La traba burocrática que impide a la uruguaya Milagros Costabel pasar Navidad en el país con su perro Indio

Las autoridades uruguayas le ofrecieron una solución, darle un permiso excepcional para concretar el viaje, pero los veterinarios que ha consultado se han negado a "poner las manos en el fuego".

Milagros Costabel y su perro Indio
Milagros Costabel y su perro Indio.
Foto: @mili.costabel vía Instagram.

Redacción El País
En las últimas horas las autoridades uruguayas se pusieron en contacto con Milagros Costabel, la joven no vidente que a principio de año se graduó de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, y que hizo un descargo en redes sociales por tener impedido volver a Uruguay con Indio, su perro guía, por lo que este año no podrá llegar a tiempo para pasar Navidad con su familia.

Costabel afirmó, en diálogo con El País, que ha estado en contacto tanto con autoridades del Ministerio de Relaciones Exteriores como del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca y que estos se mostraron dispuestos a ofrecerle una solución, pero que aún así considera difícil la posibilidad de viajar.

Como informara en primera instancia El Observador, las autoridades le ofrecieron a Costabel facilitarle un "permiso excepcional" con el que podrá conseguir el certificado que necesita para viajar con Indio. Fuentes del MGAP indicaron a El País que la División de Sanidad Animal de la Dirección General de Servicios Ganaderos se contactó con Costabel, emitió la autorización de ingreso a Uruguay, por tratarse de un caso excepcional, e informó sobre su situación al paso de frontera "a fin de garantizar una gestión ágil y segura del proceso".

Pese a todo esto, los veterinarios estadounidenses a los que la uruguaya ha consultado se niegan a "poner las manos en el fuego" y entregar el documento que necesita sin antes hacer los análisis correspondientes.

¿Por qué Costabel no puede volver a Uruguay?

Para poder viajar con su perro, Uruguay le exige presentar los resultados de un test de leishmaniasis —una enfermedad causada por el parásito Leishmania, que se transmite a través de la picadura de un insecto flebotomo o mosquito infectado—. Este test, según el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, se exige a quienes viajen desde un país que no sea declarado libre de Leishmaniosis ante la Organización Mundial de Sanidad Animal y debe presentarse en un plazo no mayor a sesenta días anteriores a la fecha del ingreso del animal al país.

Este test es "muy raro y difícil de conseguir", cuenta Costabel, aunque en otras oportunidades lo ha obtenido a tiempo.

"Este trámite lo he hecho siete veces u ocho, pero con el tema de que cerró el gobierno de Estados Unidos, los laboratorios me decían que no lo iban a procesar a tiempo". El último cierre del gobierno de EE.UU. duró 43 días y fue el más largo de su historia.

Con el resultado negativo de este test, un veterinario acreditado puede certificar el estado de salud de Indio y otorgar la documentación que Costabel necesita para viajar con él. En total, ambos trámites tienen un costo de US$ 300.

La solución que le plantearon las autoridades uruguayas, implica saltearse el paso de hacer el test y directamente conseguir el certificado de un veterinario acreditado. Pero por más que Costabel ha consultado a varios profesionales, estos se niegan a entregárselo sin los resultados.

Milagros Costabel con Indio, su perro guía
Milagros Costabel con Indio, su perro guía
Foto: Instagram/Milagros Costabel

La última vez que Costabel hizo este trámite y obtuvo la certificación de su perro fue en enero, pero el test tiene una validez de 60 días.

El tiempo pasa y, cuanto más se acerca la temporada festiva, los pasajes de avión se hacen más caros. Ante este escenario y tras "un mes y medio dando vueltas", Costabel considera difícil que el viaje se concrete. "Todos han sido muy bien, pero la solución que dicen que hay realmente no la estoy viendo", dice.

Insiste en que, de los 17 países en los que ha estado junto con Indio, Uruguay sigue siendo el más complicado para ingresar. "Siempre hay problemas en el aeropuerto incluso cuando hago todo como tiene que ser", escribió en su descargo. Como ejemplo de esto, planteó que el año pasado viajó desde República Checa y consiguió, siguiendo las instrucciones del gobierno uruguayo, que las autoridades sellaran el pasaporte de salud de su animal, pero cuando llegó un funcionario del aeropuerto le dijo que "nunca había visto un pasaporte europeo de perros y que la página oficial estaba mal". "También tenía permiso previo del ministerio para entrar con su comida cerrada por unos días, y me amenazaron con tirarla hasta que otra persona confirmó que el permiso era real y que los habíamos contactado de antemano", añadió.

La uruguaya asegura que no culpa a las autoridades, y aprecia que se hayan puesto en contacto con ella para ofrecerle una solución. Tampoco dice sentirse "por encima de la ley", ya que entiende que tiene una razón de ser, pero manifiesta su disconformidad de verse impedida de entrar a su propio país y sostiene haber hecho todo lo posible para llegar a tiempo.

En su descargo, la uruguaya planteó, a modo de ejemplo, que Uruguay podría seguir el ejemplo de algunos países en los que existen programas de "viajero frecuente" para perros, para hacer que estos procesos sean "más humano sin comprometer la bioseguridad nacional".

"La accesibilidad también es poder volver a casa", manifestó Costabel, que se niega a viajar sin su compañero.

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