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¿Por qué no se come carne el viernes de Semana Santa?

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Asado. Foto: Asociación Uruguaya de Asadores

TRADICIÓN

La Iglesia Católica establece ayuno y abstinencia para algunos días de la festividad católica que recuerda la Pasión de Cristo.

El período cristiano de la Cuaresma -los cuarenta días posteriores al Miércoles de Ceniza que antecede a la celebración de Pascuas- dio paso a la Semana Santa, que este año comenzó el pasado domingo 10 de abril. En algunos de sus días, por tratarse de una etapa de purificación espiritual, la Iglesia estableció que los fieles deben hacer ayuno.

Esta tradición rige para el llamado Viernes Santo, el próximo 15 de abril, día en que se recuerda la crucifixión de Jesús. Según dicta la Iglesia Católica, se debe tener -como máximo- una comida durante el día. Por otra parte, se puede consumir luego de esta dos platos pequeños, siempre y cuando no equivalgan al peso de una regular.

El Viernes Santo los fieles deben evitar las carnes rojas. Este es el único día en que esta práctica es obligatoria, aunque la Iglesia aconseja que se cumpla todos los viernes de la Cuaresma. Esto tendría que ver con que ese día se recuerda la muerte de Cristo y se insta a tener una acción de austeridad, dado que anteriormente era mucho más costoso comer carne de res que pescado, si bien dependiendo la región puede ocurrir al contrario.

Más allá de esto, desde la Agencia de Noticias Católicas (ACI) recuerdan que los peces de mar y de agua dulce, anfibios, reptiles y mariscos están permitidos, así como también los productos derivados de animales como margarina y gelatina que no tengan sabor a carne.

Además, algunas personas quedan excluidas de este mandato. Tal como establece el Código de Derecho Canónico, en su numeral 1252, la ley del ayuno rige para “todos los mayores de edad (18 años), hasta que hayan cumplido cincuenta y nueve años”, por lo que las personas por fuera de ese rango etario están eximidas.

A su vez, como señala ACI, también quedan libres de esta normativa “aquellos que tienen problemas mentales, los enfermos, los frágiles” y las mujeres que estén embarazadas o amamantando a sus bebés. Lo mismo ocurre para “obreros, de acuerdo a su necesidad; invitados a comidas que no pueden excusarse sin ofender gravemente causando enemistad”; u otras personas que no puedan hacerlo por situaciones morales o por una imposibilidad física.

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