China acusó ayer martes a Estados Unidos de las tensiones entre ambas potencias y advirtió del riesgo de un “conflicto” y de una “confrontación”.
Los contenciosos entre Pekín y Washington se multiplicaron estos últimos años sobre cuestiones como Taiwán, la soberanía en el mar de China Meridional, el desequilibrio en la balanza comercial o el trato a la minoría musulmana uigur.
El mes pasado, las relaciones se agravaron cuando Estados Unidos derribó un presunto globo espía chino.
El ministro chino de Relaciones Exteriores, Qin Gang, consideró ayer martes que “si Estados Unidos continúa emprendiendo la mala vía y no frena, ninguna barandilla podrá impedir el descarrilamiento” de las relaciones entre Pekín y Washington.
Si eso se produce, “habrá inevitablemente un conflicto y una confrontación”, agregó Qin, al ser preguntado en rueda de prensa.
“¿Quién padecerá las catastróficas consecuencias?”, se preguntó el ministro, al margen de la sesión anual del Parlamento chino.
“Buscamos la competencia estratégica con China, no buscamos el conflicto”, respondió el portavoz de la Casa Blanca, John Kirby.
No armas a Rusia
China también negó ayer martes haber vendido armas a Rusia. En febrero pasado el secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, dijo tener pruebas de que China contemplaba enviar armas a Rusia para su guerra contra Ucrania, un extremo que Pekín ha negado reiteradamente desde entonces.
Qin agregó que “hay una mano invisible que está provocando la crisis en Ucrania”, en velada referencia a EE.UU., y que “es un momento crítico”.
China, que ha tratado de mantener la equidistancia con respecto a la guerra en Ucrania, fue uno de los países que se abstuvo a la hora de votar una resolución de condena a la invasión rusa en la Asamblea de la ONU.
Pekín se aferra a una postura ambigua sobre la invasión rusa al pedir respeto para “la integridad territorial de todos los países”, incluida Ucrania, y, al mismo tiempo, atención para las “legítimas preocupaciones de todos los países”, en referencia a Rusia.
Tensión con EE.UU.
Por su parte, el presidente chino Xi Jinping se refirió ayer a los “desafíos” que suponen las “medidas de contención y represión” contra Pekín por parte de “los países occidentales, liderados por EE.UU.”
“El entorno internacional para el desarrollo chino ha cambiado rápidamente y el número de factores impredecibles ha aumentado”, apuntó Xi durante un acto con representantes de los sectores industrial y comercial.
El mandatario chino, citado por el oficial Diario del Pueblo, pidió “mantener la calma y observar los profundos cambios en la esfera internacional”, tras estos meses en los que China ha mantenido su posición ambigua con respecto a Ucrania.
Las ambiciones de Pekín para desarrollar tecnologías punteras se topan con crecientes restricciones por parte de Washington y sus aliados, lo que lleva a las empresas chinas a redoblar sus esfuerzos para prescindir de importaciones cruciales.
En ese sentido, Xi instó al sector privado a reforzar su innovación y a “desempeñar un papel en la autosuficiencia” de China en el sector tecnológico, después de unos años en los que EE.UU. ha aplicado sanciones a empresas chinas.
Asimismo, el canciller Qin consideró que Washington ha tomado a China “como su rival principal geopolítico” y que “solo intenta hacer tropezar o incluso herir a la otra parte. Eso no es competencia justa”, aseguró.
Los desencuentros entre Pekín y Washington se multiplicaron estos últimos años sobre cuestiones como Taiwán, la soberanía en el mar de China Meridional o el desequilibrio en la balanza comercial.
El mes pasado, las relaciones se agriaron nuevamente cuando Washington derribó un globo chino usado presuntamente con fines de espionaje, algo que Pekín niega.