemia, el repunte de la violencia, la corrupción, la desigualdad y las heridas que dejó la represión de masivas protestas.
El outsider Rodolfo Hernández, un empresario de 77 años, se acerca a Gutiérrez, según las encuestas.

Petro, que por tercera vez busca la presidencia, perdió hace cuatro años con Iván Duque, que por ley no puede aspirar a la reelección. Ese segundo lugar en 2018 le valió un escaño en el Congreso desde donde acumuló apoyos para pelear un desquite por el gobierno del país de 50 millones de habitantes, aliado de EE.UU. y el mayor exportador de cocaína.
Colombia podría así sumarse a la izquierda que gravita en la mayoría de países de Sudamérica, a excepción de Ecuador, Paraguay, Uruguay y Brasil, que en octubre se juega el posible regreso de Luiz Inácio Lula da Silva.
Desencanto
Paradójicamente, en Colombia todas las fuerzas piden un cambio tras el impopular gobierno de Duque (67%) que desató un estallido social inédito.
“Hay mucha frustración, mucha rabia y creo que Petro capitalizó eso”, dice Michael Shifter, profesor de la universidad de Georgetown.
La derecha en el poder llega debilitada. Su líder natural, el expresidente Álvaro Uribe (2002-2010), antiguo protagonista electoral, está de capa caída por enredos judiciales.
“Dos sentimientos resumen al votante: la necesidad de cambio por ese descontento y la desconfianza”, sostiene Jorge Restrepo, profesor de la Universidad Javeriana. El abanico de candidatos lo completan el centrista Sergio Fajardo (5,1%), el evangélico John Milton Rodríguez (0,6%) y el derechista Enrique Gómez (0,3%).
La abstención, que históricamente ha rondado el 50%, podría quebrarse.
Polarización
Un nuevo duelo entre fuerzas opuestas es la expresión de un país dividido tras la firma del acuerdo de paz firmado en 2016.
El histórico pacto que desarmó a los rebeldes de las FARC “abrió un espacio para la izquierda política” que durante el conflicto armado cargó con un “fuerte estigma” por su “asociación con la guerrilla”, dice Elizabeth Dickinson, analista del International Crisis Group.
Duque intentó sin éxito modificar lo pactado, y casi seis años después todos los candidatos se comprometieron a seguir su implementación ante las críticas internacionales por el asesinato de 332 excombatientes y el rebrote de violencia.
Para Dickinson las elecciones responderán también a la dicotomía entre “salvar su implementación” o “sepultar el acuerdo”. Y en la mira: una posible reanudación de las negociaciones con la guerrilla ELN.
Luego de seis décadas de conflicto armado, el avance de la izquierda en el espectro electoral inquietó a un nuevo actor: la cúpula militar rompió el silencio y se volcó contra Petro.
Petro militó en el M-19, una guerrilla urbana que firmó la paz en 1990, antes de irse exiliado un tiempo a Europa y regresar a su país para convertirse en legislador y luego en alcalde de Bogotá (2012-2015).
Clima enrarecido
Amenazas contra los candidatos y sospechas de fraude atravesaron la campaña electoral.
Bajo el fantasma del magnicidio que en el pasado frenó con balas la aspiración presidencial de cinco políticos en el siglo XX, los principales aspirantes denunciaron riesgos en su seguridad: Petro; su fórmula vicepresidencial, la ambientalista afro Francia Márquez; y Gutiérrez. Y en la recta final, la desconfianza en el proceso electoral alentó las voces de fraude.
El hecho de que la autoridad electoral “haya rechazado” la auditoria internacional sobre el software que se utilizará en el conteo, un pedido de la izquierda, “nos genera muchas dudas sobre lo que va a pasar el domingo”, dijo Petro.
Propuestas
En uno de los países más desiguales del mundo y empobrecido (39%) por la pandemia, Petro plantea una economía desmarcada del petróleo y una agenda ambiental y progresista en temas sociales.
Por su lado, Gutiérrez batalla para distanciarse de Duque aunque reivindica causas afines: seguridad, inversión privada, Estado austero y valores familiares tradicionales.
Intenta además asociar a Petro con el gobierno de la decaída Venezuela, cuya crisis empujó a 1,8 millones de migrantes hacia Colombia. Pero el izquierdista se distancia.
“Nosotros estamos muy consolidados en un segundo lugar (...), hoy estamos cercanos a un 30% [en las encuestas]” y “en segunda vuelta vamos a ganar”, dijo Gutiérrez en W Radio.
A esta contienda el centro llegó dividido y asfixiado.