VIOLENCIA
“Brasil agradece. Uno menos para amedrentar a las familias de bien. Sus víctimas no tuvieron una segunda oportunidad”, dijo Bolsonaro.
Un asesino serial que tenía en vilo a una región cerca de la ciudad de Brasilia, fue abatido ayer lunes por las fuerzas de seguridad, tras un operativo de búsqueda durante 20 días que movilizó a casi 300 policías. El hombre se llamaba Lázaro Barbosa de Sousa y recibió al menos 38 disparos en su cuerpo.
Las cadenas brasileñas de televisión mostraron videos en los que se ve a varios agentes cargando el cuerpo ensangrentado, al que subieron una ambulancia antes de abrazarse gritando: “¡Se acabó!”.
Rodney Miranda, secretario de Seguridad Pública del estado de Goiás, informó que Lázaro Barbosa, de 32 años, murió tras un enfrentamiento con las fuerzas de seguridad, durante el cual llegó a “descargar una pistola”, en los alrededores de la localidad de Aguas Lindas de Goiás.
“Él, en el momento del acercamiento, descargó la pistola encima del policía. Y no tuvimos más remedio que luchar”, dijo Miranda.
El secretario de Salud del municipio de Aguas Lindas, Rui Borges, dijo que la cantidad de perforaciones en el cuerpo del delincuente fue contabilizada por profesionales. “Cuando llegó (al hospital), ya estaba sin vida. Contamos 38 marcas de tiro. Todavía es un cálculo aproximado”, dijo Borges, al portal de Metrópolis.
El presidente Jair Bolsonaro felicitó a la policía por “haber puesto fin al terror”. “Brasil agradece. Uno menos para amedrentar a las familias de bien. Sus víctimas no tuvieron una segunda oportunidad”, agregó.
Según Miranda, Barbosa fue localizado en una casa en la que se encontraban su exesposa y su exsuegra. El funcionario indicó que el prófugo contaba con el apoyo de “una red que le daba cobijo”, sin poder decir si las dos mujeres formaban parte de ella.
Además de una pistola, Lázaro tenía alrededor de 4,4 mil reales (unos 893 dólares) en el bolsillo cuando fue asesinado. El dinero, según Miranda, se usaría en una fuga del “estado o incluso del país”.
La semana pasada, la policía arrestó a un granjero acusado de haber ocultado al presunto asesino durante cinco días.
“¡Felicito a nuestras fuerzas de seguridad, que son un motivo de orgullo para nuestra gente! Goiás no es la Disneylandia de los bandidos”, dijo el gobernador del estado de Goiás, Ronaldo Caiado.
Días de terror.
La cacería, que movilizó a casi 300 policías con drones, helicópteros y perros rastreadores, había comenzado el 9 de junio, luego de que cuatro miembros de una familia de una zona rural de Ceilanda, en el Distrito Federal de Brasilia, fueran asesinados a cuchilladas.
Durante su fuga, Barbosa mantuvo rehenes a tres miembros de una familia, que fueron rescatados por la policía, aunque sin conseguir capturarlo.
El operativo se concentró en la región de Cocalzinho de Goiás, un pequeño pueblo enclavado en el corazón del Cerrado, la sabana brasileña, a 75 km de la capital del país.
Durante más de tres semanas, los habitantes estuvieron aterrorizados por quien algunos medios llamaron el “asesino en serie de Brasilia”.
Barbosa, oriundo de Bahia, tenía una larga experiencia en el arte de escabullirse de la policía. Detenido en 2011 por robo y violación, huyó de la cárcel en 2016.
Fue recapturado y volvió a huir en 2018 de un penal de Aguas Lindas.