EXPLOTACIÓN INFANTIL

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En 2013 en Uruguay había detectadas 24 situaciones de explotación sexual a niñas, niños y adolescentes. En 2014, tras un convenio entre INAUy las asociaciones civiles El Paso y Gurises Unidos, que empezaron a capacitar y asesorar a equipos de trabajo en sensibilización y detección de estos casos, subieron a 50. Al año siguiente aumentó a 232; en 2016 fueron 333; en 2017 se detectaron 365; para 2018 registraron 386 casos; en 2019 fueron 240; y en 2020 encontraron 410 situaciones.

El pasado 7 de diciembre el Comité Nacional para la Erradicación de la Explotación Sexual de la Niñez y la Adolescencia (Conapees) aportó los datos de 2021: entre el 1 de enero y el 30 de noviembre se registraron 494 situaciones de explotación sexual, la cifra más alta hasta ahora. De esas, 156 corresponden a nuevos casos y el resto se acumulan de años anteriores. El departamento con más situaciones es Montevideo, con 58. Le sigue Artigas con 46, y Colonia con 44.

La pandemia aumentó en un 55% las situaciones de violencia en general hacia niños y adolescentes entre 2020 y 2021, de acuerdo a Natalia Argenzio, del directorio de INAU.

Andrea Tuana, directora de la asociación civil El Paso, sostiene que las situaciones de confinamiento por la pandemia no dificultaron la detección de los casos pero sí la intervención. Por eso, para ella el principal motivo del aumento de casos es el “esfuerzo sostenido que se viene realizando hace varios años por el Conapees y organizaciones que trabajan en el tema de darle visibilidad y generar capacitación, para que quienes trabajan con adolescentes puedan identificar las señales de alarma”. De todas formas, a juicio de Tuana, aún falta muchísimo por hacer.

Actualmente, explica Argenzio, los servicios de respuesta que hay no son suficientes. Además de los dos equipos itinerantes -El Paso y Gurises Unidos- que brindan capacitación pero no se desempeñan en el abordaje de estas situaciones, el único servicio específico que tiene INAU y que tiene Uruguay es el proyecto Travesía. “Está en Montevideo y es de tiempo parcial. Se trata de un equipo de gestión oficial que aborda entre 40 y 50 situaciones con una modalidad de acompañamiento desde la detección hasta la reparación del daño, con un intento fuerte de consolidar la autonomía para lograr la inclusión social que necesitan estos adolescentes. Esto es lo único que hay y realmente es insuficiente”, afirma.

Según Tuana, debería haber “respuestas de atención directa a los niños, niñas y adolescentes víctimas de explotación sexual, porque no hay servicios que tengan el tipo de metodología y un paquete de respuestas adecuados”, como por ejemplo centros que tengan actividades y talleres, respuestas específicas, apoyos económicos para sus familias, inserción laboral, apoyo en el estudio, lugares en los que vivir si su situación es de riesgo. Hoy en Uruguay la atención se da, en su mayoría, en hogares de protección especial de INAU y “con un déficit muy grande en la forma de abordaje que requieren, que tiene que ser interdisciplinaria”, explica Argenzio.

Por otro lado, Tuana cree que también falla la Policía: sostiene que la investigación suele ser poco profunda y que hay casos que quedan impunes. “Yo creo que el tema de la explotación sexual está en pañales en Uruguay: falta mucho reconocimiento del problema.

Argenzio cuenta que se aprobó la apertura de un hogar de 24 horas especializado para la etapa de crisis, que será construido con fondos del BID. A su vez, se pretende aumentar el número de técnicos por caso. Sin embargo, dice la directora de INAU, es un “debe como Estado generar respuestas adecuadas”.