Pese a los cuestionamientos que escuchó sobre su aspiración a ir por la reelección, el presidente argentino Alberto Fernández no se baja aún de su candidatura. Escoltado por un grupo de ministros que lo defienden, pide esperar al menos hasta mayo para tomar una decisión.
Mientras capea una lluvia de críticas internas, quiere en las próximas semanas dedicarse a ser el principal defensor de su propia gestión en actos en distintos puntos del país.
Un funcionario que conversó con él el jueves, en las horas posteriores al cónclave del Partido Justicialista en la sede de Matheu (Buenos Aires), dijo a La Nación que lo escuchó “enfocado en lo que quiere hacer”. “Quiere recorrer el país, potenciar la gestión y mejorar su aptitud electoral. Y si no le da, no será candidato, pero defender la gestión lo tiene que hacer por el bien de todos”, dijo el colaborador presidencial.
La Cámpora esgrimió un argumento elegante para poner en cuestión la postulación de Fernández: que es extraño que un mandatario en ejercicio compita con otros dirigentes en una PASO (elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias). Fernández replicó que a él no le molestaría jugar en una interna.
Lo que está de fondo es la negativa del kirchnerismo a que Fernández represente nuevamente al espacio. “Lo que no queremos es perder las elecciones por caprichos personales”, lanzó un colaborador del kirchnerismo tras el cónclave de Matheu. El presidente, por su parte, desde hace tiempo cuestiona que Cristina Kirchner monopolice el armado de la oferta electoral.
Con este escenario, cerca de Fernández señalan que no hay miras a una nueva reunión de la conducción del Frente de Todos como la del último jueves. “No se habló, no hay fecha”, insisten en la Casa Rosada.
En base a La Nación (GDA)